Final

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Todo a su alrededor se había convertido en un desastre. Tan pronto como el Rey Alistair dio la orden de avanzar, Mina fue rodeada por el escuadrón de Reiss nuevamente y llevada al lugar más seguro de la formación, y odiaba tanto poder ver desde ahí como miles de sus soldados caían bajo las espadas de Verlassen, incluso cuando la Policía Interna estaba disparando también al enemigo, veía a más de sus soldados caer uno a uno. Se sentía impotente.

— Quiero salir.

— Mina, no podemos hacer eso. — Chaeyoung alzó la voz a su lado, manteniéndose tan cerca como era posible —. Déjanos manejarlo, no saldrás de aquí hasta que el imbécil esté muerto.

— ¡Me necesitan!

— ¡Yo te necesito! — El tono de su voz fue tan alto que incluso sobre todo el sonido de la batalla, Reiss giró a verlas —. Yo... solo, quédate.

Mina se tragó sus palabras, mirando a su alrededor mientras sentía el calor subir a sus mejillas, no era un buen momento para ningún tipo de confesión y aun así se estaba sonrojando. Suspiró sacudiendo la cabeza, sus manos temblorosas aferrándose a su espada cada vez que Alistair cortaba el cuello de sus soldados, acercándose cada vez más a su posición. A su alrededor, el escuadrón de Reiss comenzaba a ponerse nervioso.

La batalla era un escenario caótico y aterrador. Un estruendo ensordecedor de gritos, explosiones y el choque de armas llenaba el aire. El campo de batalla se impregnaba de un olor opresivo a pólvora y humo.

La tierra temblaba bajo el peso de los caballos y los carros de guerra, que se movían rápidamente en medio del caos. Los proyectiles surcaban el cielo dejando estelas de humo mientras se dirigían a sus objetivos. Mina suplicaba al cielo que acertaran en el blanco indicado. Los cuerpos de los soldados caídos yacían esparcidos por el suelo, silenciosos testigos de la violencia del conflicto, que ni siquiera Reiss se detenía a mirar.

El cielo se oscurecía por la nube de flechas, balas y proyectiles que volaban en todas direcciones. La artillería retumbaba con fuerza, sacudiendo el suelo y lanzando trozos de tierra y escombros por los aires. Los gritos de dolor y desesperación se mezclaban con los ánimos de los guerreros.

Pronto el combate cuerpo a cuerpo se convirtió en su mejor opción, una lucha feroz y despiadada. Espadas, lanzas y hachas chocaban entre sí, creando chispas que iluminaban brevemente la situación. Incluso debajo de los cascos Mina podía notar los rostros de sus soldados tensos y sudorosos, golpeándose y apuñalándose en una danza mortal.

— ¡Vamos a avanzar! — Reiss saltó al mando con una orden clara —. Sé están acercando. ¡Quiero a la mitad conmigo!

— ¡Si, señor!

Reiss le dirigió una mirada antes de llevar a la mitad del escuadrón con él, un asentimiento seguro fue suficiente para que el hombre avanzara junto a sus soldados. El resto del escuadrón que se quede con ella se posicionaron a su alrededor nuevamente, eran menos que antes, pero seguían cumpliendo con su principal función: protegerla.

— Esto no va a funcionar, Chaeyoung. — Mina miró a su alrededor sacudiendo la cabeza. Verlassen estaba volviéndose más agresivo conforme avanzaban, la cantidad de soldados que caían frente a ellos comenzaba a ser preocupante —. Necesitamos movernos.

— Estamos cayendo muy rápido... — Chaeyoung hizo una mueca debajo de su casco, reconsiderando sus propios planes —. Estamos a sus órdenes, mi Reina.

Mina tomó aire, sus manos temblaban mientras miraba a su alrededor, buscando alguna salida de ese caos aterrador. Cuando sus ojos chocaron con los de Alistair supo que no había una escapatoria más... sí él la quería, no huiría más

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora