MUDANZA

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Recibir una solicitud de amistad de ellos dos me resultó extremidades raro. En primera porque Christian sabía de mi ansiedad social, y en segunda porque no hablé con Óscar por más de dos minutos, y nunca demostré interés en intentar conocer más a cualquiera de los dos.

Estar en ese situación me shoqueó mucho, por lo que hice lo que en ese momento creí correcto; eliminé las propuestas de amistad de los dos al momento y deje mi teléfono de lado.

Esa noche me la pasé pensando en eso, pero por suerte tenía el sueño suficiente como para dormir rápidamente y olvidar todo gracias a que me quedé dormido.

La mañana siguiente no fue muy diferente a otras, con la excepción de que al igual al día anterior Ren se presentó frente a la puerta y me sugirió que la acompañará a la escuela. Y esas acciones fueron las que me confirmaron que eso se haría una costumbre entre nosotros.

Salir de mi zona de confort no me gustaba, y el simple hecho de comenzar a socializar con una persona me resultaba estresante, pero en mi seguía esa necesidad de continuar con la experiencia de descubrir el funcionamiento de las emociones.

Ese día fue muy común, las pláticas entre Ren y yo comenzaron a hacerse más frecuentes, pero comenzaba ha acostumbrarme. Y fueron esas mismas charlas las que me señalaron un comportamiento extraño en Ren. Normalmente ella suele ser muy directa en sus conversaciones, nunca se salta detalles y su habla es muy fluida, pero ese día pude notar que recurrentemente cambiaba de tema cuando por alguna razón comenzábamos a hablar sobre nuestros compañeros, además de que ella pasó más tiempo en el celular de lo normal.

Traté de preguntar varias veces, pero siempre que lo intentaba ella cambiaba el tema a algo relacionado con Óscar. La verdad era algo estresante, pero debido a los cambios de Ren decidí dejar de tratar y me enfoqué más en sus pláticas.

Al terminar las clases y como se haría costumbre, Ren y yo comenzamos a caminar a casa. Creí por un momento que continuaremos hablando mientras caminábamos, pero en lugar de eso un gran silencio nos acompañó camino a casa.

La ausencia de sonido siempre me resultaba reconfortante luego de pasar mucho tiempo rodeado de jóvenes ruidosos, pero el silencio que me gustaba era interrumpido constantemente por el sonido de las notificaciones del celular de Renata. Estaba claro que Ren quería que le preguntara por los mensajes, sus expresiones y la obviedad de no silenciar las notificaciones me lo indicaban, pero yo decidí no preguntar, o así fue hasta que Ren me comenzó a fastidiar con sonidos expresivos después de recibir cada mensaje.

- ¡¿Qué?! - grité algo molesto.

- ¿Qué ocurre? - Ren se impactó mucho por verme molesto, al punto de que dejamos de caminar.

- Has estado todo el día evitando temas, tu cara siempre está en el teléfono y es claro que me quieres contar algo por la cantidad tan grande de indirectas que mandas, así que solo lo voy a preguntar una vez, ¿qué ocurre?

Ren estaba en shock - Lo siento, no creí que te fueras a dar cuenta tan fácilmente. No creí que tuvieras esa capacidad de visualización.

- No haz respondido mi pregunta.

- Lo siento, pero no puedo.

- ¿Por qué no?

- No es que no quiera, pero no me lo permitió.

- ¿De quién hablas?

- De nadie, es solo que...

- ¿Qué?

- Está bien, no te puedo deci nada, pero te prometo que te enterarás muy pronto.

Luego de eso, y de bajar un poco mis corajes, continuemos caminando. El resto del camino si fue en silencio, y tal como me lo había informado Renata, me enteré muy pronto de lo que ocurria.

AMOR AUTISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora