Cuando despertó, ya la luz del sol estaba entrando por el balcón iluminando la sala de estar con luz natural. Tardó unos segundos más en comprender que el dolor repentino que estaba sintiendo su cuerpo era producto de la posición tan incómoda en la que se había quedado rendida en el suelo.
En el suelo.
¿Por qué demonios estaba tirada en el suelo?
Al recordarlo se levantó de un sobresalto, y el movimiento tan brusco casi hace que se diera de bruces contra el suelo por segunda vez en un mismo día. Al incorporarse miró frenéticamente a su alrededor. El cuchillo seguía en el mismo lugar en donde recordaba haberlo dejado el día anterior. Casi a la carrera salió al balcón, pero se encontró con qué alguien había colocado algo del papel que usaba en la cocina para secar algún derrame de líquido sobre el que, en ese momento, debía ser un charco mal secado de café, y también habían dejado en una esquina los pequeños pedacitos de lo que, hasta la madrugada pasada, era una de sus tazas favoritas.
No pudo evitar que un escalofrío recorriera su espalda mientras entraba nuevamente al departamento, cerrando la puerta del balcón tras de sí.
Su mente, en modo automático, hizo que se cambiara de ropa por algo más adecuado para ir a la universidad. Apenas hizo una pausa para lavarse los dientes antes de buscar su teléfono celular, sus llaves y tomar nuevamente su mochila. Estaba en un shock tan grande que no entendía muy bien ni siquiera a dónde se dirigía, pero solo sabía que necesitaba salir de ese departamento urgente o si no iba a sufrir un colapso nervioso.
Cuando ya estaba en el autobús, le escribió un rápido mensaje a Hayate.
"Tenemos que vernos ¡Es urgente!"
Unos minutos después, recibió un mensaje de regreso.
" ¡Hola Coca-Cola! ¿Es de vida o muerte? Tengo una prueba hoy. Si no es de vida o muerte ¿Puedo ir mejor a tu casa mañana?"
Al parecer, le tocaría enfrentar esa situación sola, al menos por ese día.
Y lo peor es que todavía tenía que estudiar para ese estúpido examen.
Se tomó unos minutos para respirar profundamente. Todavía no terminaba de comprender qué rayos era lo que había sucedido en la madrugada. Incluso podía ser solo una jugarreta de su mente, pero eso no quitaba que era algo que no podía resolver justo en ese momento. Así que, lo mejor que podía hacer para salvaguardar un poco su paz mental, era enfocarse en las cosas que sí podía solucionar en ese momento, como su examen o el tener que trabajar esa noche, y luego ver como terminaba de solucionar lo demás.
Era eso, o pedir una cita urgente con el médico.
Su bolsillo no podía permitirse esa clase de frivolidades de momento.
Con una renovada determinación, se dirigió hacia la universidad en la que estudiaba y ubicó un asiento bastante apartado en la biblioteca del lugar, para poder repasar lo necesario para presentar ese examen. Por el tiempo que había perdido durante la madrugada dudaba que pudiese ser capaz de sacar un sobresaliente, pero en ese momento con aprobar la prueba le bastaba. Luego de un par de horas de repaso, Griffith, uno de sus compañeros de clase, la divisó en el lugar y se sentó junto a ella para también revisar el material del examen, lo que Nanoha agradeció profundamente ya que así podía distraerse con algo de conversación trivial y así alejarse del caos mental que se cernía sobre ella.
Luego de una hora adicional de repaso decidieron moverse al salón de clases, ya que antes de ese examen también tenían pautada una clase de otra asignatura.
Cómo Nanoha no se durmió durante esa clase, considerando el hablar monótono del profesor asignado, fue un misterio que sólo Dios podría resolver.
Algunas horas después, y con la fé puesta en la perorata que había escrito en su examen, se dirigió hacia el pub en el que trabajaba y, metiéndose por una nueva noche en el papel de experta en atención al cliente, logró sobrevivir un día más atendiendo mesas sin derramar una bebida o ser insultada en el intento.
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Espectral (¡Mi fantasmal historia de amor!) NanoFate
FanfictionDespués de tanto ahorrar, Nanoha había logrado mudarse a un pequeño departamento que le daría la privacidad y tranquilidad que su vida de universitaria requería. El precio de la renta era una ganga, pero todo parecía estar en orden. Lo que nunca se...