Al darme cuenta de lo que estaba ocurriendo se l se me ocurrió saltar y quitarle el cuaderno a Renata. Pero fue muy tarde, pues al arrebatar el cuaderno de sus manos ya había visto el dibujo muy detenidamente.
Mi rostro mostraba claramente mi vergüenza, por lo que a Renata no se le ocurrió otra cosa que comenzar a preguntar - ¿Por qué tienes eso en tu cuaderno?
Yo no sabía que responder, tenía un gran nudo en la garganta y mi voz no podía salir de ninguna forma. Y lo único que pude hacer en ese momento fue salir corriendo del salón.
Renata se quedó estupefacta por lo que acababa de ocurrir, pero decidió no hacer nada. Después de todo creo que ya sabía por lo que pasaba.
Al llegar al bañó descubrí que estaba cerrado, al parecer los estaban limpiando por lo que no se podía pasar. Así que solo me quedé sentado a un lado en el piso, me encogí y me encerré entre mis brazos y piernas.
Estuve un rato en ese lugar, era muy silencioso, y solo estaban yo y mis pensamientos.
"¿Por qué yo?; ¿Por qué a mi?; Soy desagradable; ¿Por qué no puedo ser como los demás?; Soy desepcionsnte". Esos eran unos de los pensamientos que me invadían en esos momentos. Pero como siempre es de esperarse, alguien siempre llega a romper el hielo.
- ¿Por qué estás aquí? - la voz no me parecía familiar, así que solamente levanté medio rostro y asome un ojo para saber quién era.
Frente a mi solamente había un chico extraño, no me parecía nada conocido su rostro, así que con frialdad volví la mirada y lo deje en silencio. Pero al parecer a él no le importó, pues siguió hablando.
- ¿Por qué tan callado? - El chico parecía estar muy interesado en mi, pues no me quitaba la mirada de encima - Sabes, me recuerdas a un conocido.
- Déjame en paz - respondí con voz tenue.
- Muy bien, pero voy a seguir aquí por un rato, necesito entrar al baño.
Y así fue, ambos esperamos por un rato, hasta que por fin el baño fue abierto. El chico de cabello oscuro entró al baño y yo me fuí de ahí para evitar más vergüenza.
Regrese al salón y note que aún faltaba tiempo de receso, entonces abrí mi cuaderno de dibujo, y me puse a contemplar aquel dibujo de Christian, pero había algo en el que no me convencía, por eso saque mi lápiz, mi goma y procedí a hacerle algunos arreglos al retrato. Más que nada para calmar mi ansiedad.
Cuando dibujo me pierdo en mi propio mundo, aunque no solo cuando dibujo. Desde muy pequeño las artes me atraen mucho, por lo que siempre trato de expresar a través de ellas lo que no puedo expresar en persona. Pero hay veces en las que estos viajes espirituales son más pesados de lo común, y está vez fue muy similar.
En ese momento yo estaba tan centrado en terminar mi dibujo que por un momento olvide que estaba en la escuela, y fue hasta que sentí la mano de alguien en mi hombro cuando volví a la realidad
- Hola Uriel. ¿Que haces? - la voz era irreconocible, se trataba de Christian, eso me hizo entrar en pánico. Analicé la situación, quería cerrar mi cuaderno para evitar que viera lo que tenía en el, pero sería inútil, estaba claro que el dibujo pararía por sus ojos.
Avergonzado cerré los ojos y esperé el comentario salir de su boca, pero por suerte fuí salvado. Ren apareció detrás de Christian y le dijo que me quitara la mano de encima. Gracias a la interrupción de Ren, Chris recordó mi incomodidad por el contacto físico, así que me soltó y dió unos pasos para atrás, tiempo que aproveche para cerrar mi cuaderno y restituir mi presencia al mundo.
- Gracias - dije fingiendo incomodidad.
- Lo siento, no me había percatado de que no te gustaba el contacto.

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AMOR AUTISTA
RomanceUn joven con problemas para demostrar sus sentimientos descubre que es el amor platónico de su amigo de la infancia. El empieza a sentir algo por el igualmente, pero debido a su estado mental, ni siquiera se da cuenta.