Capítulo 31

4.8K 423 70
                                    

A penas dos días pasaron, pero para mí fueron una eternidad...

Ro y Lex se estaban quedando en mi casa, me cuidaban constantemente para que no estuviera pegada en el celular viendo todo el escándalo que se había formado.

Ni siquiera había salido hablar sobre la situación y sabía que él tampoco lo había hecho.

Aquella noche después de todo el problema solo me había dedicado a llorar, sabía que él cuerpo humano conservaba mucha agua, pero no sabía que era tanta como lo imaginaba.

Las lágrimas saladas y mis amigos fueron mi compañía, a pesar de que en un rato me encerré en mi habitación porque no quería ver a nadie ellos se quedaron y me esperaron.

Ese día llore tanto que me quede dormida...

No había ido a trabajar hoy, Lex estaba en el consultorio de abajo y Ro se encontraba conmigo viendo Pucca en mi habitación.

—Beth, voy a ir a comprar el almuerzo con Lex que ya está cerrando el consultorio — me informó mi mejor amigo y yo solo asentí.

Este se levantó de la cama y se acercó a mi mesa de noche para tomar sus llaves y celular.

—Cualquier cosa nos llamas, nosotros venimos enseguida — se acercó para dejar un beso en mi cabeza — Adiós.

Vi como salió de mi habitación y cerró la puerta, segundos después la puerta principal también sonó informándome que estaba sola.

Observe la caricatura... Se notaba que Garu quería a Pucca, aunque esta era muy insistente, la cuidaba y también se enojaba cuando la veía con otros.

A veces solo quisiera estar entre caricaturas para que todo fuera más simple.

Apague el televisor y mire el techo de mi habitación. Mathy descansaba a mi lado acurrucado en mi pecho.

Tenía la compañía de mis mejores amigos y aun así me sentía sola o mejor dicho su presencia me hacía tanta falta.

Intentaba comprender que ya nada sería igual, pero yo lo amaba a pesar de todo. A partir de hoy todo es recordar, ojalá el primer amor durará para siempre...

Los viajes en carretera cuando salíamos de la ciudad, perdiéndonos del mundo, los atardecer que compartimos juntos.

Recuerdo pensar que él era mío, pero ahora esos recuerdos se perderán con el viento.

Escuche perfectamente unas llaves en puerta de la sala abrirse, me pare y me acerqué a la puerta de mi habitación.

¿Será que los chicos olvidaron algo? O...

¿Eres tú?

De verdad quiero que seas tú, aunque todo sea parte de mi imaginación.

Escuché la puerta abrir y cerrar, tomé el pestillo de mi puerta y la abrí con cuidado para ver su figura a medio pasillo.

Era él...

Osvaldo estaba frente a mí.

Me acerqué lentamente, se veía cansado, sus ojos tenían algo de ojeras, parecía que no había dormido, estaba un poco delgado. Su cabello se encontraba desordenado, pero, aunque no se vía en las mejores condiciones me mostró esa sonrisa de la que estaba enamorada.

Estiré mi mano y apenas la palma de mi mano hizo contacto con su mejilla mi vista se volvió borrosa.

—Ya no llores por mí — musito tomando mi mano fría entre las suyas que se sentían tan cálidas.

—No puedo, me cuesta creer que estamos viviendo todo esto y debería de estar enojada, pero no puedo porque se trata de ti y mis sentimientos son más fuertes — solloce.

—Estoy tan lejos de saber vivir sin ti, me haces tanta falta.

El de lentes se arrodillo frente a mí y me abrazo de la cintura.

El tiempo no pasa, es como si estuviéramos paralizados en él.

—Perdóname, Beth — su voz se quebró y supe que estaba llorando — Lo lamento tanto.

—Me duele demasiado lo que hiciste, no podré olvidarme de esto, por lo menos por un tiempo — acaricie su cabello y este levantó su cabeza para mirarme.

Sus ojos estaban rojos e hinchados.

—Ninguno de los dos vamos a morir por más que tengamos el corazón roto — mencione aquella frase de cajón.

Me arrodillo frente a él y lo abracé escondiendo mi cabeza en su pecho, escuchaba su corazón latir, estaba calmado como el mío.

—No me dejes ir — murmure — Quédate.

Sus manos acariciaban mi espalda de esa manera tan suave que solo él sabía hacerlo.

—Me quedare todo lo que quieras — susurró.

Cerré mis ojos esperando quedarme así junto a él un largo tiempo, pero nada dura para siempre.

—Beth — escuche la voz de Lex a la lejanía.

—Beth — esta vez era Ro.

Me separe de Osvaldo y este acaricio mi rostro.

—El tiempo decidirá que pasará entre nosotros, aunque ahora estemos más lejos que nunca — murmuró el de lentes.

—¡Beth!

Me levante de un solo salto agarrando mi corazón, mire a mi alrededor.

Mis mejores amigos estaban a mi lado, yo seguía en mi habitación, me levanté a paso apresurado y abrí la puerta esperando verlo en el pasillo, pero no había nada, todo se sentía frío...

—Beth, ¿Estás bien? — preguntó Lex llegando a mi lado.

—Yo lo vi — murmure, mire a mi mejor amiga con los ojos cristalizados — Yo lo vi Lex, no quiero borrarlo de mi vida, no quiero — negué.

La castaña me atrajo hacia ella y me abrazo.

—Tranquila, mi niña — susurró.

—Lo extraño, Lex, lo extraño tanto — me derrumbe completamente.

Solo puedo preguntarme... ¿Cómo estás?, ¿También te duele cada latido?, ¿Pudiste dormir?, ¿Comiste?, ¿Me extrañas tanto como yo lo hago?

WILDEST DREAMS || El MarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora