Me costó cinco minutos darme cuenta de que Thiago no estaba allí de casualidad. Joder, claro, Adam le debía de haber hablado de mí y él, al oír mi nombre, seguro que le había preguntado más cosas para asegurar- se de que aquella Alexia era yo.
Qué mamón, el primo que va solo al cine resultaba ser un embaucador de mucho cuidado. Se lo había montado todo solito para verme y para estar los tres en aquel garito tomando una caña y unas tapas.
Me gustaba la idea, no iba a negarlo, pero eso no quitaba que lo fuera a dejar pasar como si nada.
—¿Así que sueles ir solo al cine? —le pregunté a Thiago con ironía.
—De vez en cuando —respondió con su media sonrisa.
—¿Vives cerca?
—Vivo en Chamartín, pero he quedado con unos colegas más tarde y he aprovechado para ir a ver esa película. Una amiga me había hablado de ella y me apetecía verla.
—Tiene una casa con una piscina espectacular. —Adam nos interrumpió y lo miré pensando que no era necesario que alabara más a su primito.
—¿La casa o la piscina? —le pregunté con simpatía.
—La casa, sobre todo porque en los bajos tiene una sala de juegos alucinante.
«Sí, vale. Fascinante.» Thiago me miró y sonrió.
—¿Juegas a la Play? —me preguntó Adam con interés.
—Eh... No, no me va mucho.
—Alexia tiene pinta de ser más de revistas de moda y maquillaje.
—El tono de Thiago era amigable, pero yo sabía que quería picarme.
—Me gustaría saber qué clase de revistas tienes tú escondidas bajo la cama —le solté haciendo una mueca.
—¿Por qué las iba a esconder? —preguntó Adam en su mundo sideral—. Yo compro todas las de motos y las tengo en un cajón.
—Creo que Alexia se refiere a revistas guarras —le aclaró Thiago. Puse los ojos en blanco al ver que Adam me miraba casi asustado.
¡Madre mía con Adam!
—Pero, Alexia —continuó Thiago—, con el móvil esas revistas ya no son necesarias.
—¿Ah, no? —comentó Adam pensativo.
—Sin detalles, gracias —le dije a Thiago, y él se rio por mi falsa sonrisa.
Thiago y yo terminamos la caña a la vez mientras que Adam iba por la mitad de la suya.
—Bebes como un hombre —señaló Adam, y lo miré frunciendo el ceño.
—Adam, bebo como una mujer del siglo xxi, o sea, como me apetece. —Lo dije un poco molesta porque esas frases me repateaban bastante.
—No... si ya... —dijo él, cortado ante mi comentario—. Si a mí me gustan las chicas de hoy, no las que se parecen a mi madre.
Thiago soltó una risilla y cuando lo miré se calló.
—Perdón, perdón —comentó.
—Las chicas como tú —se atrevió a decir Adam.
Creo que la presencia de su primo le daba seguridad y me gustó que Thiago tuviera buen rollo con él.
—Gracias...
—¿Sales con alguien? —me preguntó de golpe Adam.
Joder, había cogido carrerilla el chaval.
Pasé de mirar a Thiago porque no quería que se metiera en aquello.
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Los secretos de Alexia
Teen FictionAlexia sabe lo que es estar hundida, pero está decidida a que nada la pare cuando comienza la universidad con su mejor amiga Lea. Lea siempre ha dicho que no cree en el amor; ¿Qué va a hacer ahora que se le acelera el pulso cada vez que ve a Adrián...