Parte 25

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Estábamos Nathan, Lucas y yo esperando en el aeropuerto a Alex y a Vera.Lucy nos estaba esperando en el coche.
Estaba muy nerviosa por volver a ver a Vera, daba pequeños saltitos y hablaba rápido y sin pensar.
- Lisa, relájate, tardarán poco en llegar. - dijo Lucas intentado relajarme. Pero eso sólo me ponía más nerviosa.
- ¿ Puedes parar? Me estas poniendo nervioso a mí. Vas a hacer un surco en el suelo.- dijo Nathan. Yo le saqué la lengua y seguí saltando. Fue un poco infantil, pero esque entre los dos me estaban estresando aún más.
En realidad no entendía por qué estaba tan nerviosa, no hacía tanto que no veía a Vera. Tal vez era el efecto secundario de haberme tomado dos Red Bull antes de venir.
No se porqué la gente dice que el Red Bull es tan malo, a mi me estaba sentando genial.
De repente me entaron ganas de hacer una voltereta o un triple salto mortal desde el banco de enfrente, o quizás hacer el pino.
Vale, el Red Bull no me sentaba para nada bien.
Me senté en el banco del que segundos antes me quería tirar y empecé a morderme la uñas. Lucas y Nathan se sentaron cada uno mi lado.
- ¿ Crees que está bien? Parece que se va a comer todos sus dedos.- susurró Lucas a Nathan como si yo no los escuchase.
- No sé, al menos es mejor que estar dando vueltas como una loca psicópata. - dijo Nathan en el mismo tono de voz.
- ¿ La compro una hamburguesa o algo? Parece que tiene hambre.- dijo Lucas mirando cuanto dinero tenía en el bolsillo.
- Si la compras una hamburguesa también la tienes que comprar una bebida, y seguro que quiere una Coca Cola, y si toma algo de cafeína se pondrá todavía más hiperactiva y empezaría a morder nuestras uñas porque ya no la quedaría ninguna de las suyas.
Lucas puso cara de horror mirándose las uñas y luego me miró a mí como si estuviese planeando matar a su perrito o algo peor.
- Estoy aquí, os escucho perfectamente, y no pienso morderos las uñas me daría mucho asco y...- no pude terminar mi oración porque mi mirada se cruzó con una morena que bajaba por la escaleras mecánicas dando saltitos y riéndose como loca. Grité, asustando a Lucas y a Nathan, y corrí a abrazarla.
Ella hizo lo mismo, tiró las maletas al suelo y saltó a abrazarme. Nos caímos las dos al suelo y nos empezamos a reír.
- Vera, no pienses que voy a recoger tus maletas del suelo. - dijo Alex por encima de nuestras cabezas.
-¡Alex!- grité levantándome del suelo y abrazándole.
Llegaron Lucas y Nathan donde estábamos Alex y yo. Lucas presentó a Nathan y se abrazaron todos de forma muy sosa, comparado con ellos Vera y yo habíamos exagerado con nuestra reacción, pero bueno, aquí nadie me conoce.
- Alex, ¿tanto te costaba cogerme las estúpidas maletas del estúpido suelo?- dijo Vera molesta apareciendo detrás nuestra.
Alex solo se encogió de hombros.
- Vera, este es Nathan, el primo de Lucas.- dije presentándoles- Nathan, esta es Vera.
-Encantada.- dijo Vera giñándole un ojo.
- No habla español, si quieres ligar con él vas a tener que hablar en inglés.
Nathan tenía cara de confusión porque no se había enterado de nada de la conversación. Debería pensarse tomar clases de español.
Llegamos al coche, donde estaba Lucy esperando, y nos fuimos a casa de la abuela de Lucas.
Cuando llegamos Nathan, Lucas y yo enseñamos la casa a Vera y a Alex. Se quedaron tan alucinados como yo el primer día. Subimos al ático donde íbamos a dormir los seis para que dejasen las maletas y colocasen la ropa. Yo aproveché para "mudarme". Bajé a la habitación de Lucy y empecé a meter la ropa en mi maleta.
- Ha estado bien compartir habitación, te echaré de menos.- dijo Lucy poniendo cara de cachorrito.
- Me voy al ático no a Mordor, me seguirás viendo.
- Bueeno, vaale, pero no hagáis maldades hay arriba sin avisarme. - dijo guiñándome un ojo.
- ¿Maldades? ¿Cómo montar una fiesta o jugar a la botella? Tranquila, te avisaré la primera.- dije giñándole el ojo, bueno, lo intenté, seguro que había parecido un tic.
- Esa era la parte en la que se suponía que tenías que poner cara de buena y decirme que no ibais a hacer nada y que os ibais a dormir todas las noches a las diez y así quedar como una cuñada responsable.- dijo cruzándose de brazos.
- Oh vamos,¿me habrías creído?
- Absolutamente no.- dijo riéndose y saliendo de la habitación.
Cerré la maleta y subí al ático. Cuando llegué no había nadie y todo estaba muy silencioso, supongo que se habrían bajado ya.
Estaba justo en medio de la habitación cuando...
-¡Ahora!- gritó Lucas apareciendo de detrás de un sofá. Estaba armado con uno de esos sprays de espuma de fiesta, no se como se llaman, y empezó a dispararme.
Alex apareció a su lado y empezó a dispararme también. Vera y Nathan salieron de detrás de un armario, 《a saber lo que habrán hecho allí》pensé, y empezaron a dispararme también.
Yo grité y eché a correr escaleras abajo. Cuando llegué al último piso me choqué con Lucy.
-¡Lucy!¡Ayúdame! ¡me quieren matar!- grité levantándome del suelo.
- Ven sígueme.- Lucy me agarró del brazo y empezamos a correr hacia el jardín.
Nos metimos en una caseta al lado de la piscina.
- Aquí había más sprays de esos.- dijo Lucy rebuscando en una caja.
- Date prisa creo que vienen.-dije asomandome por la rendija de la puerta.
- Aquí están- dijo Lucy orgullosa. Me dió uno y ella cogió otro. Nos metimos los que quedaban en la cintura del pantalón como si fueran pistolas, por si acaso nos quedábamos sin munición.
Salimos corriendo de la cabaña y nos metimos en el laberinto.
Los demás nos vieron y corrieron detrás nuestra.
Se metieron de lleno, sin darse cuenta de que nosotras habíamos girado a la derecha. Aprovechamos y les llenamos la espalda de spray. Estuvimos un rato jugando, hasta que me despisté y me salí del laberinto. Lucas me perseguía y yo no tenía donde esconderme, así que opté por la más inteligente me tiré a la piscina. Bueno, no fue lo más inteligente pero me apetecía bañarme.
Lucas se tiró también y llamó a los demás para que viniesen también. Pasamos la tarde en la piscina y por la noche decidimos quedarnos en casa viendo pelis en el ático y comiendo pizza. Convencimos a Nathan para que durmiese con nosotros también.
Al día siguiente era Navidad, y seguramente sería una Navidad difícil de olvidar.

Ángeles sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora