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Agustin colgó su bolso viejo en su hombro y bajo las escaleras, su mamá estaba preparando huevos revueltos, suspiro sentándose en la mesa, su papá leía el periódico, no le había hablado desde que fue grosero el otro día y les dijo que venía de "cojer" con un chico al llegar de la supuesta fiesta.

Había sido un inconsciente, ellos se habían pasado toda la noche preocupados por el mientras el era humillado por Marcos en ese auto. Ya habían sido siete días desde eso y no podía estar más avergonzado. Tanto que no había pedido disculpas aún.

Reviso su teléfono no habían notificaciones, suspiro, recordó los días que Lorenzo le enviaba una cada día, hablando de él el otro día Agustin había llegado de conocer el regalo que era "comer" donas con él, dijo que iría al baño portátil que quedaba afuera, pero cuando volvió le dijo que lo mejor era no verse por un tiempo, ¡Qué extraño! Más allá de eso, al dejarlo en casa no había vuelto a responder los mensajes de Agustin, la verdad no tenía mucho interés en saber la razón, ahora sólo quería pedirle disculpas a sus padres. Su mamá no estaba enojada, ayer lo había saludado normal y casi obligado a comer, pero su papá sólo se había mantenido en silencio, como justo ahora.

Agustín se sentó en la mesa, su mamá le dio los buenos días, el miro sus converse hoy marrones, luego jugo con las piñas dibujadas en su pantalón oscuro y acomodo su suéter de capucha marrón antes de aclararse la garganta y mirar a su papá, él estaba muy bien vestido, con un traje de oficina claro, al parecer ya era su día de irse.

—Papi— susurro, su mamá dejo un jugo espeso de banana para Agustin y una pequeña tostada, le sonrió, le estaba dando menos comida.

—¿Qué pasa Agustín?— respondió dejando el periódico para tomar su café con leche.

—Antes de que te vayas quería-...

—No— lo interrumpió —Gracias a tu espontánea rebeldía he logrado que me trasfieran a la ciudad, no me iré.

—Me alegra mucho— sonrió—Digo, no, no me alegra que te quedes por eso pero-...

—Dime Agustín — respondió serio, señaló su comida y tomo de la bebida, hoy no sabía mal.

—Quería pedirles disculpas por lo del otro día, no debí ser así y decirles eso, ustedes se sentían muy preocupados, de verdad lo siento— bajo el rostro, dándole otro sorbo al vaso de ositos.

—Bien, espero no se vuelva a repetir— dijo serio.

—Lo que tú papá quiere decir amor— habló su mamá —Es que debes avisar si llegarás más tarde, en la calle hay muchos peligros.

—Está bien, lo haré— dijo Agustin, y por primera vez en mucho tiempo termino su desayuno.

Le llegó un mensaje, y miro el remitente de inmediato, era Lorenzo, decía que su cumpleaños era mañana, que si quería hacer algo. Sonrió al teléfono diciéndole que sí, nunca lo habían invitado a algo.

—¿Estás bien hoy, Agustin?— preguntó su mamá, este la miré.

—Y-yo, si— suspiró —Estoy bien.

No mentía al cien por ciento. Había hecho cosas en estos días, gracias a la ausencia de Marcos en el instituto, se había concentrado en sus deberes, obtuvo muchos dieses, también había comenzado una pequeña amistad con Lorenzo, quien se disculpó con el por involucrarlo con el tatuado y le devolvió su dinero, aparte había comenzado a sentarse con Agustín de nuevo, y le estaba ayudando con sus tareas, solamente le explicaba lo que no entendía. Constanza también se había unido a ellos, y aunque no le caía muy bien a Lorenzo se estaba dando cuenta que ella no era tan mala, y notó que quería mejorar su rendimiento así que ahí iban conociéndose.

𝙼𝙰𝙻𝙳𝙸𝚃𝙾 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora