Trece

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Su habitación se sentía demasiado silenciosa sin la compañía de Nayeon, se sentía demasiado grande, demasiado espaciosa para solo una persona. Incluso si su padre insistió en que tomara una de las habitaciones reales, decidió quedarse del lado de los soldados de la Policía Interna para sentirse en un ambiente más familiar para ella, al menos hasta que el día llegara y tuviera que mudarse a la habitación que actualmente era del Rey, de su padre.

La noticia le había caído como un balde de agua fría y, siendo sincera, aún le estaba costando aceptar la realidad, incluso después de que el Rey Akira hubiera tenido toda la noche para contarle con lujo de detalle toda su vida al lado de su madre. No iba a negarlo, estuvo al borde de las lágrimas más de una vez. De verdad extrañaba a esa mujer que no la dejaba dormir hasta tarde y la mandaba a dormir demasiado temprano. Estuvo todo el día hablando con el Rey; el hombre insistió en que lo llamara "padre" o "papá", pero aún le costaba adaptarse a eso. Claro, él era el hombre que había contribuido a su creación, solo que el hecho de nunca tenerlo en su vida seguía siendo un gran obstáculo. Para Mina, su padre seguía siendo el Rey, y le costaba llamarlo de otra forma.

Terminó llegando a su habitación demasiado tarde, pasando la medianoche, y aun así no pudo conciliar el sueño en el resto de la noche. Solo tenía seis horas para descansar y todas las pasó pensando en lo que había pasado en tan solo un día. No se sentía lista para nada de lo que venía, no sabía cuánto tiempo le quedaba al Rey Akira, pero sabía que no importaba cuánto era, no sería suficiente para que de verdad se sintiera lista. Ella no podía gobernar el reino, no podía tomar el lugar de su padre ni regir a toda una nación, no podía dirigir una guerra, ni siquiera se sentía lista para estar en batalla como soldado, mucho menos para estar al frente del ataque. Solo tenía diecinueve años y ya tenía el peso de una nación en sus hombros, de la noche a la mañana.

Sana había hablado directamente con ella antes de guiarla a lo que sería su habitación. Ser hija ilegítima del Rey era confidencial hasta que Mina tuviera el suficiente conocimiento de la realeza para poder dar el anuncio al mundo entero. Tenía que aprender cosas que no pudieron enseñarle en toda su vida en tan poco tiempo. No tenían muy claro cuánto, pero no podía rebasar el lapso de un mes. No creía poder lograrlo, no en un mes. Incluso dudaba lograrlo en años. Sentía que no podía estar lista en ningún punto de su vida.

Durante todo su entrenamiento, había aprendido a reprimir sus emociones, especialmente después de esa vez que el instructor se encargó de gritarle hasta que no hubo más lágrimas que derramar. Se quedó completamente seca después de llorarle a su madre, a sus amigos y a cada persona que perdió. Hubo un punto donde todo se apagó.

— ¿Lista, princesa? — Sana la veía desde la puerta de la habitación, una gran sonrisa estaba en su rostro, parecía que la hora no le afectaba en lo absoluto.

Mina suspiró, sintiéndose incómoda por la forma en que Sana la había estado llamando desde que la conoció, pero le dio un pequeño asentimiento, poniéndose de pie y acercándose a su... ¿consejera? Aún no entendía los títulos de cada persona en el castillo. Juntas caminaron por un pasillo que parecía interminable, un silencio y una tensión palpable entre ambas. Mina no estaba muy segura de cómo comportarse al lado de la mujer, y Sana realmente no quería presionarla a nada, al menos por el momento.

— ¿Por qué tienes que acompañarme? Creo que puedo llegar bien sin perderme—. No se trataba de un comentario malicioso, realmente no quería hacer sentir mal a una persona que no había sido más que amable con ella, pero de verdad no lograba entender del todo qué pasaba en ese momento.

— Es la prueba de los nuevos, princesa. — respondió con voz suave guiándola por el castillo —. A parte de participar en el entrenamiento tendrá que evaluar a los nuevos soldados y junto al Rey Akira tomar una decisión.

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora