06 (2020)

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— ¿Dices que no tenía ni idea de cómo usar una computadora? —preguntó Roier mientras tenía las mejillas llenas con comida. ante la interrogante Slime asintió— Pero igual no es tan raro, ¿No?

— Quizás sólo un poco. —frunció su ceño ligeramente respondiendo—. Es decir, nuestra generación es muy informativa en cuanto la tecnología, es extraño que no supiera ni lo básico, como ya saben... Siquiera encender una computadora. —miró de reojo a Mariana, quien estaba sentado bajo un árbol mientras leía—. Un computador lo entiendo, pero... Parecía no saber nada sobre cómo usar un celular, eso ya es demasiado raro.

— Estás exagerando. —mencionó Foolish— Deja de preocuparte por eso y mejor pon tu atención en tu alrededor, ¿Has visto como Paola te sigue mirando? —una sonrisa se formó en sus labios.

— Oh no. —interrumpió Aldo—. Yo ya puse mis ojos y atención en ella así que está prohibida para ustedes. —dijo en un tono serio pero al mismo tiempo alegre—. Supongo que no te molesta, ¿Cierto Slime? —miró al nombrado, quién soltó una pequeña risa.

— No, por supuesto que no. Ve a ella.

— ¿Te estás interesando en Paola? Recién terminas con Dana y ¿ya quieres estar con otra? —cuestionó Roier sorprendido.

— Ella a los minutos ya estaba con Oliver, ¿Yo no puedo conocer a alguien más? —rió avergonzado—. Además no digo que seamos novios de una vez, obviamente quiero conocerla profundamente.

— Esperen, guarden silencio. —calló Foolish al mirar tres alumnos pasar a su lado.

Dos castaños y un pelinegro, fueron quienes llamaron la atención de los alumnos presentes ahí, ¿Por qué? Simple, uno; "Los malos", dos; "Eran los únicos en el campus que estaban caminando de forma cool" y tres; Se dirigían al chico nuevo. El aura de los tres era demasiado fuerte, casi imposible de ignorar.

— Deberíamos irnos. —murmuró Aldo, antes de que él, Foolish y Roier se levantaran y caminaran al interior de la universidad.

Los tres chicos llegaron a Mariana; Sin embargo, quiso no tomarles importancia al sentir su presencia pero no lo logró, se sentía tan incómodo así que intentó pensar en alguna forma de irse de allí. El pelinegro se inclinó hasta la altura del castaño oscuro para mirarlo a los ojos y hacer contacto visual, cosa que Mariana evitaba.

— Mírame.

No hubo respuesta.

— Dije que me miraras. —repitió pero esta vez sujetó el mentón de Mariana, alzando su rostro para que sus ojos se encontrarán—. ¿Por qué tan tímido?

Nada aún.

— ¡Estoy hablándote!

Mariana puso su mirada en él, lo había visto antes, estaba en la clase de tecnología, su rostro era como el de un chico maduro, no un adulto como tal pero tampoco como el de un niño, sus facciones se veían suaves, era guapo y lo que le hacía ver más atractivo, era su ceño fruncido.

— ¿Puedes dejarme tranquilo? No estoy buscando problemas. —murmuró volviendo a descender su mirada.

— Los conseguiste cuando llegaste con ellos... —dijo con un tono más bajo y entre dientes.

Mariana arrugó un poco la nariz al no entender qué significaban esas palabras. ¿Ellos? Pensó intentando averiguar a quienes se refería.

— Por favor, déjame tranquilo... —esta vez intentó mostrarse más amable con la intención de que el contrario le dejara.

A cambio de eso, el pelinegro soltó una pequeña risa y con su mirada observó el libro que el ajeno sostenía.

— Ya veo de qué tipo eres. —musitó con calma pero al mismo tiempo con un tono burlón—. Sumiso, obediente... Me haces el trabajo más fácil.

Chico raro [FLIPORIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora