Capítulo 11: Arte

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Cuando me desperté en la mañana, una sola cosa estuvo en mi mente; una idea especial.

Desde hacia un tiempo estuve estudiando los matices para conseguir pareja, y uno de ellos era no confiarte o apoyarte en que la relación empezó solo porque compartiste un beso con esa persona. Debes crear un camino para llegar a la última base sin saltarte los pasos.

No era idiota; sabia en que estado se encontraba ella y también sabia que su relación pasada estaba reciente; ella probablemente no sintiera lo mismo que yo, en ese momento; pero sus movimientos conmigo me decían que realmente le atraía. De todas maneras, no iba a confiarme, pues no conocía la naturaleza de su relación anterior, y no iba a arriesgarme a que, aún con todos mis intentos de poder conquistarla, ella terminara volviendo con su ex.

Por eso estábamos allí, en la oscuridad de la noche con un pan dulce en mano y una linterna, paradas sobre un risco justo en medio de la nada. Habíamos subido por un sendero en, aproximadamente, diez minutos y la notaba bastante cansada cuando llegamos a la cima.

—necesitas salir más; tienes que hacer ejercicio. —me burlé cuando la vi casi ahogarse. Le tendí la botella con agua que había sacado de mi jeep antes de empezar con la caminata, y ella me la arrebató de un tirón, lo que me hizo reír.

Al momento de llegar al frente del risco, me acerqué a la orilla para apreciar mejor la hermosa vista de la ciudad desde allí. Inhalé el fresco aire que nos rodeaba y sonreí ante el oscuro y estrellado cielo.

Escuché como se acercaba a mi con lentitud, pero no volteé y esperé a que se posara justo a mi lado.

Sentí como tomaba mi mano con fuerza y reí.

—no es peligroso, no te preocupes. —intenté calmarla y apreté con suavidad su muñeca. —no va a pasarte nada; no mientras yo esté contigo. —sonreí de lado y miré directamente a sus orbes marrones.

La vi pasar saliva con dificultad y me sentí culpable.

—ahora que lo pienso, puede que no haya sido una buena idea; creo que debí preguntarte antes de venir. Lo siento. —hablé demasiado rápido y ella me vio confundida.

—no, no. Claro que me da miedo este lugar, pero es algo nuevo; supongo que tienes razón, y debo hacer esto más seguido; salir de mi zona de confort. —se abrazó a mi brazo y observó la vista. —es hermoso.

Asentí, tomándola de su cintura y acercándola más a mi cuerpo.

—hay cosas más hermosas. —dije convencida.

La vi de reojo y noté que me estaba viendo fijamente.

—Josie, hay una vista espectacular justo al frente, ¿por qué me miras? —me reí.

Ella no se movió y solo pude ver un atisbo de sonrisa.

—ya lo dijiste hace un momento; hay cosas más hermosas.

¨Oh, no; no es necesario que me conquistes con frases así, yo ya estoy a tus pies.¨

Me aclaré la garganta y la arrastré conmigo hacia atrás, lejos del risco.

—te traje algo dulce, pensé que te gustaría. Incluso traje un café para mi, pero un tipo hizo que lo derramara. —le dije entregándole la bolsa de papel mientras colocaba una camiseta vieja sobre una roca lisa para que ella se sentara. —iba apurado y molesto, y yo iba distraída así que chocamos. Pero lo peor fue que se portó grosero. De nada le sirve ser tan hermoso con su cabello rubio y sus ojos azules si va a ser un patán. —me quejé con ella, como si fuera mi madre.

Ella me miró inmediatamente, deteniendo su intento de abrir la bolsa.

—¿eso sucedió en el edificio? —inquirió despacio.

Mi luna de medianoche ~ HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora