41 (2020)

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— No sabía que tú y Roier eran algo. —murmuró después de horas sin haber mencionado nada.

Se encontraban caminando, eran alrededor de las ocho, ya estaba anocheciendo y en toda la tarde Mariana no había mencionado nada después de haber escuchado esa conversación.

El Roier de la otra línea era muy coqueto y lo demostraba, el Roier de SU línea era callado y quizás tranquilo. Imaginarlo siendo novio de Slime era algo raro.

— Sí... Hace ya tiempo, de hecho. —respondió un poco incómodo. no sabía cómo se sentía el menor y si se sentía como él se lo imaginaba, entonces no era para nada bueno.

— ¿Por qué no me lo mencionaste antes? —murmuró de nuevo pero esta vez alzando su mirada al ojiverde.

No tenía nada de malo, eso lo entendía, sólo que como ya había mencionado, eran muy diferentes; O tal vez eso hacía que encajaran mejor. Ahora ambos eran muy buenos amigos, pero si su amistad era tan buena no entendía porqué su relación no funcionaría. ¿Quizás el problema era el amor?

— Bueno... No creí que era algo relevante. No digo que Roier no lo sea, sino que fue hace tiempo y no funcionó, fue más una prueba... O al menos de mi parte lo fue. —dijo eso último en un tono de voz más bajo ya que había sonado algo cruel.

— ¿Tú no lo amabas? —cuestionó una vez más sin apartar su vista de él.

— Mh... Sinceramente no. —suspiró.— Escucha, Roier se enamoró de mí cuando nos conocimos pero jamás me lo dijo hasta finales del penúltimo año de preparatoria. Éramos muy buenos amigos, casi inseparables. —sonrió ligeramente ante la nostalgia de los recuerdos.— Me confesó sus sentimientos el mismo día que viajé a Australia con Aldo, yo no pude darle una respuesta ya que cuando me lo dijo, teníamos que abordar. —alzó su vista al cielo.

Se calló por unos segundos para recordar todo.

El viaje a Australia, recordaba pasársela bien, pero el pensamiento de Roier confesandole sus sentimientos le mortificaba.

— Pensé en todo lo que habíamos pasado, Roier es un chico maravilloso y lindo. Pensé "tal vez me gusta también", él era una parte especial en mi vida, creo que en algún punto llegué a considerarlo mi "todo" —hizo comillas—, aparte de Aldo. Aclaro que en ese momento pensé así. —sujetó la mano de Mariana—. Cuando regresé, no lo vi hasta entrar de vuelta a la preparatoria. Él se portó muy natural pero accedió a hablar cuando se lo pedí. —respiró profundamente— Hablamos, hablamos y al final... Le dije que no sabía con exactitud qué era lo que sentía pero que podíamos darnos una oportunidad si él estaba dispuesto.

— ... ¿Y por qué terminaron?

— Bueno, al ser novios, creí que las cosas serían diferentes, quizás ser más cariñosos o algo así pero no. Seguimos siendo como unos buenos amigos. No me molestó, simplemente no sentí ese "sentimiento fuerte" al saber que era mi pareja, sabes. —contestó soltando el aire que anteriormente había inhalado.— Cuando nos besábamos era más como un deseo sexual del momento. —dijo con honestidad, sin embargo, el menor no se inmutó, cosa que le alivió.— Después de unos meses hablamos, le dije que simplemente no sentía el amor de una pareja, sino de un buen amigo... Me di cuenta que era como mi hermano, por eso lo consideraba "mi todo." Lamentablemente no sentía lo mismo, él sí me amaba y veía como algo sentimental. —hizo una mueca tras recordarlo.

— ¿Se enojó o se puso triste? —entrelazó sus dedos fuertemente.

— No... Bueno, supongo que se puso triste pero afortunadamente lo entendió y jamás me reclamó por ello, no sé si habló con Aldo, jamás vi que estuviera mal... Y hasta la fecha supongo que aún siente algo. —intentó sonreír despreocupado para mirar al menor—. Pero seguimos siendo buenos amigos y lo aprecio bastante.

— ¿No has pensado en ... Darte otra oportunidad con él? Se nota que aún te ama... —bajó su mirada a sus pies, siguiendo sus pasos.

— Darme otra oportunidad sería como releer mi libro favorito con la esperanza de que el final cambie. —dirigió su vista al frente tras visualizar el enorme puente siendo alumbrado por luces de diferentes colores.— Además... Ya encontré mi nuevo libro favorito —volvió a mirar a Mariana para apreciar sus ojos brillar tras ver aquellas luces—, y estoy seguro que ese libro tiene el final que anhelo. —sonrió antes de seguir caminando para acercarse más al puente.

— ¿Un nuevo libro? —frunció su ceño intentando entenderlo.— ¿Eso significa que ya te gusta alguien? —dirigió su mirada al mayor.

— Mh, puede ser... —sonrió tras mirarlo también y después se posicionó frente a la rejilla del puente junto al de ojos cafés para que mirara el reflejo de las luces de colores en el río—. Es tan lindo, ¿No crees?

Mariana miró el agua, las luces e incluso la estructura del puente era reflejada en ella, se veía tan hermoso todo, como un paisaje animado. Jamás espero mirar el río de esa forma tan preciosa e inspiradora. Luego sintió el aire golpear su cuerpo, cosa que le agradó.

— Es tan increíble... —deslizó sus manos por el borde del puente y sonrió nuevamente—. Me encanta. —se posicionó frente al río subiéndose a la rejilla y sosteniéndose fuerte.

— Ten cuidado. —se acercó por detrás para abrazarlo con fuerza.— No quiero que caigas. —apoyó su mentón en el hombro del castaño oscuro.

— Ojalá mi padre estuviera aquí... —murmuró antes de poner sus manos sobre las ajenas y suspirar sin haber apartado su vista del río.

— Él diría lo mismo. Él se esforzó para que pudieras estar aquí, Mariana. —acarició la cintura del nombrado buscando calmarlo—. No te estreses pensando en el "que hubiera pasado si..." las cosas pasaron como debían suceder.

Slime giró el cuerpo ajeno y lo alzó para sentarlo en el borde del puente, después lo abrazó fuertemente para sostenerlo.

Mariana sonrió y llevó sus manos a los hombros del ojiverde.

— Todo sucede por algo... A veces para mejorar o darse cuenta de las cosas. —frunció su ceño por lo último y no dudó en que el menor se dio cuenta.

— ¿Te pasa algo?

— No, sólo recordé algunas cosas de la universidad... En unos meses empiezan las carreras y eso significa menos tiempo... Cosas así. —con su diestra acarició la espalda del castaño oscuro al igual que su cintura con mucho cuidado.

— Mmh... No sé qué estudiar... —se encogió de hombros—. Nunca pensé en eso pero... Antes, cuando estábamos en los campos de concentración, Geo y yo cantábamos para calmarnos, la música es relajante. —mostró una sutil sonrisa.

— Deberías estudiar música conmigo, Aldo y Roier. —le devolvió la sonrisa—. De hecho, deberías ir alguna vez al club, usualmente Aldo, Roier y... —se calló— Bueno, ellos hacen música.

— ¿Y Foolish? —esa simple pregunta tensó los músculos de Slime.

— Si te interesa lo que hacemos en el club deberías ir. —sonrió antes de besar la frente del menor y descender hasta sus labios.— Contigo ahí seguramente escribimos las canciones más rápido, eres una inspiración total.

— No digas eso, no tengo nada de inspirador... No tengo nada de especial. —sintió su cara calentarse lentamente e intentó bajar su rostro pero el mayor se lo impidió tomándolo del mentón.

— Eres especial para mí. —sonrió y miró sus labios.— Eres mi inspiración, Mariana.

Con la mano que tenía en el mentón ajeno, acarició la mejilla del mismo antes de acercarse más hasta sentir sus respiraciones mezclarse.

— Feliz cumpleaños, bonito.

Fue lo último que dijo antes de besarlo.

Chico raro [FLIPORIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora