17. Hungría

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28 de julio

Había pasado poco más de un mes desde la carrera de Canadá y me encontraba en casa, tumbada en el sofá, sin hacer nada. Tenía el televisor encendido y las noticias pasaban. Todo eran desgracias, así que la apagué y caminé hasta el vestidor.

Vi la ropa de deporte, así que me cambié y conduje hasta mi gimnasio, donde me encontraría con Arthur.

- Estoy conociendo a una chica - dijo mientras empezábamos a calentar en la cinta.

- ¿Es la dueña de la ropa interior que hay en tu cómoda?

Reí al ver como abrió la boca ligeramente y me miró espantado.

- ¿Tú como sabes eso? - me señaló y me arrepentí de haberlo dicho.

- Bueno... esto... - rasqué mi nuca - tu hermano necesitaba un pijama y entramos en tu casa, fue un accidente, ¡Lo juro!

- ¿Entrasteis por accidente a mi apartamento?

- ¡No! Quiero decir, lo encontramos por accidente - respondí incómoda - bueno, basta ya, quiero saberlo todo de esa chica ¿Quién es? ¿La conozco? - negó.

- Se llama Ada, vive en Suiza.

- ¿Y como la conociste?

- Vino a un Gran Premio con su familia y la conocí en la fiesta que se suele hacer después, estaba con su hermana, le pedí su número y desde entonces no paramos de hablar.

Aplaudí emocionada.

- Me la tienes que presentar, soy capaz de coger un vuelo a Suiza ahora mismo.

- Ni se te ocurra, la asustarás.

- ¿Yo? - dije ofendida - pero si soy un amor.

Arthur rio y me quedé callada cuando una cabellera rubia entró al gimnasio. Estaba subiendo las escaleras y su mirada se clavó con la mía al momento.

No había vuelto a ver ni hablar con Pierre desde la pelea con Charles y, sinceramente, seguía  sin querer verle. Entiendo que estuviera dolido, pero esta vez se había pasado.

¿Cómo se le ocurría pelearse con Charles y encima en un lugar lleno de cámaras y personas?

Aparté su mirada rápidamente y aumenté la velocidad para empezar a correr.

Después de media hora y de seguir sintiendo sus ojos azules encima de mí decidí que ya era hora de marcharme, no tenía ganas de seguir en el mismo lugar que él.

- Bianca - escuché su voz mientas caminaba por los pasillos.

Seguí ignorándolo y me relajé cuando vi el vestuario de las mujeres, solo unos pasos más y...

- Bibi - me agarró del brazo - por favor.

- No me llames así - me solté de él.

- Bianca, en serio, déjame explicarte.

Me crucé de brazos, mirándolo a los ojos.

Esos ojos azules que me habían atraído tantos años.

Noté algunas miradas por parte de los demás miembros del gimnasio.

- Está bien - dejó salir un suspiro - pero no aquí, ven a mi casa a las siete.

- Nos vemos allí - pareció más aliviado.

Le di la espalda y entré a cambiarme al vestuario.

Tenía curiosidad por cuál iba a ser su excusa por haberle dado tal puñetazo a Charles, pero no quería que nos vieran en público, alguien podría grabarlo, malinterpretar las cosas y eso me llevaría problemas con mi novio, algo que no quería, ya habíamos tenido problemas suficientes.

RED BLOOD - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora