Capítulo 10: Recibimos Asesoramiento de un Caniche

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Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.


La Nueva Luz del Olimpo.

Diana, Jacob, Clarisse, Thalía y yo, agarramos algunas de las cosas que Medusa nos obsequió y acampamos en el bosque.

—Recuérdenme decirle a Lady Artemisa, de aquí a tres años, que necesitamos limpiar los bosques —gruñó Thalía, ante la suciedad. Todos asentimos.

—A veces, la mejor batalla es aquella que no se libra —dijo Clarisse sonriente —ayudar a Medusa, devolverle una apariencia humana, en serio Cerebro de Algas, eso ha sido magnifico.

Yo le enseñé una sonrisa, caminé hacía ella y la besé en la mejilla. Ella se quedó sorprendida por un instante, antes de agarrarme de las mejillas y besar mis labios —Gracias, mi Amazona. —Solo entonces, me percaté de en donde estaba. Ya habíamos acampado aquí, pero en la línea de tiempo pasada, estuvimos rodeados de basura. Esto estaba asombrosamente pulcro. —Esto... sorprendentemente, está más limpio que la primera vez, que estuve aquí con la Chica Sabia y el Chico Cabra.

Thalía me enseñó una sonrisa. —Hace un año, recibí un mensaje soñado de lady Artemisa, diciendo que, junto a las Cazadoras, el tío Poseidón, lord Hades, lady Perséfone y lady Deméter, estarían limpiando muchas zonas del país, para fortalecer a aquellos que tenían dominios de la naturaleza.

Decidimos dormir por turnos. Me ofrecí para tomar la primera guardia.

Clarisse se acurrucó en las mantas y estaba roncando tan pronto como su cabeza golpeó el suelo.

Diana y Jacob se encogieron de hombros y se durmieron, con las manos tras la cabeza.

—Descansa, Cara de Pino, yo me encargo. —ella me miró por un segundo, yo le guiñé un ojo y desenfundé una de las espadas, ella asintió y pronto estaba dormida.

Me puse a jugar con la espada en mis manos y sentí el agua, concentrándome, podía incluso sentir el aire que me rodeaba y aún más el oxígeno. Lo hice, para saber si alguien nos atacaba. Aunque no fue mi mejor idea, pues todos los seres sobre la faz de la tierra, fueran monstruos mitológicos o seres mortales, respiraban. Así que me sobresaltaba con todo.

Me pasé la mano por la cara, por ser tan estúpida. Suspirando, me puse en pose de meditación. Ahora, podría discernir perfectamente, sobre lo que me rodeaba, por si éramos atacados. Pero afortunadamente, nadie quería dañarnos y la meditación profunda, me permitiría descansar mi cuerpo, incluso si permanecía alerta.

Cuando Clarisse despertó, me miró renovada, también Diana despertó y entre susurros, quedaron de acuerdo en que ambas harían la guardia, en lo que yo me dormía. Pero sabía, que no sería un sueño para disfrutarlo. Sabía lo que vendría, pero yo contaba con los conocimientos suficientes para esta porquería:

Me encontraba en la caverna oscura del demonio, frente al pozo de mierda.

Y una vez más, las criaturas de la niebla gris, que fingían ser los espíritus de los muertos, se arremolinaban a mi alrededor, susurrando jirones de humo. Tiraron de mi ropa, tratando de tirar de mí hacia atrás, pero me sentí obligada a caminar hacia el borde mismo del abismo. Invoqué mis espadas en los sueños y decapité a tantos de los sirvientes de porquería del anciano, como me fueron posibles.

La pequeña heroína, —dijo con su voz resonante en la oscuridad. Demasiado débil, demasiado joven, pero quizás lo hagas. —suspirando, me pasé una mano por la cara y le escupí. La voz antigua, fría y pesada, volvió a hablar. —Te han engañado, muchacha, —decía. —Haz trueque conmigo. Te daré lo que quieres. — ¿Por qué tengo que aguantar al anciano?, ¿Qué les he hecho al destino, para aguantar este suplicio? Una risa fría resonó desde el abismo. Sentí a la fuerza invisible detrás de mí y antes de que pudiera empujarme, empuñé mi espada con un arco hacía atrás, sin siquiera mirar y escuché la cabeza y el cadáver, caer detrás de mí. Me arrastraría al pozo a menos que me mantuviera firme. Ayúdame a levantarme, muchacha. —La voz se volvió más hambrienta. —Tráeme el perno. ¡Dale un golpe a los dioses traicioneros!

Me cansé de escucharlo y llevé mis manos a los alrededores de mi boca, para que sirvieran como bocinas. — ¡SIGUEN SIENDO MEJORES QUE TÚ, ANCIANO DE MIERDA! 

Me desperté en ese momento y me encontré con que Clarisse y Thalía, habían salido a cazar y ya era de día. Comeríamos venado. ¡Como en los desayunos, junto a lady Artemisa!, pues ella en más de una misión, me pidió que le acompañara, no importándole que yo fuera un hombre, quizás el segundo hombre honorable que ella conocía y una vez más, (solo para no perder la costumbre) yo era hijo de Poseidón. Solíamos desayunar, almorzar y cenar venado.

Clarisse habló. —Cuando volvíamos, encontramos a un caniche rosa, el cual estaba perdido, una familia rica lo buscaba y él me llevó hasta un cartel en el cual estaba su fotografía. Así que convoqué el carro de guerra de mi padre y conduje hasta el hogar de la familia del caniche, me dieron dinero suficiente, para comprar boletos hasta los ángeles en un tren de Antrak, que nos llevará hasta los Ángeles. —Asentí y nos levantamos luego del desayuno de venado, caminando hasta la estación.

La Nueva Luz del Olimpo (Percy Jackson x Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora