40 (2020)

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— Foolish, qué mierda estás haciendo. —murmuró intentando contener el enojo, lo cual en su tono de voz no había funcionado.

— Slime... —se levantó y apartó rápidamente del de lentes—. Joder, tenías que llegar justo ahora. —gruñó por lo bajo.

— ¿Intentabas...? —frunció su ceño y dio un paso hacia el bajito, quién retrocedió— ¿Tú intentabas hacerle algo a Mariana?

— Por favor Slime, no actúes como si tú no quisieras acostarte con él. Siempre has intentado ganarte su confianza para poder —el contrario no le dejó terminar puesto que lo empujó contra la puerta del baño.

— ¡Eres asqueroso Foolish! —alzó su puño pero se detuvo a centímetros de su mejilla.— Quackity... Él —ahora fue Foolish quien le interrumpió.

— Y no sabes cuánto me divertí. —dijo con una sonrisa y sin dejar de tener aquel contacto visual con Slime.

Foolish aprovechó que el mayor estaba aturdido y lo empujó para lograr escapar, corrió fuera de la habitación y posteriormente bajó las escaleras.

Slime no lo siguió, se acercó a Mariana y se aseguró de que estuviera bien, no tenía ninguna marca hecha recientemente pero de tan sólo pensar en Foolish tocando el delicado cuerpo de Mariana, le daba rabia.

— Slime, ¿Qué pasa? Vimos a Foolish irse corriendo, ¿Ocurrió algo? —preguntó Roier quien había llegado junto a Aldo.

— Aldo, no dejes que Foolish se vaya, ¡Ve y atrápalo! —miró al primer mencionado y tras una mirada de confusión, acotó sus órdenes. luego miró a Roier—. Dile a todos que se vayan, la fiesta terminó.

No pudo oponerse ante su tono y menos su expresión, algo había pasado y era mejor simplemente seguir sus órdenes.

Roier avisó a todos que se fueran, la mayoría refunfuño pero poco a poco la casa comenzaba a vaciarse hasta que nadie más se encontraba ahí.

Diez minutos después de eso Aldo regresó.

— No lo encontré por ninguna parte. —dijo al ver qué Slime bajaba las escaleras—. ¿Nos vas a decir qué demonios sucede?

— Quackity tenía razón, Quackity tiene razón. —admitió soltando un suspiro pesado. vió que sus amigos no habían entendido con eso así que volvió a suspirar intentando calmarse sin logro alguno.— Foolish intentó abusar de Mariana mientras dormía, lo vi... —frunció su ceño.— También admitió lo de Quackity...

— Slime... —murmuró Aldo.

— Si no me creen, entonces pueden irse muy a la mierda junto con él. —respondió de inmediato.— Joder, ¿Qué coño tenía en la cabeza para no creerle a Quackity? —comenzó a caminar de un lado a otro.

— ¿Estás seguro de que viste bien? —volvió a preguntar Aldo. Roier se encontraba en silencio, no tenía nada qué decir al final.

— Sé que lo conoces de hace tiempo, yo también creí conocerlo pero lo vi Aldo, y estoy muy seguro de lo que vi. —se detuvo para mirar a ambos.

— Somos unos idiotas... —mencionó ahora Roier antes de sentarse en el sofá.

— ¿Me creen? —cuestionó Slime, Roier fue el primero en asentir, después Aldo.

— Escucha, son las tres de la mañana, vayamos a descansar un poco, ¿De acuerdo? Más tarde, mañana o el Lunes buscamos a Foolish y arreglamos todo esto, ¿Bien? —dijo Aldo mirando al castaño y al ojiverde, el segundo de ellos no se veía convencido.— Mariana ahora está bien, Slime... Ve a dormir con él.

Sabía que no valía la pena buscar ahora, estaba todo oscuro y habían muchísimos lugares para esconderse; Por lo que suspiró antes de asentir y regresar a la habitación con Mariana. Definitivamente más tarde iría a buscar a Foolish, quería golpearlo hasta que no respirara más. También estaba molesto consigo mismo, anteriormente Quackity confió en ellos y les dijo lo que Foolish le hizo pero no le creyó, se sentía tan imbécil en ese momento.

Durante toda la noche no pudo dormir, admiró a Mariana quien se veía tan tranquilo, suspiró antes de abrazarlo. Así esperó a que amaneciera y cuando lo hizo, se levantó sin muchas ganas.

— ¿Vas a salir? —preguntó Aldo al ver al ojiverde bajar las escaleras.

— ¿Limpiaron toda la noche? —frunció un poco su ceño al ver todo en orden.

— Sí, creímos que era lo mínimo que podíamos hacer, ¿No? —respondió Roier con una sonrisa—. ¿A dónde vas?

— Iré a casa a ducharme y cambiarme, ¿Pueden quedarse aquí? No me tardaré mucho, no quiero que Mariana esté solo. —se aproximó a la puerta mientras esperaba respuesta ajena.

— ¿Confías en nosotros? —cuestionó el pelinegro.

— Pf, claro. —abrió la puerta y se giró antes de salir.— Tú eres mi mejor amigo. —miró a Aldo y tras decirlo miró a Roier.— Y tú eres mi exnovio. —sonrió antes de salir.

Decidió caminar a su casa, quería despejarse un poco, y eran al rededor de veinte minutos caminando pero ya que era temprano y era época de otoño, el clima era fresco. Al llegar a su casa notó que todo estaba en orden, deducía que sus padres ya se habían ido debido a que el sistema de seguridad estaba encendido.

Tomó una ducha larga para pensar un poco en todo. Foolish siempre fue muy coqueto y atrevido, pero llegar a ese punto había sido algo imposible de imaginar hasta esa madrugada. Se maldijo muchas veces por no sospecharlo a pesar de las mil pruebas que aquel chico le había dado.

Miró el contacto de Quackity en su celular, podía llamarle, verse y hablar, le debía una sincera disculpa. ¿Después de tanto tiempo estaba bien?

Guardó su móvil antes de salir de nueva cuenta de su casa. Sí, necesitaba disculparse, pero ese no sería el día.

— ¿Todo está bien? —preguntó tras entrar a la casa y mirar a uno de sus amigos mirando televisión.

— Sí, Mariana despertó y dijo que tomaría una ducha. —respondió Aldo con una sonrisa.

— ¿Dónde está Roier? —frunció su ceño.

— Tranquilo, está en la cocina preparando algo de sopa para tu chico. —le guiñó el ojo.

Slime no dijo nada, fue hasta la cocina y efectivamente Roier estaba ahí cocinando tan tranquilo mientras improvisaba un rap con los ingredientes que allí había.

— Roier. —el castaño se dio la vuelta tras dar un pequeño brinco al oírlo.

— ¡Charlie! —dijo con una sonrisa.

— Te he dicho que no me llames así. —sonrió y se sentó en la barra.— Oye, gracias por esto, a Mariana seguro le gustará.

— Debe comerla, seguramente tiene resaca. —se cruzó de brazos.— Aunque no quiera, la comerá. —su compañero rió y Roier relajó sus brazos antes de acercarse a la barra y apoyarse en esta.— Te gusta mucho, ¿Verdad?

Esa simple pregunta hizo que Slime

dejara de reír al igual que de sonreír.

— Roier —pero el castaño no lo dejó terminar.

— Es porque es lindo y atractivo, ¿Cierto? —bajó su mirada a sus propias manos.

— Detente. —se levantó y dirigió al castaño para sujetar sus hombros.— Roier no te hagas esto, ¿Si? Por favor.

— Perdona, a veces no puedo evitar pensar en nosotros. —sonrió ampliamente pero sin alejarse del ojiverde.— Además, hoy mencionaste que somos exnovios, ¿Qué tal si Mariana escuchaba?

— ¿Ustedes...? —murmuró Mariana mirando desde la puerta, ambos lo miraron y Roier se golpeó mentalmente por no darse cuenta.

Chico raro [FLIPORIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora