Capítulo 16

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La mayoría del grupo se había emborrachado, pero terriblemente. Los únicos más o menos sobrios éramos Samy, Juan, Filis, Rocio, Ro y yo.

—No te duermas — le susurré al chico de lentes al dejarlo recostado en la parte trasera de su auto — Yo no sé manejar — anuncié al grupo de chicos.

—Filis puede ir a dejar a las chicas en mi casa — Anuncio Juan, refiriéndose a Ama y Ari.

—Yo llevare a Alex, a Aldo y Rocio — mencionó Ro.

—De acuerdo entonces yo llevare a Rivers, Mariana, Spreen y a Beth, pero me tendré que llevar el auto de Osvaldo.

—Él lo comprenderá — la rubia le entrego las llaves del auto que estaban en la chaqueta de su mejor amigo.

Los grupos se dividieron y me senté en la parte de atrás para mantener despierto a Osvaldo, aunque Spreen ya había caído en un sueño profundo.

—¿Quieres que te vayamos a dejar a ti primero? — me preguntó Rivis.

Lo pensé por unos segundos, miré al chico de lentes a mi lado, el cual se reía sin sentido viendo las calles.

Él iba a estar en buenas manos con sus amigos, pero sentía esa necesidad de cuidarlo.

—Yo me quedare con Osvaldo, así que no te preocupes — mencionó Rivers como si leyera mis pensamientos.

Ambos me miraban expectantes, Osvaldo arrimo su cabeza a mi hombro y empezó a decir cosas sin sentido.

—Bien, entonces llévenme primero — dije más tranquila.

El chico de lentes jugaba con mi cabello.

—Te ayudaremos para subir a Spreen a tu casa — hablo Juan y agradecí con una sonrisa.

El trayecto iba sin inconvenientes, intentaba mantener despierto a Osvaldo para que no tuviera contusión cuando se levantara.

—Tu cabello es muy lindo — mencionó el chico a mi lado entre risas.

—Gracias — agradecí.

—Me gustan tus pecas — agarró mi rostro — Mira son tan chiquitas que se te ven tan lindas.

—Osvaldo, suéltala — intervino su mejor amiga y lo separó de mí.

—No, déjame en paz, eres una pinché gruñona — esquivo los golpes de la rubia y se acercó peligrosamente a mí — yo solo quiero decirle a esta hermosa mujer cuanto me gus...

—¡Aaaahhh, un bache! — grito Juan impidiendo que escuchara a Osvaldo — Casi caigo en el bache, perdón por asustarlos, Osvaldito ya estamos por llegar a tu casa quédate sentado en silencio, sí.

El chico de lentes se quedó callado mirando el suelo del auto con mucha atención y minutos más tardes llegamos a mi casa.

—Rivs, encargarte de Osvaldo mientras voy a dejar a Ivan — dijo el de gorra y la rubia hizo lo antes ordenado.

Juan y yo sacamos al de rulos del carro y extrañamente se había vuelto más pesado que hace un rato.

Nos tomamos nuestro tiempo subiendo las escaleras, pero llegamos al primer piso.

—Quiero vom... — Ivan se tapó la boca.

Juan y yo aceleramos el paso y lo seguí hasta llegar al baño más cercano en mi casa, el cual estaba en la sala.

—Después de eso se sentirá mejor — mencioné.

Esperamos un rato hasta que el argentino se recompenso y el de gorra me ayudó dejándolo en la habitación de invitados.

—Muchas gracias Juan — agradecí cuando estuvimos en la puerta de la casa.

—No te preocupes, si necesitas algo nos avisas, Spreen cuando toma mucho se pone muy pesado — comentó y reí.

—Avísame a lo que llegues a casa y dile a Rivers que también lo haga.

—Está bien — nos despedimos con un beso en la mejilla y vi como el auto se alejaba.

Volví a casa, agarré un par de aspirinas y una botella de agua del refrigerador para luego ir a la habitación de Ivan. Ingrese sin hacer mucho ruido dejando las cosas en la pequeña mesa junto a la cama.

Estaba por salir, pero el agarre de su mano me detuvo.

—No te vayas — hablo con un tono somnoliento — ¿Puedes quedarte un rato hasta que me quede dormido?

—Es que yo también estoy cansada — explique.

—Por favor, solo cinco minutos.

No pude negarme, me recosté en la cama y el pelinegro coloco su cabeza en mi regazo, acaricie su cabello y un par de minutos después note que el argentino ya se había dormido.









♡[...]♡








La mañana llego rápido para nuestro gusto, el vuelo de Ivan salía a las once de la mañana y faltaban treinta minutos para la hora estimada.

No habíamos ni desayunado porque nos levantamos tarde, Ro nos fue a recoger y ahora mismo estábamos en camino al aeropuerto. Los minutos pasaban rápido y cuando ya faltaban diez minutos para que Ivan arribara llegamos con las justas.

Los tres corríamos entre la gente para llegar a la puerta de embarque que correspondía, no había tanta gente formada, pero estaba claro que ya estaban abordando.

"Pasajeros del vuelo 8-28 con destino a Argentina, el avión despegara en unos minutos, los invitamos a presentarse en su puerta de embarque para revisar sus papeles"

—Bueno, llego la hora — menciono Ivan.

Ro fue el primero en abrazarlo, ambos rieron por algo que había dicho Spreen, se separaron y me dirigí al argentino y antes de que pudiera abrazarlo él me detuvo.

—Beth, antes de irme quiero decirte algo importante.

Miré de reojo a Ro y asentí.

—La primera vez que nos conocimos vos olvidaste mi nombre y te disculpaste, pero como no te lo volví a decir me pusiste un apodo y así me conquistaste, desde esa noche tú me enamoraste y vine aquí para comprobar mis sentimientos, así que afirme todo, sé que el sentimiento no es mutuo y aunque verte con otro es un castigo para mí, yo nunca me opondría por tu felicidad...

La llamada anterior se volvió a repetir en los altavoces del edificio.

—Sé que somos amigos, pero yo te amo y Incluso si vos no me queres, yo tengo amor suficiente para compartirte.

Sus brazos rodearon mi cuerpo.

—No quiero que nuestra amistad se ponga incomoda, intentare sacarte de mí cabeza y vos... — se alejó de mi — Elegí ser feliz con ese chabón que ronda por tu pequeña cabeza — golpeo levemente mi frente y ambos reímos — Adiós Beth, fue un gusto conocerte.

Lo abrace nuevamente y susurre un "Te quiero", antes de que se alejara de nosotros y tomara rumbo a su hogar.









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beth_beth

– 30 minutos –

– 30 minutos –

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WILDEST DREAMS || El MarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora