30 Days Of Smut Challenge | Minsung

❛ Day 14

[Sexo por teléfono]

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Una fina capa de sudor cubría todo su cuerpo, las gotas rodando por la línea de sus abdominales y por las venas de su cuello. Secó con una toalla lo que caía por su frente y cabello, terminando la tercera ronda de sentadillas en su rutina de ejercicios.

Minho usaba un pequeño cuarto en el primer piso para ejercitar su cuerpo y mantenerlo en forma, poniendo algo de música y simplemente disfrutando de aquello que tanto amaba. Su madre le había comprado ciertas máquinas como lo era una bicicleta estática y un levanta pesas multifuncional que rellenaban el lugar, incluso le había instalado unos espejos en la pared como regalo de cumpleaños.

Que su madre fuese una de las empresarias más grandes de Corea del Sur tenía sus ventajas.

Miró la hora, notando como eran casi las siete de la tarde, por lo que ordenó el pequeño desorden que había causado para luego tomar su botella y toalla saliendo del lugar no sin antes abrir las ventanas y cerrar la puerta con llave una vez fuera.

Subió las escaleras y entró directamente a su cuarto, dando una mirada de soslayo al cuarto del menor. Se encaminó al baño y dejó que el agua fría comenzara a caer en lo que despojaba toda su ropa sucia.

Se introdujo en la ducha y sintió como sus músculos se relajaron cuando los chorros recorrieron su anatomía, cerrando los ojos dejándose llevar por la gloriosa sensación.

Luego de un par de minutos, ya completamente limpio, salió (luego de cortar el agua, claro está) y secó superficialmente por todas partes, enrollando luego la toalla en su cadera mientras se acercaba al largo espejo por encima del lavamanos.

Miró su reflejo fijamente, notando como sus facciones comenzaban a tornarse más duras y prolijas, su frente despejada ya que su cabello húmedo estaba acomodado hacia atrás, su piel lisa, sus labios rosados y sus ojos alargados creando la combinación perfecta para que cualquier persona con buen gusto cayera inmediatamente a sus pies.

Era una lástima que él ya tenía a alguien apoderando su mente y veía imposible que eso cambiara.

Se encaminó donde estaba su clóset, colocándose ropa limpia; un simple buzo y una camiseta a cuadros abierta siendo las prendas que al castaño más le acomodaban.

Así que, luego de ponerse crema de limón en su rostro y algo de perfume en su cuello, salió del cuarto, golpeando la puerta de enfrente para luego abrirla lentamente.

Sonrió al ver a Jisung en la silla de su escritorio, con una sudadera amarilla y sus pantaloncillos grises cubriendo su cuerpo, la suave música de Troye Sivan llenaba el silencio de la habitación mientras se concentraba únicamente en el dibujo con acuarelas y lápices pasteles que estaba haciendo.

Se acercó lentamente y rodeó con sus brazos el cuello del chico, causando que este diese un pequeño salto y soltara el lápiz que tenía en la mano.

—Me asustó

—Lo siento— Rió, dejando un pequeño beso en su mejilla—, ¿qué haces?

—Clases de natación, ¿no ve?— Respondió sarcástico.

Viró los ojos y volvió a sonreír, alejándose y dejándose caer en la cama ajena, su cabeza recayendo en los miles de cojines que decoraban la cabecera de esta.

El rubio dejó las cosas girando la silla en dirección al mayor, sintiendo como su respiración se cortaba a medias al notar la camisa desabotonada de Minho, bajando la mirada a los calcetines de conejo que cubrían sus propios piecitos.