Capítulo 10: Nuevos encuentros

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Después de mi primera noche en casa de Josie, me puse al día con el trabajo atrasado e incluso me tomé el atrevimiento de adelantar una parte de los artículos que debía redactar en lo que quedaba de la semana.

Mi humor se había disparado lo que me provocó insomnio; me logré dormir cerca de la medianoche. Aunque, siendo sincera, no fue la única razón por la que no podía conciliar el sueño; y es que el solo recuerdo de la manera en la que dormimos esa noche, seguía fresco en mi memoria; esa sensación de calor en cada parte de mi cuerpo que chocaba con el suyo, aún estaba viva en mi piel.

Mi día en la editorial tampoco fue tranquilo; Leigh-Anne me bombardeó con preguntas desde el instante en el que entré al edificio. Me pidió detalles y, por primera vez desde que me le declaré, me sentí cómoda hablando con ella.

Empezaba a sentirme en confianza con ella de nuevo; y es que mi repentina incomodidad y extrañeza cuando estábamos cerca, era porque creí que había arruinado nuestra amistad; que quizás ella me miraría con otros ojos.

Nos estábamos volviendo a conectar como cuando nos conocimos y nos convertimos en mejores amigas; eso significaba que estaba empezando a superar lo que ocurrió en la universidad.

El día laboral finalmente terminó y yo me fui a cambiar a mi apartamento para salir inmediatamente hacia casa de Josie.

Ella había dicho que no estaría antes de las diez y en mi reloj faltaban cuarenta y cinco minutos, así que tenía tiempo para comprarle algo antes de ir con ella.

Pasé por una cafetería que me quedaba de camino y pedí un pan dulce y un café descafeinado para llevar, y me dispuse a salir. Sin embargo, algo llamó mi atención o, más bien, alguien.

—Hope Mikaelson. —Con una sonrisa radiante mostrando su perfecta dentadura, me saludó la morena.

Mi grado de sorpresa era elevado; jamás pensé en volver a verla.

Le sonreí con entusiasmo y la abracé.

—Cuanto tiempo. —La apreté más fuerte, realmente me alegraba verla de nuevo.

—eso mismo digo. —Se apartó del abrazo y siguió sonriendo al tiempo que me escaneaba de arriba a bajo. —Y debo decir que los años te han sentado bastante bien.

Bufé en una risa.

—el burro hablando de orejas. —Me burlé imitando su acción viéndola de pies a cabeza. De estatura común, la chica de piel bronceada y cabello semi-teñido de rubio, me rebasaba unos centímetros por los tacones altos que llevaba.

Cuando la conocí en la universidad, ambas cursabamos nuestro tercer año; ella estudiaba administración y a la vez se metió en clases de cocina.

Desde el primer momento en el que la vi supe que tenía un tipo de fijación con los ojos marrones; aunque los suyos fueran más claros; de color avellana.

—¿Tienes tiempo para ponernos al día?—ella inquirió viéndome con una sonrisa.

Miré mi reloj; aun faltaban veinticinco minutos para las diez, así que asentí. Tenía alrededor de cincuenta minutos para charlar; los que quedaban hasta las diez y veinticinco después de la hora; no quería verme tan obsesiva llegando a las diez en punto.

—Así que... ¿Dónde te habías perdido, Hope? No te veía desde la vez que escapaste de mi habitación en nuestro último semestre de la universidad. —me miró de reojo como esperando una reacción de mi, y lo logró.

Mi piel se erizó al sentir el calor en mis mejillas. Desvié la mirada, llena de vergüenza.

—Jamás había terminado con alguien antes. Deberías entenderme. —Me defendí en voz baja.

Mi luna de medianoche ~ HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora