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Otro día, la misma rutina...























Ya amaneció, desperté un poco temprano, después de recobrar la concienciar noto que el otro chico no está. Me extrañó pero no le di importancia.

Estiro mis brazo con la esperanza de desperezarme, luego noto por el rabillo del ojo que aquel libro que el me había dado es encontraba en mi mesita.

Lo tomé y empecé a hojearlo un poco,  eran muchas páginas para mi gusto, lo habrá leído completo? Traté de darle una oportunidad y empecé a leerlo...

"Había una vez un chico, pero no era cualquier chico... era un chico especial, ¡se podía convertir en paloma cuando el quisiese! Aparte de tener rasgos de ella cuando estaba en su forma humana. Era muy feliz por su don, incluso los de aquel pueblo les agradaba, pero alguien no lo hacía...

Era un temible cazador de criaturas míticas, vestía camisas blancas con pantalones negros, siempre llevaba un cubreboca negro característico, nadie lo ha visto sin el... , llevaba una letra roja en sus camisas para que las criaturas lo reconociesen, pues era bien sabido entre ellas que era el más despiadado de todos los cazadores, y para que no fuese tan "fácil" les daba a las criaturas chance de huir.

También se sabía que aquel cazador estaba obsesionado con aquella criatura, he iba a capturarlo a toda costa.

Por otra parte, aquella criatura no tenía miedo del cazador, al contrario, se le hacía interesante saber que alguien estaba interesado en el.

Un día, el híbrido de paloma salió a pasear por el prado, pero no contaba con que no estaba solo del todo. Sentía que alguien lo observaba pero no le dió importancia, así que siguió su camino..."

Alguien abre la puerta de la habitación,  era la enfermera con el desayuno.

Dejo el libro en la mesita y me dispongo a comer, aun no había señal de aquel chico.

Terminé de comer y fui al baño a acearme, cuando terminé salí del baño veo la camilla que está junto a la mía

Me acerco y noto que en esta hay libros, unos audífonos, un cuaderno y una camiseta negra. Me acerco sin vergüenza alguna y levanto aquel cuaderno, cuando lo hice, caen dos fotos de este, las recojo rápido y las observo.

Era una foto de él más joven pero con otra persona, era mucho mal alta que el, tenía lentes y una coleta, vaya... se veía enano a su lado.

Luego veo la otra foto, pero esta es de más joven, de bebé para ser exactos, se veía tan tierno, tenía unos ojos grandes y llenos de inocencia, tan pálido y con mejillas rosaditas y regordetas, haciendo un leve puchero.

Vaya que se veía tierno, sin darme cuenta, me encontraba sonriendo, sacudo mi cabeza para sacar esa idea de mi mente, pongo las fotos en su lugar y observo la camiseta negra

La tomé cuidadosamente, lo pensé dos veces antes de hacerlo pero... la acercaba lentamente a mi rostro, la olfatié una ves, después de mirar a todos lados asegurándome que nadie me viese, inunde mi cara completamente en aquella prenda, respirando profundo repetidas veces, impregnado el olor en mis fosas nasales, tenía los ojos cerrados, lo estaba... ¿disfrutando?

Inhalé una última vez, esta vez asegurándome de memorizar aquel aroma...

Oía unos pasos aproximándose, me asusté y entré en pánico, miré a todos lados con desesperación aún sosteniendo la camisa

La puerta esta siendo abierta

<<MIERDA>>

En un movimiento rápido me metí a la camilla y corrí la cortina, estaba nervioso y sudando frío, tenía miedo en lo que llegara a pensar de mí.

Oigo unos pasos entrar a la habitación,  era él siendo ayudado por una enfermera a caminar mientras el llevaba el tubo del suero.

Escucho como ella lo deja en la camilla y se retira.

◇◇

El chico recién llegado suelta un suspiro pesado y audible, cae de espaldas a su camilla exhausto.

Mientras tanto, el castaño está demasiado nervioso, trata de hacer el menor ruido posible, incluso hasta no respirar.

Luego de un rato, el de ojos ámbar escucha la fricción entre algo y una sábana, era el azabache buscando algo en esta.

El menor de estatura se levanta preocupado y empieza a buscar desesperadamente algo, todo esto siendo visto por un muy asustado castaño por un espacio estrecho entre las cortinas

El ojos lilas se baja de la camilla y empieza a buscar frenéticamente algo por toda su parte de la habitación, caminaba rápido de aquí a allá

El otro chico escuchaba jadeos de desesperación, pudo ver que este tenía los ojos cristalizados, a punto de llorar

("Será por esta camisa?") Se preguntaba así mismo

De ser así se sentiría terrible

("Tal vez sea mejor que lo devuel-...")

La cortina fue fuerte y rápidamente corrida así asustando al castaño, enfrente a el veía a un azabache sudoroso, despeinado y con los ojos a punto de llorar, leves jadeos salían de su boca

Por otro lado, el ojilila no esperaba que el castaño estuviera ahí, llevándose un susto cuando lo vió, estaba a punto de pedir disculpas, pero bajó su mirada y encontró lo que tanto buscaba, su preciada camisa

Mientras el estaba confundido, el castaño se quería morir en ese instante, quería huir y tal vez llorar in poco, cuando vió que el contrario se quedó viendo la prenda que el sujetaba rápidamente se la extendió evitando todo contacto visual.

El azabache seguía confundido, pero lenta y dudosamente lo tomó, desde que Aquino sintió que lo sujetaba lo soltó y de un tirón corrió la cortina.

Quería que la tierra lo tragase y lo escupiera en quién sabe donde, después de unos momentos escuchó como el otro chico abandonaba la habitación.

Se sentía avergonzado, se hizo bolita en la camilla y se hechó a llorar.

Despues de un rato el había tomado una decisión, solicitar un cambio de habitación.

Y lo peor de todo, se lo aceptaron.

Después de un rato, llegó la enfermera que la trasladaría al otro cuarto, ayudándolo, con los sueros que el traía conectados

Cuando abrieron la puerta para salir, se encontraron a una enfermera trayendo el azabache a la habitación

Un momento un poco incómodo si me lo preguntan.

El de menor estatura bajó su mirada,  dandose cuenta que el castaño llevaba su mochila en mano, subió su mirada triste topamdose con sus ojos ámbar

–¿Te vas a ir?...– dijo con un tono de niño pequeño

Aquino estaba en shock, acaso, el le había dicho algo? No lo podía creer, después de un momento él reaccionó

–y-yo... me cambiaran de habitación... – dice en susurros y bajando su mirada

–¿por qué?... fue por mí?– decia con cierta tristeza

–si... d-digo no por ti, o-o sea en parte... solo... no quiero incomodarte más – soltó en tartamudeos

Se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que el azabache habló

–por favor, no te vayas... no quiero estar solo, tu... tu no me incomodas...- decía con la voz temblorosa y con la cabeza baja

¿Acaso estaba soñando?, ¿enserio le pidió que se quede?

– amm... –miró a la enfermera que lo acompañaba, haciéndole ojos suplicantes

–bien... podemos cancelar el traslado – soltó la mujer







































































Bloqueo del escritor ven a mí Jjakansnhaushs

&quot;¿Compartimos camilla?&quot; •[DUXINO]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora