La botella empezó a girar y yo rezaba mentalmente para que no me tocase a mí. Cada vez iba más despacio hasta que por fin se paró, apuntanto directamente hacia mí.
-Verdad, reto o beso.- dijeron todos a la vez.
-Mmm ¿reto?- dije yo, no muy segura.
-Te reto a que vayas sin camiseta a pedir sal al vecino de al lado.- dijo Lucas sonriendo.
¿Porqué su sonrisa es tan jodidamente bonita? ¿Y porqué siempre que sonríe es porque quiere joderme?
-¿Y si no tiene sal?- pregunté yo, haciéndome la tonta.
-¿Lo vas a hacer de verdad?- me preguntó Lisel.
Yo asentí mientras iba hacia la puerta. Me quité la camiseta, y llame al timbre. Estaba nerviosa, pero no iba a dejar que los demás, especialmente Lucas lo notase.
Abrió la puerta un niño de unos doce años, cuando se dio cuenta de mi estado abrió mucho los ojos.
- ¿ Tienes sal?- pregunté educadamente.
-Cr-creo q-que s-si- dijo tartamudeando.
Yo intentaba no reírme mientras que él había ido a por la sal.
-Aquí tienes- dijo el niño ahora mas calmado.
-Gracias- le dije yo giñándole un ojo.
-¿Me das tu número de teléfono? - me preguntó el niño.
-Lo siento, no tengo- le mentí para que me dejase ir.
-¿Tampoco tienes camiseta?- dijo el niño riéndose y cerrando la puerta.
Cuando entré en casa de Vera, me puse la camiseta mientras todos empezaban a reírse.
- Habéis escuchado todo ¿verdad? -pregunté cruzándome de brazos.
-Sí- dijeron todos partiéndose de risa.
-Bueno, vamos a seguir con el juego. - dije cambiando de tema.
Nos volvimos a sentar en círculo cuando sonó el movil de Lucas.
Leyó el mensaje y frunció el ceño.
- ¿ Quién es? -preguntó Alex.
-No lo se, pero dice: eres muy sexy, quiero salir contigo.- dijo Lucas.
Yo me reí internamente porque sabía perfectamente quién era. Puede que yo le diese al niño de doce años el número de Lucas y le hiciese pensar que era el mío. Lucas se lo merecía por haberme hecho pasar por eso.
-Preguntale quién es- le dije.
- Dice que no me haga el tonto, que se perfectamente quién es.- dijo Lucas.
Yo intentaba no reírme.
- Dice que es el chico que me a visto en sujetador- dijo Lucas mirándome fijamente en busca de respuestas.
Yo no pude más y me eché a reir como si no hubiese mañana.
-Te la debía- le dije yo mientras todos se estaban riendo.
Cuando todos habían parecido olvidar el tema y habíamos empezado a jugar de nuevo Lucas me susurró en el oído para que nadie más lo escuchase: te la devolveré pequeña.
Al final del juego, Vera había tenido que besar a Alex, Rafa había tenido que comerse un pimiento rebozado en nocilla, Lisel había tenido que untarse mantequilla en el pelo, Lucas había tenido que ir a la puerta del niño de doce años y cantar Wrecking ball de Miley Cyrus haciendo el baile característico y al final decirle al niño te quiero (había sido idea mía lo del baile y Vera añadió la declaración de amor), y Alex tuvo que llamar a un hotel diciendo que había perdido la virginidad allí y quería recuperarla.
Después de todo eso estábamos demasiado cansados para nada más a si que pusimos una película. Estaba sentada al lado de Lucas, la verdad no se porqué, y empecé a tener sueño y sin darme cuenta estaba acurrucada a lado de Lucas, con la cabeza en su pecho y dormida profundamente. Antes de dormirme noté como Lucas apoyaba su cabeza en la mía y me susurraba: eres increíble Lisa. Y soltó una pequeña risa.
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Ángeles sin alas
Ficção AdolescenteLisa es una chica de catorce años que vive con su madre en Madrid desde hace unas semanas. Hoy es su primer día en el instituto, en el cual conocerá a seis nuevos amigos que le harán ver la vida de distinta manera y disfrutar de cada momento, y, aun...