03

417 40 5
                                    

Agustín estaba en la enfermería, su cuello aún dolía, no tan insoportablemente, pero lo hacía, tenía algunos restos de lágrimas en sus ojos, ese chico lo había lastimado, y todo había sido su culpa.

—Agustín— dijo Constanza a su lado, ella lo había acompañado a la enfermería luego de ayudarlo a ponerse de pie, cuando Marcos lo dejó en el suelo, el chico que le había pedido a él que lo soltase, solo se había ido luego de verlo de reojo. Sin más.

—¿Mm?— le preguntó, la enfermera terminó de ponerle una crema.

—Te recomiendo que no hables nuevamente con Ginocchio.

Sería lo más sano, jamás pensó que pedirle un favor sería tan costoso para él, aunque ahora tenía cierta curiosidad hacía él, era muy malo, y de alguna forma quería saber el por qué. No era su culpa, tenía la costumbre de querer saberlo todo.

—No lo haré— respondió.

—Ni lo vuelvas a mirar, un chico un día lo vio más de lo debido— contó —Y terminó acá con la mandíbula fuera de su lugar.

—No solo la mandíbula— aportó la enfermera —Incluso su hombro.

—Oh— dijo Agustín recibiendo un escalofrío. Constanza asintió y removió el pelo de Agustín.

—¿Por qué permiten su comportamiento?— preguntó, se alejó un poco demostrándole que le incomodaba su tacto.

—Es complicado— respondió Coty bajando el rostro.

—Quiero saber— murmuró. Constanza miro a la enfermera y luego a Agustín, este entendió la referencia y se puso de pie —Gracias— dijo y se marcharon, Agustín tenía un sentimiento horrible naciendo en su estómago.

Al estar fuera, Constanza se preparó un segundo antes de hablar mientras caminaban a pasos lento hacía la salida. Las clases habían finalizado para ellos, el profesor que daba las últimas dos horas se había ausentado. Miró a su alrededor, literalmente casi todos lo veían, al parecer, ya todo el instituto se había enterado de su incidente con Marcos Ginocchio.

—Se rumorea que su padre tiene negocios con el director— dijo Constanza en voz baja, la miró procesando —Estoy segura que sí.

—¿Qué tipo de negocios?— frunció el ceño.

—¿Por qué querías hablar con él?— preguntó sin responder a su pregunta.

—Que-quería un guardaespaldas, Lucila dijo que...

—Solo no te acerques más a él, tampoco a Lucila, ella es una chica muy indisciplinada— interrumpió —te prometo que yo misma me encargaré de que nadie te moleste, es mi deber como presidenta de la clase, no te preocupes— dijo, la Constanza que Agustín había conocido hace horas era muy diferente a esta, realmente hablaba en serio.

—Ok— susurró pensando, ¿Acaso ella hablaba de negocios sucios?

—Adiós— dijo en cuanto salieron del lugar, Agustín se despidió con la mano tomando un taxi y subiendo.


•••


La noche la había pasado mal, a pesar de que su Mamá se quedó con él hasta que se quedó dormido, y todo por haber visto esas marcas en su cuello gracias a Marcos.

Había tenido pesadillas, se ahogaba, muchas personas lo perseguían y terminaba arrollado por las mismas, despertó sudando y con el corazón en la garganta. Asustado. Le contó lo sucedido a su mamá, desde que había ido a él, hasta que terminó en el suelo. Sólo que omitió algunos hechos y le dijo que lo único que quería era saludarlo, sin embargo, ella le pidió lo mismo que Constanza; nunca más acercarse al chico malo.

𝙼𝙰𝙻𝙳𝙸𝚃𝙾 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora