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—Después dices que me pasan cosas a mí, ¿y lo tuyo? —le dije a Lea, aún riendo por aquella tomadura de pelo de los musculosos.

—Coño, ¿cómo iba a saber que se habían intercambiado? Anda que...

—Podríamos hacer un día eso tú y yo.

—¿Me quedo con Thiago y tú con Adri?

—¡Ja! No alucines —le solté entre risas.

—Y estaban en Marte porque...

—Qué mamón, sabía que estaríamos allí. Adam me ha preguntado si quería tomar algo más y le he dicho que había quedado en Marte contigo.

—Mucha información das tú —dijo Lea con ironía.

—No lo he dicho para que viniera, ¿es que no tiene nada mejor que hacer?

En realidad me agradaba, aunque no tenía claro cuál era su objetivo final.

—Se ve que no. Este quiere meterte el mondongo... Me reí al oír esa expresión.

—Joder, ¡y cómo baila! —le dije yo recordándolo.

Entramos en LoveHate y la música nos envolvió. Teníamos ganas de bailar, así que nos adentramos en la pista y nos pusimos a movernos como dos locas. A los pocos minutos mi vejiga me avisó de que iba a estallar, así que me fui al baño dejando a Lea a su bola.

Aquel pub era bastante grande y los baños también. Había un espejo largo donde varias chicas se retocaban. Yo miré un segundo mi pinta- labios y vi que estaba perfecto. Cuando dejaron uno de los baños desocupados, entré y mientras estaba allí oí una voz estridente que me sonaba: era Gala.

—Tela, la de gente que hay hoy. Nos quedamos un rato, pero luego vamos a la disco, ¿te parece?

—Sí, porfa. A ver si así puedo ver a Jaime. Me dijo Débora que solía estar por aquí los sábados —dijo su amiga.

—A ver si lo vemos. Fíjate, a quien sí he visto es a la rubia de bote aquella ¿Lila? ¿Lola? ¿Lula? ¿Cómo era? ¡Bah! Da igual. Seguro que anda con su amiga, la del pelo-alfombra.

Esa debía de ser yo...

—Menudo par de zorras. Esas son de las que se abren de piernas el primer día y se dejan dar por culo.

—Ya, de las que ellos no quieren a su lado —añadió Gala.

—Solo para follar.

—Eso mismo dijeron los dos guapitos —confirmó la tonta de Gala.

—¿Thiago y Adri?

Puse más atención al oír sus nombres. Ellas no sabían que yo estaba dentro; por lo que había oído, acababan de llegar al pub.

—Ya te digo. Thiago dijo algo así como... a esa niña la engatuso con un par de bailes y me la llevo al coche cuando me dé la gana. Y Adri pasa de tías, ya sabes.

Joder, joder..., ¿sería verdad? Claro, idiota. A ver por qué iba a mentir Gala.

—Adri sale con Leticia y no le ha sido nunca infiel. No lo va a ser ahora con esa rubia palurda —continuó Gala con aquella voz de pito—. Bueno, y si te digo lo que me dijo Nacho...

Joder..., ¿más?

—La otra noche la Alexia esa se le tiró encima como una loba y no sabía cómo quitársela de encima hasta que llegó Thiago. Llevaba un pedal del quince y Thiago no supo qué hacer con ella, así que la dejó por ahí. A saber quién acabaría follándosela...

Oí cómo reían las dos y cómo la sangre me subía a la cabeza.

«Respira, Alexia.» Par de cabronas.

Los secretos de AlexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora