Capítulo 26: No te encierres

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Casi nueve meses después de haberme mudado a Cambridge, mi vida no pudo haber ido mejor. Me adapté bastante rápido a los horarios de las clases y con mi nuevo trabajo de medio tiempo como periodista independiente.

No obstante, a pesar que en lo demás me estaba yendo bien, mi mente todavía estaba con Josie. No lograba deshacerme del recuerdo de su rostro pálido y de su cabello castaño que cada día deseaba poder enredar entre mis dedos. Aunque pensé que estar fuera por un tiempo haría que reflexionara sobre mis sentimientos hacia ella, no pude estar más equivocada. Cada parte de mi la deseaba. Necesitaba verla de nuevo aunque fuera de lejos, como la última vez.

Si, había vuelto a la ciudad una sola vez y no pude estar más agradecida de haber ido. Ese día temprano, Lizzie me llamó diciendo que iba a entregarle a Josie el resultado de la prueba para saber si había funcionado la inseminación y si finalmente mi castaña tendría una oportunidad de quedar embarazada.

Cuando llegué, me quedé dentro del consultorio de Lizzie en un armario mientras le daba las buenas noticias a la castaña. En ese momento, apoyada en la puerta del pequeño espacio, no podía sentirme más feliz y completa al escuchar los sollozos incrédulos y cargados de emoción de Josie. Quería salir y tomarla en mis brazos, apretándola contra mi propio cuerpo e incluso besar sus carnosos labios. Pero no, me quedé allí, con una mano apretando mi pecho y la otra silenciando mis propios sollozos.

Unos meses después, Lizzie volvió a llamarme. Josie iba a conocer el sexo del bebé y la rubia me quería allí para escucharlo. Sin embargo, me negué. Ya no era mi asunto aquello, no después de haber firmado un dichoso papel que me quitaba el derecho de saber cualquier cosa que se hiciese con mi óvulo. Después de todo, era una donación anónima. De cualquier modo, también me había negado por no quererme meter demasiado sentimentalmente con el bebé. Aún no sabia cual era nuestra posición. No sabia si íbamos a estar juntas en algún futuro, aunque así lo deseara con todas mis fuerzas.

Ahora, estaba sentada en mi escritorio terminando mi examen final para entregarlo al profesor justo frente a mi.

—señorita Mikaelson, siempre la primera en entregar —me dijo con una sonrisa. —espero que tenga unas buenas vacaciones.

Asentí.

—eso espero yo también, señor Matthews —convine con una sonrisa. Salí del recinto poco después de despedirme de algunos compañeros y de uno que otro profesor que me encontraba en los pasillos.

La casa donde me estaba quedando, estaba a solo unas cuadras de la universidad. No era grande, pero teníamos espacio. Había conocido a una estudiante de arte que necesitaba donde quedarse, por lo que le ofrecí quedarse conmigo. Después de todo estaba completamente sola en la ciudad.

—buenas tardes, Hope. ¿Qué tal te fue hoy?

Dejé mis llaves sobre la mesita junto a la puerta y me encaminé hacia la cocina, que era de donde había salido la suave voz, encontrándome con su dueña.

—me fue bastante bien. La verdad, es al único examen al que le tengo fe de pasar. —reí.

—por supuesto que sí. Eres una futura arquitecta, debes salir bien en todo si no quieres que te demanden cuando un puente se caiga o un edificio ceda a la gravedad. —La miré con ceño fruncido.

—oh, Wow. Gracias por tus buenos deseos, April. En serio —me mofé. Ella rio.

Dejó lo que estaba haciendo y se acercó a mi con paso decidido.

—¿estás lista para hacerlo? —me miró con cuidado, escaneando mi rostro en busca de un indicio en mi expresión que le respondiera con sinceridad.

Mi luna de medianoche ~ HOSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora