ESTUDIO

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Días desde de que Christian me diera la invitación, también le dió una Renata, pero no solo a ella, sino que estaba invitando a todo el salón para que lo viera bailar, algo extraño ya que hace solo unos días se moría de vergüenza solo porque yo lo ví.

Christian se acercó a mi ese día, y me preguntó por mi opinión acerca de que estaba invitando a todos.

— No lo se, ¿por qué me preguntas?

— Bueno, a ti te incomodida estar rodeado de muchas personas.

— Estoy de acuerdo en eso, pero aunque invites a todo el salón o no lo hagas, voy a estar rodeado de personas. Y aunque si me voy a incomodar mucho, voy a asistir. Según mi madre, tengo que aprender a controlarme en situaciones de estrés.

— ¿Estás seguro?, ahora me estás haciendo sentir como un egoísta.

— No te preocupes, estaré bien.

Uno creería que todo continuaría más después de eso, pero esa misma tarde se presentó un inconveniente.

Yo me encontraba en casa realizando mis tareas, pero alguien tocó a la puerta. Mi madre fue la que abrió ese día, pero no era un extraño, se trataba de Ren.

Ella preguntó por mi, a lo que mi madre contestó con la verdad, pero aunque sabía que estaba ocupado, me gritó llamandome — ¡Uriel! ¡Tu amiga te busca!

Yo la escuché y respondí al instante, bajé las escaleras y yo recibí a Ren — ¿Qué necesitas?

— No vengo por mi, Christian nos está pidiendo ayuda.

— ¿Ahora que hizo? La semana pasada ya lo ayude porque se peleó con un perro, y una semana antes de eso se peleó con un vago. ¿Ahora que es?

— ¿Qué clase de vida tienen?...

— Una muy curiosa.

— En fin. No es nada de eso. ¿Puedes venir conmigo?

— Vamos a casa de Christian, ¿verdad?

— Si.

— Muy bien — luego me volteé y grité a mi madre — ¡Mamá! Enseguida regreso, ¡Christian me pidió que fuera a su casa!

— ¡Esta bien! ¡Pero no tardes mucho!

— Muy bien, vamos

Al parecer Christian ya nos estaba esperando en la entrada, pues ni siquiera habíamos tocado la puerta cuando el la abrió.

Chris se alegró de vernos, y con mucha prisa nos invitó a pasar.

— Espero que sea importante, no he terminado la tarea de geografía.

— Te juro que lo es — contestó Chris

— Bueno, se trata de un tema más personal, pero tiene que ver con la escuela.

— Habla entonces.

— Resulta que mi madre no quiere dejarme ir a el concurso de baile.

— ¿Por qué? Creí que ya habías quedado bien con eso.

— Es que mi madre se enteró de mis calificaciones, y la verdad no salí muy bien, y me dijo que si no mejoro para el siguiente parcial no me iba a permitir salir.

— ¿Y en eso donde entro yo? — pregunté sarcásticamente.

— No seas insensible — Ren me dió un sape en la cabeza — Es obvio, nos está pidiendo ayuda para estudiar.

— Lo siento, pero si no me lo dice directamente no lo entiendo.

— Gracias Ren. Y si, esa el la idea. ¿Me pueden ayudar?

— Muy bien, pero yo no quiero promesas falsas, si realmente te vas a comprometer necesito que pongas de tu parte — exclamó Renata.

— Coincido con ella, nosotros también tenemos que mantener nuestras calificaciones.

— Se los prometo, no voy a desperdiciar el tiempo.

Y después de eso, las tardes de estudio comenzaron. Todas las tardes después de la escuela, los tres nos reuníamos en casa de cualquiera de nosotros, y pasábamos alrededor de tres horas haciendo las tareas y estudiando los temas que vimos en la escuela.

Las cosas pudieron ser normales, pero Christian siempre se ponía raro cuando llegábamos. Siempre nos sentamos en la mesa y ahí estudiábamos, pero Christian siempre quería sentarse cerca de mi, algo que me incomodaba mucho, pero algo curioso ocurrió cuando se lo cuestione.

Una tarde estábamos los tres reunidos como diariamente, pero en una de esas Renata tuvo que ir al baño, fue entonces que le pregunté a Christian — Oye, ¿por qué haces eso?

— ¿Hacer que?

— Desde que comenzamos a estudiar juntos no haces más que acercarte a mi. Siempre quieres estar a mi lado, en todo momento buscas rozar mi mano con la tuya, y siempre que me preguntas algo invades mi espacio personal.

— Lo siento, pero no creí que fuera tan evidente.

— Pues lo es. Pero ¿Por qué lo haces si sabes cómo me hace sentir?

— Para ayudarte.

— No entiendo.

— Bueno, quise compensar un poco las cosas gracias a que me estás ayudando con las tareas. Y decidí ayudarte de otro modo — Christian  bajó la mirada — Conozco la razón por la que te alejaste más de las personas, y no quiero traerte esos malos recuerdos por hablar sobre esto, pero quiero que superes tu trauma, quiero que vuelvas a ser ese como ese pequeño niño con el que jugaba a diario — Chris  dejo salí una pequeña sonrisa, y me volteó a ver con expresión empática — Por eso lo hago. De alguna forma creí que si hacía estás cosas podrías llegar a soltarte un poco.

Las palabras de Christian me hicieron sentir extraño. La poca ira que tenía se desvaneció, y una emoción de confort me comenzó a llenar — Entonces creo que no hay problema — respondí tratando de disimular una sonrisa.

Para cuando Renata regresó del baño ya habíamos acabado de hablar, y desde entonces no volvimos a hablar sobre el tema. Pero Christian no dejo de hacer todas esas cosas, en más, las comenzó a hacer con más frecuencia. Mientras que yo las comencé a aceptar como si se tratara de un juego entre el y yo.

Nuestras reuniones poco a poco comenzaron a hacerse una costumbre, llegando a tal punto que nuestras madres se volvieron amigas, algo que a todos nos hizo gracia, ya que mientras sus hijos no estaban en casa, ellas se reunían para charlar.

Aquellas interacciones entre Chris y yo se volvieron tan frecuentes y regulares que Ren se dió cuenta, y creo que comenzó a hacer algunas especificaciones, pues una vez la escuché hablando sobre eso con Christian, seguramente para evitar rumores falsos. Pero algo curioso fue que me acostumbré tanto a estás acciones, que tiempo después me dejó de importar; incluso  algunas veces Christian me tomo de la mano como si nada, y yo ya no me sentía incómodo.

AMOR AUTISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora