Diecisiete

52 8 0
                                    

Mina jadeó, sentándose en la cama. Una pesadilla más la había despertado de nuevo a mitad de la noche. Era la tercera en tan pocas horas y su cuerpo ya no podía soportarlo más. Su cabeza dolía, sus ojos se sentían tan pesados y el sudor frío que recorría su espalda no la ayudaba a conciliar el sueño de nuevo. Pasando una mano por su rostro, miró a la derecha donde la luz de la luna iluminaba ligeramente el pequeño cuerpo de Chaeyoung. La soldado se encontraba recostada contra la pared, su mirada vagando por el rostro de Mina.

— ¿Sigues aquí? — preguntó con voz rasposa, el sentimiento de culpabilidad llenando su pecho al notar que la soldado no había abandonado su puesto desde que ella le pidió quedarse.

— Por supuesto.

— Lo siento, debes tener sueño — murmuró desviando la mirada cuando Chaeyoung se acercó —. Puedes volver a tu habitación, estaré bien.

— Está bien, me quedaré. — La respuesta de la soldado la hizo devolver la mirada, topándose inmediatamente con el rostro de la menor, una suave sonrisa cruzando su rostro —. ¿Puedo ayudar con algo?

— No no, estoy bien, solo fue una pesadilla.

— ¿Quieres hablarlo? — Su voz sonó más suave de lo que Mina había escuchado desde que la conocía, desconcertándola por un minuto.

— No puedo acostumbrarme a tu amabilidad.

— Eventualmente tendrás que hacerlo. — dijo después de soltar una pequeña risa —. Todos serán así contigo.

Cierto. No puedes tratar a la Reina de mala forma.

— Oh, entiendo. — Su voz bajó un tono cuando en su cabeza hizo sentido por qué Chaeyoung era tan amable, era la Reina, no tenía más opciones.

— ¿Estás segura de que no necesitas nada? — Insistió dando una pequeña mirada a su alrededor, buscando por la habitación de Mina algo que pudiera ayudarla a dormir.

Quizá podía llevarle un vaso de agua o cerrar la ventana para que la luz de la luna y el leve sonido que hacía el pueblo no la molestara. Pensó en que sería una buena idea incluso salir de la habitación y quedarse en el pasillo. Probablemente, su presencia y las constantes miradas que le daba mientras dormía no la dejaban descansar con tranquilidad.

— ¿Puedes dormir conmigo?

Chaeyoung sintió que la abofeteaban.

— ¿Qué?

— Si, ahm... — Los colores subieron al rostro de Mina, e incluso en la oscuridad de la noche Chaeyoung pudo ver el rubor en sus mejillas —, cuando Nayeon tenía pesadillas o no podía dormir se colaba en mi cama, decía que la compañía la ayudaba y... no lo sé, quizá funcione.

— Yo... Mi Reina, no creo que sea apropiado — Su voz sonó nerviosa mientras daba un paso atrás, dejando más distancia entre ambas —. En los protocolos di—

— Mina.

— ¿Perdón?

— Mi nombre es Mina. — Corrigió manteniendo la cabeza en alto —. No me llames así, sigo siendo Mina, solo soy Mina.

— Mina — llamó nuevamente asintiendo ante su petición —. No creo que pueda hacer eso, eres... eres la Reina, yo no—

— Chaeyoung. — Interrumpió levantando su mano, callando de forma inmediata a la mencionada —. Yo... yo no soy tu Reina, soy la Reina, sí, no puedo negarlo, pero sigo siendo Mina para ti, solo soy Mina. Sigo siendo lunares.

La boca de Chaeyoung se cerró de golpe y cualquier frase que hubiera querido decir fue silenciada. Permaneció en silencio unos segundos más, buscando en los ojos de Mina alguna señal de duda o arrepentimiento, de que realmente no le estaba dando el poder de tratarla como su igual, incluso si eso significaba que el título de Reina no afectaría su persona, pero no encontró nada más que cansancio, tristeza y desesperación. Mina necesitaba a alguien y Chaeyoung lo sería.

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora