Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.
La Nueva Luz del Olimpo.
Diana, Jacob, Clarisse, Thalía y yo, a bordo de la furgoneta conducida por Argus, quien vestía un uniforme de chófer, por lo que sólo podía ver ojos extra en sus manos, cara y cuello.
—Este es Argos —nos dijo Quirón. —Él los llevará a la ciudad, y... bueno... esto, vigilará las cosas. —luego de esperar unos momentos, no oí pasos detrás de nosotros. Avanzamos hacía la furgoneta y subimos en ella.
No por primera vez, la búsqueda se sintió real. En realidad, estábamos dejando la Colina de los Mestizos. Me dirigía hacia el oeste, sin la supervisión de un adulto, sin ningún plan de apoyo. No tenía ningún arma más fuerte que un par de espadas gemelas para luchar contra los monstruos y llegar a la Tierra de los Muertos.
Argos nos sacó en coche del campo y entro en el oeste de Long Island. Se sentía raro estar en una carretera de nuevo, con Annabeth y Grover sentados a mi lado como si estuviéramos en un viaje compartido normal. Después de dos semanas en la Colina de los Mestizos, el mundo real parecía una fantasía. Me encontré mirando a cada McDonald's, a cada niño en el coche de sus padres, a todas las vallas publicitarias y el centro comercial.
El tráfico nos retrasó en Queens. En el momento en que entramos en Manhattan fue la puesta de sol y empezó a llover, muchísimo antes de que Argos nos dejara en la estación de Greyhound en el Upper East Side, cada una de ellas, había asaltado mis labios y estaríamos dándonos el lote, de no ser por la misión que teníamos por delante.
La lluvia comenzó a caer y no iba a detenerse, estábamos inquietos esperando el autobús y decidimos jugar un poco al Hacky Sack, pero no con una de las manzanas de Grover, sino con una pelotita que Thalía había traído, aparentemente previendo esto. Clarisse era tan increíble como Annabeth, haciendo rebotar la pelotita contra su rodilla, su codo, su hombro, o lo que fuera. Yo no eran tampoco mala.
El autobús llegó. Mientras estábamos en la línea para ascender, los gemelos comenzaron a mirar alrededor, como si esperaran a que un animal en temporada de caza, apareciera para atacarla con su arco.
— "¿Qué es?" —les pregunté.
— "No sé" —dijo Jacob con nerviosismo. — "Pero les aseguro que no es para nada bueno... Manténganse alertas."
Pero me di cuenta que había algo allí. Empecé a mirar por encima del hombro, también. Me sentí aliviado cuando por fin llegamos a bordo y Clarisse y yo, nos sentamos juntos en la parte trasera del autobús.
Mantuvimos nuestras mochilas a la mano, cuando yoles conté lo ocurrido en la línea de tiempo original. Diana mantuvo un Dracma de oro, jugando con él nerviosamente. Por un instante, me pregunté si quería llamar a su madre: Artemisa o si solo era un tic nervioso, al jugar con la moneda dorada.
Una anciana acababa de abordar el autobús. Llevaba un vestido de terciopelo arrugado, guantes de encaje, y un sombrero naranja sin forma que ensombrecía su rostro, y llevaba un bolso grande de Paisley. Cuando alzó su cabeza, sus ojos negros brillaban, y mi corazón dio un vuelco: Era la señora Dodds, Alecto. Estaba acompañada por Megara y Tisífone, quienes parecían querer sentarse junto al baño. Al pasarme por el lado, Alecto nos enseñó una sonrisa amable... mientras que Thalía temblaba al recordar su persecución. — "El Señor Hades, les da dos semanas para encontrar su casco y su rayo" —nos susurró, mientras se repasaba la lengua, por los arrugados labios, casi haciéndome vomitar. — "Dos Semanas" —repitió, mientras iba a sentarse. Pasaron los minutos y casi una hora, mientras veíamos la ciudad por la ventana, antes de que el bus se detuviera por un desperfecto de algún tipo.
Al pasarme por el lado, Alecto nos enseñó una sonrisa amable... mientras que Thalía temblaba al recordar su persecución. — "El Señor Hades, les da dos semanas para encontrar su casco y su rayo" —nos susurró, mientras se repasaba la lengua, por los arrugados labios, casi haciéndome vomitar. — "Dos Semanas" —repitió, mientras iba a sentarse. Pasaron los minutos y casi una hora, mientras veíamos la ciudad por la ventana, antes de que el bus se detuviera por un desperfecto de algún tipo.
— "La última vez que un bus en el que me transportaba, sufrió de un desperfecto, fue porque los destinos estaban fuera, dejándome ver como cortaban el hilo vital de Luke" —le susurré a Clarisse, por tenerla sentada a mi lado. Entonces, en eso, al motor le salió una enorme cantidad de humo negro, la puerta de atrás se abrió y en lo que el conductor se bajaba, para ver lo ocurrido con el motor, a este le salió fuego y todos salieron a correr. Con la repentina lluvia, las llamas se apagaron. Nos miramos y suspiré, mientras guiaba al grupo. Para nada deseoso de encontrarme con la ex-amante de mi padre —Vengan: busquemos a... —mi zapato rozó algo y lo levanté.
Escuché entonces una voz en mi cabeza: —Su nombre es: "Termatíste tin timoría" y significa: "Aquella que corta el castigo".
— ¿A dónde vamos ahora? —preguntó Thalía, viéndose completamente desamparada. La abracé y la sentí recostar su cabeza en mi hombro.
Suspiré. Esperaba estar interpretando de la manera correcta, el destino o la misión secundaria. —Al Emporio del Gnomo. —miré el curioso diseño del arma: La hoja parecía extraída desde una galaxia. O quizás, como si alguien tomara una fotografía de nuestra galaxia y la imprimiera como decoración a la hoja de esta extraña arma a la cual solo llamaré: "Triple T" —A veces el Destino es... curioso. Y te presenta las oportunidades más raras que puedas esperar.
Creía saber lo que debía de hacer, al encontrarnos con la ex-amante de mi padre: Medusa y no era precisamente decapitarla. Lástima: algo me dice, que, a Atenea, le podría haber gustado su cabeza como ofrenda.
Bueno: ya encontraría algún obsequio para mi bella y sexy diosa del conocimiento.
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La Nueva Luz del Olimpo (Percy Jackson x Harem)
FanfictionLas Moiras deciden retroceder el tiempo, para evitar que la cadena de desastres inicie y lograr que la derrota de Cronos, los guie a un final más feliz y satisfactorio a todos. Pero retroceder el tiempo, vendrá con un premio para Percy Jackson, hijo...