Capítulo 6: Capturamos una Bandera

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Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.


La Nueva Luz del Olimpo.

Debo de admitir, que no me fio de Luke Castellan, por más que yo misma lo consideré un gran amigo. Mi primer amigo en el Campamento, en realidad.

Aun así, entrené en esgrima con él.

Diana y Jacob, también mejoraban su esgrima, pues su arquería era legendaria, por decir lo menos.

Los próximos días me instalé en una rutina que se sentía casi normal, si no se cuenta el hecho de que estaba teniendo lecciones de sátiros, ninfas, y un centauro.

Cada mañana tomé Griego Antiguo con Annabeth (en quien muchos tampoco parecían confiar, por resultar ser el Alma Gemela de Luke), y hablamos acerca de los dioses y diosas en el tiempo presente, que era un poco extraño. Después de un par de mañanas, podría tropezar con unas pocas líneas de Homero, sin demasiado dolor de cabeza.

El resto del día, tuve que alternar a través de las actividades al aire libre, en busca de algo en lo que fuera bueno. Quirón me enseñó tiro con arco, yo no era completamente un caso perdido con el arco y una flecha, solo que mis tiros no eran tan tremendamente limpios, como cabría esperar de un hijo de Ares o Apolo, aun así, no se quejaba.

La ninfa del bosque instructora me dejó en el polvo. Me dijeron que no me preocupara por eso. Habían tenido siglos de práctica de huir de los dioses enfermos de amor. Pero, aun así, fue un poco humillante ser más lento que un árbol.

Si bien era verdad que cada vez que me subía a la colchoneta, Clarisse me pulverizaba. Aun así, ella no tuvo problemas de paciencia, al enseñarme a luchar debidamente y poder defenderme mano a mano.


Las dos únicas cosas en las que realmente destaqué fue en canoa y en natación. Al ver esto, los hijos de Poseidón: Oliver, Anthony, Benjamin y Gabriel, me trataban más cordialmente y me invitaban a estar a su lado, en las actividades. Al parecer, descubrieron que yo era su hermanita menor. Pero no podían armarse una fiesta, hasta que Papá me reconociera, abiertamente.

Aun así, me sacaban de noche de la cabaña de Hermes y me guiaban a la playa, para poner en práctica, mi Hidroquinesis y mi Geoquinesis. Quizás ellos sabían de la búsqueda que se aproximaba, en la cual tendría que ir y me querían lo mejor preparada, que se pudiera.

Sabía que los campistas de mayor edad y consejeros me estaban mirando, tratando de decidir quién era mi papá, pero no tenían un tiempo fácil para eso. Yo no era tan fuerte como los niños Ares, aunque sí era ágil, mi tiro con arco era más bien algo normal, algo promedio a diferencia de los niños Apolo. Yo no tenía la habilidad de Hefesto con el trabajo en metal, pero Nyssa me auxiliaba en eso y me permitía tomarme todo el tiempo del mundo.

Yo lograba en hora y media o en dos horas, lo que a una hija de Hefesto, le tomaría menos de media hora o un cuarto de hora. Pero Nyssa era muy paciente conmigo y aprovechábamos esos momentos, para besarnos y acariciarnos, igual que en los entrenamientos con Clarisse y Thalía.


Tres noches después de mi llegada y dos después de Diana y Jacob; justo después de la cena, había mucho más entusiasmo del habitual.

Por fin, llegó el momento de capturar la bandera.

Cuando los platos estuvieron fuera, la caracola sonó y nos quedamos todos en nuestras mesas.

Los campistas gritaron y aplaudieron cuando Annabeth y dos de sus hermanos corrieron en el pabellón con una bandera de seda. Era aproximadamente de tres metros de largo, gris brillante, con una pintura de una lechuza encima de un árbol de olivo. Desde el lado opuesto del pabellón, Clarisse y sus amigos corrieron con otra bandera, de idéntico tamaño, pero de un rojo llamativo, pintado con una lanza ensangrentada y una cabeza de jabalí.

La Nueva Luz del Olimpo (Percy Jackson x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora