Epílogo

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El silencio se hizo presente en el campo de batalla. Los soldados dejaron de luchar cuando surgió el desenlace de la pelea entre ambos Reyes, en el ambiente ya no había choques de espadas ni chispas volando en el aire, solo silencio. El silencio más ruidoso que podía escucharse.

Chaeyoung jadeó bajando su espada, enterrándola en la tierra para poder sostenerse, apoyando su peso en el arma. Su cuerpo estaba exhausto después de haber luchado contra cada soldado que se le puso enfrente, sus manos sangraban por sostener la hoja de una espada y podía sentir cada musculo gritar en agonía. Jamás en su vida había terminado tan cansada como en ese momento.

— Vergessene... — Chaeyoung se detuvo para tomar aire, alzando el rostro a cielo completamente exhausta— es de Mina.

Mina parpadeó en confusión, su rostro estaba cálido por la sangre de Alistair que cayó sobre ella. Su boca se abrió con disgustó viendo el cuerpo moribundo del hombre a sus pies, su espada había caído a un lado de Mina y en su rostro se había quedado la expresión de sorpresa. Alistair debió dejar su casco puesto, solo así Chaeyoung podría haber fallado al atravesarle la nuca.

— ¿Estás bien? — Chaeyoung caminó sobre el cuerpo del hombre, estirando una de sus manos ensangrentadas para ayudarla a ponerse de pie.

Mina la observaba en estado de shock, la última vez que había visto a la soldado estaba a punto de morir en manos de un soldado de Verlassen, y ahora le había salvado la vida, de nuevo. Mina asintió tomando su mano, usándola de apoyo para ponerse de pie.

A su alrededor todo se había detenido. Cada soldado de Verlassen seguía en espera de qué pasaría ahora, su Rey estaba muerto y no tenían a una persona a la cual seguir mientras que, por otro lado, sus soldados suspiraban con alivio, aun tensos de tener al enemigo en frente, pero mucho más tranquilos al saber que todo había terminado.

— Tú... lo mataste. — Mina murmuró en un estado de shock, su mirada pasaba de Chaeyoung al cuerpo del Rey en el suelo.

Mina sintió nauseas viendo el corte que Chaeyoung había hecho, no fue un corte limpio como para decapitar al hombre, así que su cabeza seguía pegada a su cuerpo por solo algunos tendones y piel. Había un charco enorme de sangre debajo de su cuerpo y aún podía ver el líquido rojizo salir con abundancia del corte. Le revolvió el estómago.

— Sí bueno... — Chaeyoung hizo una mueca observando la escena que ella había creado —. Ya tenía ganas de hacerlo.

Chaeyoung pateó el cuerpo del hombre poniéndolo boca arriba, la escena fue más tétrica cuando la cabeza de Alistair se quedó en una posición completamente ajena a su cuerpo. Mina se tragó el vómito que amenazaba salir por su garganta y se limitó a ver con confusión como Chaeyoung se arrodillaba a lado del cuerpo. La soldado fue directamente a las manos del hombre, tomando con cuidado el anillo dorado que lo proclamaba como Rey.

— Esto de aquí te da todo el poder sobre Verlassen. — Chaeyoung sonrió sosteniendo el anillo en el aire.

El Anillo de Rey era una obra maestra de la orfebrería, elaborada en oro macizo de la más pura calidad. Su diseño era imponente y magnífico, con un ancho aro adornado con intrincados grabados que representan los símbolos y emblemas del reino de Verlassen. En el centro del anillo, resplandecía una imponente gema engastada, un zafiro real de intenso color azul. Mina se sintió increíblemente atraída por el brillo de la gema, si bien su propio anillo era inigualable no podía negar que ese anillo tenía una belleza envidiable.

A lo largo de los siglos, el anillo había pasado por toda clase de hazañas y logros de Verlassen, pasando de generación en generación hasta llegar a las manos de Alistair, y ahora que el hombre había muerto a manos de Vergessene, ese anillo y el liderazgo del reino podían ser suyos. Tanto poder en una sola joya que ahora estaba en las manos de Chaeyoung.

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora