Cuando vi mis calificaciones lo primero que quise hacer fue darle un gran abrazo a Uriel. Pero si se lo daba solo a él iba a ser muy obvio, así que también le agradecí a Renata de la misma manera.
Renata y yo éramos amigos desde la secundaria, ella era la única que se ganó mi confianza, la única a la que le hablé sobre Uriel, y la única que se enteró de lo que me hizo sufrir Carla.
¿Por qué tenían que pasarme estás cosas?
Siempre fuí alguien respetable, alguien que encajaba en la sociedad, alguien que resaltaba y no era un estorbo, pero aún así me sentía vacío, siempre sentía que algo me faltaba, y al no saber que era traté de encontrarlo de muchas formas.
Las relaciones amorosas siempre fueron algo que llamaba la atención de muchos, pero a mí nunca me interesaron, pero recuerdo que una noche antes de dormir pensé «¿Y si eso es lo que me falta? Es algo que todos quieren porque con eso sus vidas tienen más sentido ¿Por qué no intentarlo?».
Fue así como empecé a relacionarme con chicas desde los catorce años, yo estaba en la secundaria, todas las chicas querían ser mi pareja, al parecer por ser muy atractivo, pero eso también me desilusionada.
«¿Por qué no hay alguien que me quiera por mi carisma o mi forma de ser? ¿Acaso una cara llamativa es lo único que tengo?». Esos dolían ser mis pensamientos durante los días de escuela. Hasta que finalmente la conocí.
Parecía una chica común como otra, pero ella no trataba de llamar mi atención con cartas o poemas, ella fue directa - Me gustas. Desde el primer día tu rostro me cautivó. Pero al pasar el tiempo me di cuenta de que eres más que solo eso, tu forma de ser me resulta realmente encantadora - Esas fueron las palabras con las que me lavó la mente.
Fue desde entonces que decidí no cambiar mi forma de ser, siempre le di todo, trataba de complacer la mayoría de sus peticiones, pero aún cuando lo hacía no lograba sentirme mejor.
Cada día ella quería más y más, y yo al estar ciego no pude darme cuenta de que estaba creando un futuro horrible.
Fue al momento de darnos nuestro primer beso que me di cuenta de lo que ocurría. Cuando nuestros labios se cruzaron no sentí nada, pero cuando a mí me te llegaron los recuerdos de aquel pequeño niño mi corazón se aceleró.
No conocía la razón, apenas y lo recordaba, pero esa sensación era lo que yo quería, era la parte que me faltaba. Y al darme cuenta de esto comencé a indagar.
Lamentablemente nunca di con nada, al parecer ese pequeño niño del que apenas tenía recuerdos seguía siendo muy inseguro, no lo encontré por ningún lado, pero logré dar con alguien que lo podía conocer.
En ese entonces yo vivía lejos, pero indagando un poco en internet pude conseguir el contacto de una chica que resultó ser su vecina.
Esta chica no era muy cercana a Uriel, eran vecinos pero ella nunca cruzó palabras con el, pero aún así decidió ayudarme con el.
Gracias a ella me enteré a cual secundaria asistía, y por pura intriga un día fuí a verlo. Estaba nervioso, no sabía si podría reconocerlo después de tanto tiempo, o si el me iba a reconocer a mi, pero ni siquiera pude acercarme.
Era la hora de salida, todos estaban con sus grupos de amigos, parecía un ambiente agradable, hasta que un hueco se empezó a formar entre la gente. Al parecer estaban esquivando a alguien, y fue cuando esté chico paso a un lado mío que lo reconocí.
Si se trataba de Uriel, pero ya no me recordaba en nada a ese niño indefenso, su rostro dulce había cambiado a uno más serio y frío, no quería aceptar que fuera el, así que le pregunté a los demás estudiantes - ¿Por qué todos evitan a ese chico?
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AMOR AUTISTA
RomanceUn joven con problemas para demostrar sus sentimientos descubre que es el amor platónico de su amigo de la infancia. El empieza a sentir algo por el igualmente, pero debido a su estado mental, ni siquiera se da cuenta.