Cuatro

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— ¿Estás bien, Mina?

Alzó la mirada encontrándose con el rostro sucio y mallugado de Nayeon, sus ojos la veían con preocupación incluso si fue ella quien volvió con un tajo enorme en el brazo que sangraba sin parar. Mina había regresado ilesa, solo con suciedad y sangre en su armadura y rostro, la sangre no era suya y por un momento se sintió tan mal de que no fuera suya.

No se sentía para nada bien, pero se tragó el comentario.

Sintiendo el familiar dolor de cabeza que la había acompañado durante todo el camino de regreso a la base, asintió con lentitud. Poco a poco los sobrevivientes habían regresado, la mayoría tenía heridas leves o pequeñas lesiones, pero ninguno había logrado salir ileso de ahí, ninguno excepto ella. Incluso Chris, que era probablemente el hombre más fuerte dentro de su tropa, estaba siendo atendido en la enfermería por una herida en la pierna.

— ¿No ha vuelto? — preguntó con cautela evitando la mirada lastimera que Nayeon le dirigía—. No me mires así.

— Lo lamento — murmuró en respuesta alejando la mirada del rostro de la menor—. No ha vuelto, no sé si volverá.

Chaeyoung no había vuelto.

Cuando le dio la opción de irse no lo dudó ni un segundo, salió de ahí como toda una cobarde dejándola sola en medio del campo de batalla, sola y con grandes posibilidades de morir. Se sentía tan miserable por dejarla ahí.

Había pasado media hora desde que el último cadete llegó al lugar, durante todo ese tiempo el instructor se dedicó a observarlos con ojos críticos y mandarlos a la enfermería en cuanto pisaban el lugar, tenía claro que solamente les estaba dando un momento de paz antes de que la bomba estallara y tuviera que pasar lista para saber quiénes no habían logrado salir con vida.

Temía que Chaeyoung fuera uno de ellos, sentía la culpa invadir su cuerpo al recordar como abandonó a la menor sin el más mínimo remordimiento. No le dio las gracias, ni siquiera miró atrás.

— Los quiero a todos aquí. — La voz del instructor sonaba ahogada, casi como si estuviera reteniendo las ganas de llorar. Ella también quería llorar—. Pasaré lista.

Los nombres nunca fueron acomodados en orden alfabético, simplemente como fueron llegando al cuartel eran registrados con su nombre de pila y apellido, naturalmente era una de las primeras en la lista y su nombre no tardó en ser mencionado.

— Myoui — llamó con lentitud, esperando de corazón que la chica le respondiera, porque no había logrado verla en todo ese tiempo y temía infinitamente que estuviera muerta.

— Viva.

La mirada que recibió de parte de la mayoría fue desagradable, sabía que muchos ahí habían perdido a alguien cercano, algún amigo, un familiar, incluso una pareja, pero ella también había perdido a alguien, aunque no tuviera muy claro que significaba.

Los nombres siguieron deslizándose de los labios del hombre, descubrió que la chica de cabello corto se llamaba Jeongyeon y que la chica a la que mantenía despierta antes del desastre era Dahyun, también descubrió que el chico que la había ayudado en sus entrenamientos no había regresado al cuartel, que Momo había sufrido una herida profunda y que su estado no era demasiado bueno.

Descubrió que realmente Chaeyoung no había vuelto.

— Lo hicieron bien hoy, cadetes. — Comenzó a hablar sintiendo una leve presión en el pecho cuando su mirada dio con los rostros destrozados de los jóvenes—. El sacrificio de sus compañeros no fue en vano, estamos a un paso más de mantener a salvo nuestro reino, confío en ustedes. Sigan viviendo.

The forgotten Kingdom | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora