Parte 14

67 2 0
                                    

Mi madre nos recogió a Alex, Vera y a mí dos horas después de lo de la piscina. Se quedaron un rato hablando la madre de Lisel y la de Rafa con la mía mientras que nosotros nos vestíamos y recojíamos nuestras cosas, aunque no había nada que recoger porque no habíamos llevado nada, pero así estábamos un rato más.

Cuando llegué a mi casa estaba demasiado cansada para hacer nada. Necesitaba dormir. Después de la siesta le contaría a mi madre lo de Australia.

- Lisa, tengo que decirte algo importante.- me dijo mi madre cojiéndome de la mano y llevándome al sofá. -Es una noticia mala y otra buena.

- La buena primero.

-¡Me han ascendido!- gritó mi madre. Yo grité con ella y me tiré a abrazarla.

-¡Eso es genial!- grité.

- Sí,  me van a pagar más y voy a trabajar menos horas.

La volví a abrazar.

-¿Y la mala noticia?-dije separándome un poco de ella para verla la cara.

- Pues que me tendría que ir durante todas las vacaciones de navidad a Japón a una importante reunión con personas muy influentes para la empresa con las que tenemos que hacer negocios. Estarías sola las vacaciones porque sabes que no somos de esa clase de familia que tenemos familiares cercanos con los que quedarnos, pero yo necesito ir y...-estaba un poco sofocada y con lágrimas en los ojos, no la gustaba dejarme sola mucho tiempo.

- Mamá no importa.-la calmé -Yo también tengo que contarte una cosa.

Se separó de mí y me miró a los ojos invitándome a hablar.

- Lucas me ha invitado a mí y a los demás a ir con él y su familia a Australia durante todas las vacaciones. Si empiezo a ahorrar ahora quizá consiga el dinero suficiente.

Mi madre se rió.

-Cariño eso es genial, me encantaría que fueses, pero antes me gustaría hablar antes con los padres de Lucas. Y no hace falta que ahorres, de aquí a diciembre, con mi nuevo suelo, podremos permitirnos que viajes a Australia. - me dijo ella con una sonrisa.

- Espera, ¿qué? ¿ Me dejas?- empecé a chillar como una loca y a abrazarla.

¡Me iba a ir a Australia!

Decidí esperar hasta el lunes para contárselo a los demás en persona.

El lunes esperé hasta la hora de la comida para que estuviesen todos presentes, lo cual fue muy difícil porque Vera no paraba de decirme:

-Estás muy contenta ¿algo que contar?

Cuando nos sentamos todos en la mesa estaba tan nerviosa que pensaba que se me salía el corazón por la garganta.

-Chicos, tengo una buena noticia.- dije intentado disimular los nervios.-¡Mi madre me deja ir a Australia!

-¡Eso es genial!- gritaron todos. Nos dimos un abrazo grupal.

- Si a ti te dejan ir a mi también me tienen que dejar - dijo Vera.

- Chicos, yo también tengo algo que deciros.- empezó Lisel.-A mi también me dejan ir, pero a partir del 26 de diciembre, mis padres quieren que pase aquí la navidad.

Nos volvimos a dar un abrazo de grupo. Estábamos muy contentos. Éramos tres de seis, a los demás también tenían que dejarlos.

En el camino de vuelta a casa Vera, Alex y yo íbamos hablando de lo que haríamos en Australia si les dejaban ir. Me costó convencer a Alex de que no le dejarían montar en canguro.

         ............

Estaba haciendo los deberes cuando llamaron a la puerta. En cuanto abrí me vi envuelta en abrazos, risas y gritos. Vera y Alex estaban tan emocionados que no podían ni hablar, pero yo me estaba poniendo nerviosa porque no sabía lo que pasaba.

-¡Nos dejan ir a Australia! - gritó Vera. Empecé a gritar con ellos.

-Pero con las mismas condiciones que a Lisel, a partir del 26.- me explicó Alex cuando nos habíamos calmado.

Llamamos a los chicos para darles la noticia. Sólo faltaba Rafa. No sabíamos si le iban a dejar.

Vera y Alex volvieron a su casa y yo seguí con los deberes.

Sonó mi móvil en señal de que tenía un nuevo mensaje del grupo que tenía con los chicos.

* conversación *

Rafa: tengo que deciros una cosa.

Yo: por favor dime que te dejan ir.

Rafa: ala Lisa, ya has fastidiado la sorpresa.

Lucas:¿Te dejan? ¿vamos a ir todos?

Rafa:sii.

* fin de la conversación *

A partir de ahí empezamos a poner caritas de felicidad y aplausos.

A Rafa también le dejaban a partir del 26, por lo cual iba a estar yo sola desde el 18 hasta el 26 con la familia de Lucas. Esperaba que no fuese muy raro. Sólo eran ocho días.

Decidimos olvidar un poco lo de Australia porque todavía quedaban dos meses y nos estábamos volviendo locos. Nos centramos en el baile, aunque para eso también quedaba mucho.

El martes estaba esperando en la puerta del comerdor a los chicos cuando se me acercó un chico muy guapo, creo que era de la clase de Rafa.

- Hola,¿te llamas Lisa, no?- me preguntó el chico guapo.

- Sí.

- Bueno Lisa, te he estado mirando y me gusta lo que veo.-me dijo giñándome un ojo.

-¿Qué?-¿de dónde salía ese tío? Lo que tenía de guapo le faltaba de cerebro.

- Lo que oyes.¿Vas a venir conmigo al baile?

-No- dije cruzándome de brazos para que viese que no estaba de broma.

- No seas tímida, todas las chicas se mueren por ir al baile conmigo, no te resitas nena- soltó como si nada tocándome la nariz con su dedo índice.

¡¿Me había tocado la nariz?! ¡¿Me había llamado nena?! ¡El único que me llamaba nena era Lucas!

Estaba demasiado cabreada, levanté mi rodilla con rapidez y le golpeé sus partes sensibles.

-¡Lisa!- gritó alguien desde el pasillo. Yo todavía seguía mirando como ese idiota se agarraba sus partes sus partes tirado en el suelo.

Me giré y vi como los chicos venían corriendo hacia mí.

-¿Qué ha pasado? - dijo Lisel alterada.

- Me molestó y le di una patada en los huevos.

Entramos en la sala dejando atrás al idiota que ni siquiera se como se llama.

- ¿ Qué te ha dicho?- me preguntó Lucas.

- Que si quería ir al baile con él.

- Me alegro de que le pegases, porque tú al baile vienes conmigo. - dijo Lucas medio en broma, pasando su brazo por mis hombros.

- También me llamó nena- dije indignada.

-¡Sólo yo te llamo nena, o en algunos casos enana!- dijo Lucas agarrando mis hombros más fuerte esta vez, con una aire protector.

- Por eso le pegué. - dije riéndome.

Nuestras miradas se encontraron un momento, hasta que Alex carraspeó haciéndonos ver lo raro que era.

Nos separamos y nos dirigimos hacia la mesa.

Ángeles sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora