Capítulo 23

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Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.

La Nueva Luz del Olimpo.


23-A: Cuando el mar y la luna se encuentran.

— ¿Sabías que yo ya había tenido un novio? —me preguntó Artemisa a mí, su ¿somos novias?, ¿almas gemelas?, ¿quizás somos esposas?

Yo suspiré. —Conozco la historia. Mi hermano. —Artemisa asintió.

— ¿Sabías que no pudo penetrarme? —verla darle una lamida al consolador, casi hizo que yo me corriera.

—Sí —dije apenas, mientras tenía la divina visión de Artemisa, mamando ese consolador, mientras sus pechos se movían. —Mi hermano fue el primer Cazador masculino, pero confundió tu admiración con algo más. Te ató a la cama con grilletes de bronce celestial y Apolo llegó a tiempo, lo mató con una de sus flechas y lanzó una maldición sobre todos nosotros. Sobre todos los descendientes de Poseidón, hombres o mujeres, para que jamás pudiéramos volver a usar el arco, hasta que este viaje en el tiempo tuvo lugar y me devolviste... o me otorgaste, la habilidad con el arco.

—Bueno: es hora de terminar con eso —con un chasquido de dedos, se despojó de sus últimas ropas y comenzó a mamar el consolador, hasta que caí en la cuenta de que era un artefacto divino, así que seguramente, esa cosa estaba unida a mí, hasta que me deshiciera de las correas y por consecuencia, literalmente yo podía sentirlo, como si fuera mi miembro viril y como si... bueno: literalmente, tenía a la diosa de la virginidad, trabajando con su boca, sobre ese consolador, sintiéndose como una parte de mí.

—Arti... estás... no parece... que fueras virgen —gemí, sintiendo su boca caliente y su lengua.

—Renací con todos mis recuerdos y he estado usando plátanos y calabacines —dijo ella, con un tono de voz, que parecía ser una risa. Sin lugar a dudas, disfrutaba de darme una mamada. —Me he estado esperando para reencontrarnos, Penny —alargó sus manos, acariciándome los pechos y masajeando mis pezones, sin dejar de mamármela, hasta que grité en un orgasmo al correrme. —Soy buena, ¿eh?

Lancé una carcajada, mientras dirigía el consolador a su monte de venus e ingresaba lentamente, gimiendo, al sentirlo como si fuera un miembro real. —Eres muy buena con tu boca, Arti y esto se siente... tan bien...

—Oh, Zoë estará TAN celosa de ambas, cuando sepa que acabamos de hacer el amor —dijo Artemisa, con una sonrisa, mientras me daba chupetones en el cuello y yo volvía a moverme dentro de ella, haciéndola gemir.

Finalmente, luego de lograr dos orgasmos más, salimos de la tienda de campaña, bien vestidas y sin arrugas, aunque con el cabello revuelto y nuestro... "dispositivo", oculto en alguna especie de bolsa de Artemisa, quien estaba resplandeciente y solo lamentaba, el no poder quedar embarazada todavía, en medio de la guerra que se avecinaba.

Zoë, Thalía, Bianca y Hazel, nos miraban como si quisieran arrancarnos el alma con esas miradas, haciéndome tragar saliva y agarrarle la mano a Artemisa, quien tenía una sonrisa gigantesca, como si acabara de ganar un premio y es que lo había ganado.


23-B: Thalía incendia Nueva Inglaterra.

Artemisa había asegurado que se acercaba el alba, pero nadie lo habría dicho: estaba todo más oscuro, más frío y nevado que nunca. Allá en la colina, las ventanas de Westover Hall seguían oscuras. Me preguntaba si los profesores habrían advertido la desaparición de los hermanos Di Angelo. Prefería no estar allí cuando lo descubrieran. 

Con mi suerte, seguro que el único nombre que la señorita Latiza recordaría sería el mío, y entonces me convertiría en víctima de una cacería humana por todo el país. Otra vez.

La Nueva Luz del Olimpo (Percy Jackson x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora