— Entonces Fate ¿Cómo te sientes hoy?
Estaban nuevamente en el consultorio del doctor, a pesar de que no se sentía enferma. La silla era incómoda, y también hacía mucho frío. Podía sentir el frío a pesar de que su mamá le había puesto antes de salir su chaqueta favorita.
Su mamá estaba sentada junto a ella, en otra de las incomodísimas sillas que el doctor tenía en su oficina. La mujer mayor, de amables ojos verdes y curioso color de cabello, había tomado una de sus manos como si quisiera darle seguridad, pero no entendía por qué la cara de su madre adoptiva mostraba tanta angustia.
Desde la última vez que la habían citado al colegio su madre tenía esa actitud. Aún no entendía por qué, en el colegio, su maestra había armado tanto alboroto por un dibujo.
¿O quizá había sido porque, en vez de dibujar solo a su madre, también había dibujado a otra mujer con la que solía soñar?
No, seguramente era porque le había dicho a su maestra que, esa otra mujer, era su amiga.
Solo había visto a esa mujer en sus sueños, pero le parecía muy amable, y también era muy bonita. Soñar con ella se sentía un poco extraño, porque a pesar de que hablaba con la mujer de cabello cobrizo por largo rato, y se reían y encendían un televisor que parecía estar desactualizado, en su cabeza su voz se escuchaba más grave, como si ella misma fuera alguien mayor.
Le gustaba soñar con esa mujer, porque se sentía tan real. Casi como si fuese algo que estuviese recordando. No reconocía la casa con la que soñaba. Era muy distinta a la amplia casa de dos plantas en donde vivía con su madre adoptiva. Pero, cada vez que soñaba con esa diminuta sala, se levantaba con una gran sonrisa.
Luego de la citación en el colegio su madre la había llevado al médico. El doctor le había preguntado varias veces quién era esa mujer que había dibujado, si la conocía o se había visto con ella. Todo eso mientras la examinaba físicamente con un nivel de detalle que la hacía sentir incómoda.
Ella solo insistía en que veía a la mujer en sueños, pero nunca la había visto estando despierta.
Le habían preguntado si sabía el nombre de la mujer, pero el largo interrogatorio ya la había fastidiado, y algo dentro de su corazón le hizo pensar que quizá lo mejor era que se guardara para sí misma esa información.
Claro que sabía su nombre. En sus sueños, lo había pronunciado.
Su amiga se llamaba Nanoha. Pero eso no se los diría.
Así que le siguió el juego al doctor, contestando todas las preguntas del hombre y guardándose ese único detalle.
— Algunos niños tienen una gran imaginación señora Harlaown, sobre todo en edades similares a las de Fate — le explicó el hombre a su madre, quién parecía sacarse un peso de encima con esa información — Por lo demás parece una niña sana, así que es posible que la pequeña Fate solo esté pasando por una etapa excesivamente imaginativa ¿No es así, Fate?
Fate, en su incómoda silla, se apresuró a asentir intentando mostrar una sonrisa.
— Por ahora, creo que no es necesario preocuparse — continuó el doctor — Si la situación empeora quizá podríamos considerar algún tratamiento, con bajas dosis, pero como está en edad escolar y me comenta que tiene un buen comportamiento en la casa y en la escuela, creo que sería más prudente dejar que pase el tiempo. Tal vez considerar alguna actividad extracurricular sea adecuado, para que pueda enfocarse en algo distinto.
Su madre intercambió algunas palabras más con el doctor y, luego de expresarle su agradecimiento, la tomó de la mano y salieron caminando de la clínica. La mujer mayor respiraba aliviada, y se veía más tranquila de lo que la había notado en días.
ESTÁS LEYENDO
Espectral (¡Mi fantasmal historia de amor!) NanoFate
FanfictionDespués de tanto ahorrar, Nanoha había logrado mudarse a un pequeño departamento que le daría la privacidad y tranquilidad que su vida de universitaria requería. El precio de la renta era una ganga, pero todo parecía estar en orden. Lo que nunca se...