11 (2020)

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La universidad...

Para ser su primera semana no le había ido tan bien (o al menos él no lo definiría bien), ya había sido molestado, golpeado, ya había llorado frente a la clase y había visto a su mejor amigo de anciano. Que normal.

— Gimnasio... —murmuró mirando todo el lugar, no sabía dónde estaba el gimnasio— Disculpa. —dijo cuando un pelinegro y una chica pasaron a su lado, quienes miraron al de lentes— ¿Podrían decirme dónde está el gimnasio?

— ¿Gimnasio? Claro, eh... —el pelinegro miró el pasillo por detrás y después miró hacia adelante, la chica a su lado rió.

— Vamos Oliver, ¿De verdad no recuerdas dónde está el gimnasio? —volvió a reír de forma dulce.

"Oh, así que él es Oliver... Y ella Paola, quien dejó a Aldo y a los segundos ya estaba con otro... Puta." Pensó Mariana.

A los segundos de tener ese pensamiento se golpeó mentalmente y se regañó internamente. Su madre siempre le dijo que respetará a una mujer sin importar con quién o con cuántas parejas haya estado, eso no le quitaba valor.

"Al menos no lo engañó..." Habló la vocecita de su mente intentando corregir su primer pensamiento.

— Te llevaré. —Paola le sonrió a Mariana antes de tomar la mano de Oliver y caminar por el pasillo. el castaño oscuro los siguió por detrás.

"Bueno, se ven lindos... Lo siento Aldo, soy team Oliver." Volvió a pensar Mariana.

— ¿Eres nuevo? No te había visto antes. —cuestionó Paola mirando sobre su hombro a Mariana.

— Sí... Entré el miércoles. —respondió evitando la mirada ajena.

— Amor, no puedes preguntar si es nuevo. —dijo Oliver con una sonrisa— Las clases iniciaron hace una semana. —rió.

— Eh... ¡Bueno, pero se me entendió! —respondió Paola avergonzada y refunfuñando.

"Que raro son los heterosexuales." Dijo el subconsciente de Mariana.

— Aquí es el gimnasio. —se detuvieron frente a una enorme puerta de cristal.

A través de ésta se podía observar las canchas que eran de baloncesto pero al mismo tiempo de fútbol, frente a ella (costados) habían muchos asientos que iban en dirección hacia arriba.

— Gracias. —hizo una reverencia antes de entrar.

Hizo una mueca de desagrado e incomodidad al ver a demasiados alumnos, algunos los conocía otros era la primera vez que los veía.

Sin embargo, la mayoría llevaban ropa deportiva del mismo color, Mariana frunció su ceño, ¿Necesitaba uniforme? Aún así no se convirtió en el centro de atención por su ropa, pareciera normal a pesar de no lucir como los demás.

Tímidamente fue hasta una banca, sentándose ahí y esperando a que el docente a cargo de la clase llegara lo cual comenzaba a tardar conforme pasaban los minutos.

Miró la puerta que se había vuelto a abrir, era Slime y sus amigos pero detrás de ellos venían Quackity, Luzu y Wilbur. No estaban junto a los primeros, eso era obvio, pero el tan sólo verlos ahí (a todos en general) le puso tenso.

— Cállate y vamos a cambiarnos. —logró oír por parte de Roier cuando ellos pasaron junto a él.

"¿Cambiarnos?"

Se levantó y discretamente los siguió hasta lo que parecía ser, otra habitación pero había muchos lockers, algunas mochilas, toallas, botellas y lo necesario para hacer deporte, fue ahí donde frunció su ceño.

Chico raro [FLIPORIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora