8. Mónaco

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3 de mayo de 2022.

Arthur Leclerc se había pasado las últimas dos horas emocionado porque Mason Mount había estado dándome like a las últimas publicaciones y comentando en algunas de ellas.

Yo me había pasado las últimas dos horas emocionada porque Mason Mount había estado dándome like a las últimas publicaciones y comentando en algunas de ellas.

Vamos a ver, Mount era uno de los jugadores más guapos de la premier y podía decirlo de primera mano. Había llevado a mis hermanos a algún partido del Chelsea cuando viajaba a Londres y lo había visto en varias ocasiones, de lejos, pero lo había visto.

Alex y Brandon eran fans de los Blues.

- Deberías hablarle - propuso.

- Ni de coña - negué de inmediato.

- ¡Bibi! Acción, reacción.

- ¡Que no me llames así! - le di con un cojín de mi cama en la cara.

- Au - llevó una mano a su nariz - estás dejando pasar una oportunidad que muchas desean. Si yo fuera tú, ya estaría cogiendo un vuelo rumbo a Londres.

Puse los ojos en blanco y continué sacando prendas veraniegas del fondo de mi armario.

- ¿Qué tal este? - le enseñé un vestido.

- Seguro que a mi hermano le encanta - hice el amago de darle otra vez con el cojín.

Estábamos en el suelo de mi habitación preparando mi maleta. Este fin de semana era el Gran Premio de Miami y estaba ansiosa por el buen tiempo.

A Arthur se le daba bastante bien la moda, así que era un ayudante perfecto. Media hora después llamaron al telefonillo y mi vecino se levantó para abrir.

Seguí escogiendo todo lo que tenía que llevarme, normalmente tardaba horas en hacerlo. Arthur volvió unos segundos después y rebuscó por mi armario.

- ¿Qué tal me queda esto? - me giré, viendo como se había puesto un bikini por encima de su ropa.

- Estás guapísimo, te favorece un montón - dije para después explotar los dos a carcajadas.

Escuché la puerta principal cerrarse de golpe y reí aún más cuando Charles entró a la habitación y se vio bastante confundido al ver su hermano así.

- JAJAJA - rio Arthur, señalándolo - tendrías que verte la cara.

- Y tú tendrías que verte en un espejo.

El mayor de los hermanos se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza, saludándome, después se sentó en la cama y toqueteó los bikinis que quería llevarme.

- Esto te quedaría genial - alzó la braga de un bikini de dimensiones bastante reducidas.

- ¡Deja eso! - se lo arrebaté de la mano, doblándolo.

- Sí, no toques lo que no te pertenece - siguió su hermano, quien se estaba quitando el bikini - este también te quedaría bien, la verdad.

Puse los ojos en blanco y acabé de hacer la maleta yo sola, pues los dos Leclerc se pasaron el rato molestando.

- He invitado a los chicos - habló Arthur, bloqueando su teléfono - para cenar y a ver que hacemos después.

- ¿Cenar en mi casa? - asintió - mientras no me la destrocéis.

- Podemos pedir sushi - propuso Charles.

Todos asentimos y reorganicé todo el desastre de mi habitación. Una hora después, cerca de las nueve, ya tenía a cuatro pilotos más alrededor de la mesa de café de mi salón.

RED BLOOD - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora