Catorce

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— Buen trabajo, princesa. — El comandante Reiss le sonreía con satisfacción. Mina se sorprendió un poco cuando lo escuchó llamarla de esa forma, aunque pensándolo, tenía sentido que el hombre lo supiera, dudaba que su padre permitiera que fuera tratada como un soldado más. Se trataba de un pequeño privilegio que se dedicaba a disfrutar —. Los informes de la prueba los tendrá el Rey dentro de una hora, mientras tanto puede ir a ducharse y descansar un poco.

Era muy extraño que un superior la tratara tan bien. El instructor le había dejado una mala experiencia y ahora que alguien de verdad era amable con ella, no supo qué hacer. Un torpe agradecimiento fue lo primero que salió de su boca. Hizo el saludo correspondiente y, con pasos pesados, comenzó a alejarse del lugar. No tuvo la oportunidad de despedirse de Sana. La rubia había desaparecido del lugar antes de que Mina terminara el circuito. Supuso que si no se quedó al final era porque realmente no la necesitaba, así que no hizo mucho más que seguir el camino que habían recorrido juntas por la mañana, esta vez prestando mucha menos atención a las decoraciones vanidosas y solo pensando en recostarse cinco minutos en esa cómoda cama. El no dormir comenzaba a hacer efecto en su cuerpo.

— Bastante decente para no tenerme a tu lado, lunares.

Mina no tuvo que girar para saber de quién se trataba, los pasos de Chaeyoung aceleraron hasta terminar a su lado, incluso sin verla sabía que estaba reluciente, como si de verdad los entrenamientos tan pesados nunca tuvieran efecto sobre ella, sus pasos eran ligeros y tranquilos, nada en comparación con los pesados y lentos de Mina.

— Me retracto de lo que dije antes, no te extrañaría en lo absoluto.

— Tan encantadora como siempre. — respondió rodando los ojos hacia su persona, un leve empujón la hizo sonreír un poco. Puede que estuvieran teniendo una conversación un poco fuera de lo que las personas acostumbran, pero hacía que el peso sobre sus hombros se sintiera más ligero —. Me preguntó si eres así con todos o solo yo tengo el privilegio.

— Solo contigo, claro. Mereces este trato exclusivo, niña.

Chaeyoung rio a su lado ralentizando sus pasos para terminar frente a una puerta de madera, el numero treinta y dos en ella, esa era su habitación. Mina se detuvo frente a ella, no teniendo muy en claro como despedirse de la castaña, darle la mano era muy formal, un abrazo demasiado íntimo, ¿solo decirle "adiós" sería muy rudo?

— Eh... ¿nos vemos más tarde? — preguntó cuando el silencio comenzó a volverse tedioso, no incómodo del todo, pero si un poco tenso. Chaeyoung le sonrió, unas palabras de afirmación salieron de sus labios y un asentimiento fue suficiente para que Mina comenzará a caminar de nuevo hacia su habitación.

No dio más de cinco pasos cuando la voz de la castaña la detuvo a medio pasillo, mientras volteaba Chaeyoung se las arregló para estar frente a ella una vez más. Sus cejas se alzaron en una pregunta silenciosa, no estando muy segura de que decir o preguntar, ¿su despedida fue muy ruda?

— Creo que ya es tiempo. — habló tomando aire como si decirlo le costara. De la nada tenía su mano extendida —. Soy Chaeyoung.

Mina tardó en entenderlo, solo paseando su mirada entre sus ojos nerviosos y su temblorosa mano, para después de unos pocos segundos (que parecieron eternos para Chaeyoung), finalmente estrechar su mano.

— Un placer, Chaeyoung. — respondió agitando sus manos unidas de arriba abajo, una pequeña sonrisa en su rostro—. Soy Mina.

— El placer es mío, Mina. — dijo correspondiendo a su sonrisa, Mina sintió su corazón saltar de alegría al escucharla decir su nombre por primera vez —. Me gusta que me llames por mi nombre.

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora