Capítulo Final: ¡Te encontré otra vez!

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Dejó escapar un suspiro mientras terminaba de leer el documento que tenía entre sus manos. Una vez terminó de leer el reporte, lo firmó rápidamente y lo dejó dentro de una carpeta, al costado de su escritorio. Con esa última firma ya había aprobado todos los informes de las campañas de ese mes, y podría centrarse nuevamente en evaluar, con más calma, las nuevas ideas del departamento creativo de la empresa.

Girándose para tener un mejor vistazo del monitor de su computador, revisó por última vez esa mañana la bandeja de su correo electrónico. Ya había delegado las tareas importantes, y el resto de los mensajes eran reportes preliminares que podía ver sin problemas en la junta de los jefes de equipo al final de esa semana. Oficialmente quedaba libre por ese día.

Se tomó un momento para estirarse, mientras aprovechaba de deleitarse con la vista que tenía de la ciudad a través de los amplios ventanales de su oficina. Ese era uno de los beneficios ser la directora ejecutiva de la empresa de publicidad y mercadeo que, luego de arduo trabajo y bastante sacrificio, había logrado fundar junto a su mejor amiga. Atrás habían quedado los días en donde tenía que partirse el lomo trabajando en horarios poco sanos en la noche mientras se quemaba las pestañas estudiando por las mañanas, tan solo para graduarse en el menor tiempo posible.

Tener una vida cómoda siempre había sido uno de sus objetivos. Gracias a su perseverancia, paciencia y buenas decisiones, la empresa que habían fundado había crecido a pasos agigantados, y ya llevaba unos cuantos años consolidándose dentro del mundo de la publicidad en esa gran ciudad. Sí, era cierto que la competencia era feroz, y aún estaban lejos de otros gigantes del marketing en la zona, pero cada día avanzaban un poco más, cada día crecían un poco más. Para venir de no tener nada a construir con sus propias manos ese proyecto, los resultados eran más que satisfactorios.

El sonido de su teléfono celular la sacó momentáneamente de su ensoñación. Al tomarlo, se encontró con un alegre mensaje de Hayate.

"¿Preparada para buscar a Vivio? ¡Ya es hora!"

Ante la mención de Vivio, no pudo evitar sonreír.

Vivio era su hija. Una enérgica niña de cinco años a la que parecía que las baterías no se le agotaban, y que estaba mostrando a su corta edad cierta predisposición hacia las artes marciales. Hoy era su primer día en el kinder y, si quería llegar a tiempo para poder ir a buscarla a su nuevo colegio, almorzar juntas y poder llevarla a clases de kárate, tenía que empezar a apurarse.

La llegada de Vivio, aunque algo inesperada, le había hecho organizar un poco mejor su vida. Antes, había estado mayormente enfocada en su trabajo, preocupándose porque sus planes salieran bien. Se había sumergido tanto en su trabajo que, la anteriormente cálida y divertida relación con quién, en aquel momento, había sido su esposo, se enfrió a pasos agigantados.

Yuuno, su ex, era definitivamente un buen hombre. Se habían conocido cuando tenía apenas un par de años de haber salido de la universidad, gracias a algunos amigos que había hecho en la primera empresa de publicidad en la que empezó a trabajar. Tontearon por un tiempo de manera intermitente durante algunos años, gracias a que su trabajo como arqueólogo le obligaba a viajar de manera frecuente a sitios bastante distantes entre sí, lo que hacía que no pudieran verse a veces por un largo periodo de tiempo.

Fue en una de las estadías de Yuuno en Uminari, luego de estar prácticamente al otro extremo del mundo por casi medio año, que el hombre rubio le había pedido llevar su relación a otro nivel de compromiso.

Era un hombre gentil, de risa amable y buen humor constante. La respetaba, y la trataba bien. Secretamente, el hombre cumplía con todos los requisitos que, hace muchísimos años, había adoptado por culpa de otra persona rubia.

Espectral (¡Mi fantasmal historia de amor!) NanoFateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora