Comienzo

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Todo era tranquilo. Nuestro ojo arcoíris estaba en su comunidad llamado "Culto al Paraíso Eterno".
Él era su líder, todos le adoraban y alababan; desde que nació hasta sus más de 133 años actuales...

Convertirse en Demonio quizá no fuera algo necesario, de todas formas ¿Por qué no probarlo? Gracias a ello pudo ser lo que es actualmente, el segundo demonio más fuerte quitando a su señor, Muzan Kibutsuji, el rey de los demonios.
Su vida era bastante tranquila, desde pequeño fue bendecido con una familia con bienes, debía estar bastante agradecido de ello, no le faltó nada nunca... O eso creía.

                                . . .

Alexitimia.
Déficit comunicativo emocional. Caracterizado por los cuales los individuos que lo poseen no pueden expresar, sentir o reconocer las emociones. Este trastorno les imposibilita poder detectarlas y claro, darle un nombre.

Su alma era vacía, eso era lo que él pensaba. Nunca pudo sentir, para él la felicidad era algo que no existía, lo mismo eran las emociones principales que uno siente al nacer ¿Qué era eso? Se preguntaba ¿Por qué no podía sentirlo? ¿Será una maldición? ¿Sera el precio que debe de pagar?
Quizá en su otra vida hizo algo desagradable que le hizo tener ahora esa condición.

A pesar de ello, podía fingirlas demasiado bien, nadie se daría cuenta que en verdad el solo era un cuenco vacío, algo que no podía sentir nada, un cuerpo sin alma.
Debido a esto, hizo que su personalidad fuera bastante alegre, siempre sonreía, siempre se veía despreocupado, nunca le preocupaba nada, estaba bien ser así, decía él.

  - Mi señor, sus seguidores han llegado ¿Les dejo que pasen?

Dijo un hombre, se veía con una ropa completamente blanca.

  - ¡Ah! Sí, por favor, no les hagamos esperar más.

Respondió Douma con una sonrisa en los labios mientras se ponía sobre su cabeza su sombrero negro de semi rombos de bordados dorados.

Todo siguió a la rutina a la que estaba acostumbrado siempre: recibía a sus discípulos, ellos les contaban sus penas y les decía lo mismo de siempre:  "rezaré a los dioses y ha Buda para que cuiden tu alma, ojalá pueda encontrar felicidad." Era simple, pero a veces agotador.

                               . . .

Al día siguiente hubo algo nuevo, resultaba que había una reunión de lunas superiores ¿A qué se debería? Se pregunto con mucha curiosidad.

Se escuchó el sonido de un biwa y de repente la visión que tenía sus ojos sobre su paisaje cambió, ya no era aquella habitación decorada con lotos, ahora era una nueva, llena de casas de estilo japonés antiguo de colores tierra y beige.
Estas estaban colocadas sin ton ni son, algunas de arriba abajo, puentes sin sentido... Era una dimensión diferente.

El peli platinado se dirigió rápidamente al lugar de la reunión, había un par de sus compañeros, vio a quien consideraba su "mejor amigo", Akaza, la tercera superior.

                              [...]

La reunión consistió en que, su jefe, les decía lo inútiles que eran por no encontrar lo que les pedía. No era nada que le fuera de importancia a este.
Cuando terminó, observaba como su superior, Kokushibo, la primera, la más fuerte... estaba tan callada como siempre. Le causaba mucha curiosidad, casi nunca decía nada en las reuniones y se veían bastante poco, pero el menor; decidió tomar valor y se acercó a este a ver si podía sacarle un poco de conversación.

  - ¡Kokushibo-dono! ¡Qué alegría verle aquí! ¿Cómo se ha encontrado estos años?

Dijo con su típica sonrisita. El mayor no esperaba que aquel le hablara.

  - ¿Eh? Bien, supongo, todo es calmado como siempre. Nada en especial.

Dijo con un tono neutral mientras le miraba con sus seis ojos característicos. El de ojos multicolor se sintió animado por que no le había ignorado y de que, además le hubiera respondido.

  - ¡Me alegra! Estoy feliz por ti.

Respondió y tomó un poco de confianza, de todas formas, ellos se conocían de vista desde hace posiblemente 100 años. Se sentó a su lado.

  - ¿Hay algo que necesites, Douma? ¿A qué se debe tu llamado?

Este notó que el menor se había relajado y para no dejar su posición siguió con su mismo tono neutro, él no sentía todavía aquella confianza.

La conversación siguió tranquila, nunca habían hablado en toda su vida de aquella manera, como compañeros, quizá ahora... ¿Amigos? De todas formas, el mayor de ellos seguía manteniendo su distancia, no confiaba en aquel que siempre sonreía da igual el qué. En cambio, el menor se abrió a él y sí que le consideraba su amigo y no un compañero.

Entre ellos, decidieron volver a verse en un futuro cercano, quizá para entrenar entre ellos o para simplemente charlar, inclusive investigar juntos la flor de lirio araña azul, quien sabe.

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Hasta aquí el capítulo 0, muchas gracias por leer, si les ha gustado por favor díganlo, motivara para seguir escribiendo. ♡

La calidez de tus manos | Kokudou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora