13. Mónaco Grand Prix II

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29 de mayo de 2022

Llevé a mis hermanos a paso acelerado hasta el box de Red Bull. Hoy había especialmente gente, a pesar de la lluvia, así que llevaba a cada uno de una mano para no perderlos.

Al llegar, como no había nadie en la puerta, me tomé la libertad de entrar a pesar de no tener pase.

- Hola, Bianca - me encontré con Mason.

- Hola - le sonreí - no tengo mucho tiempo, he de volver al box de Ferrari.

- Claro, nos vemos por la noche.

Seguí mi camino y encontré a Helena en la zona de invitados. Dejé las manos de mis hermanos y nos acercamos a ellos.

- Hola Bibi - sonrió - gracias por traerlos.

- No hay problema - me dejé sentar a su lado, agotada.

- ¿Estás bien? - negué con los ojos aguados.

- Ayer me peleé con Charles y no me gusta que salga a la pista estando mosqueados.

- Te entiendo - acarició mi espalada - ¿Quieres contarme por qué?

Le hice un resumen, porque no tenía demasiado tiempo, y escuché atentamente sus consejos. Después, cuando ya se acercaba la hora de la salida, volví a Ferrari.

Como no, acabé corriendo porque ya empezaban la vuelta de formación.

Recé interiormente, un poco hipócrita de mi parte porque no creía en Dios, esperando que nada malo pasara.

Estaba lloviendo bastante, así que empezarían detrás del coche de seguridad. Me puso los auriculares para escuchar mejor.

Sacaron bandera roja por la lluvia y volvieron al pit-lane.

Cuarenta y cinco minutos después volvieron a salir. Hubieron bastantes sustos para algunos pilotos mientras iban detrás del safety car, pero consiguieron empezarla.

Anunciaron que Charles pararía en la vuelta 18 y esperé que hiciera una buena parada, fue rápida, pero se equivocaron claramente porque tres vueltas después lo volvieron a llamar.

Mi corazón se encogió al escucharlo maldecir y chillar cuando lo llamaron por segunda vez, teniendo que esperar perdiendo posiciones.

Charles había pasado de ir primero a cuarto. Juraría que estaba a punto de perder los nervios dentro de su coche.

La carrera se acabó cuando el temporizador llegó a cero. Otra vez Charles volvía a quedarse sin su victoria en casa y esta vez no fue por su culpa.

Pasé una mano por mi cara.

Charles estuvo un rato en su coche y bajó de este aún con el casco puesto. Lo vi a través de las camaras y supuse que fue a su habitación porque no volvió al box.

- Bianca - reconocí a la encargada de prensa de Charles - te espera en su habitación.

Le agradecí. Agarré mi bolso y colgué en este la gorra de Ferrari que no me había sacado en todo el fin de semana.

Esquivé a todo el mundo y subí las escaleras hasta estar delante de la puerta. Ni siquiera llamé y entré sin hacer ruido.

Me encontré a Charles sentado en el suelo, con la cabeza entre sus piernas y los brazos rodeándolas. Suspiré y me acerqué hasta él, me agaché y acaricié su brazo suavemente.

Él levantó su cabeza y la imagen que vi me partió el corazón. Tenía los ojos rojos y se notaba que había estado llorando.

- Has venido.

RED BLOOD - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora