21° PARTE

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***

– Hasta que por fin despertaste.

Ohm fijó la mirada en Nanon, quien lo miraba sonriente. De un segundo a otro Ohm se acercó como flecha recién disparada a la barriga de Nanon y no halló nada de lo que estaba buscando.

– Fué un sueño–Dijo cabisbajo.

– ¿Qué fue un sueño?

– Los cuatrillizos.

Al segundo 4 pares de manitos y piecitos hicieron acto de presencia en la panza de Nanon.

Los ojos de Ohm se alumbraron como faros y sonrió feliz. Nanon también empezó a sonreír.

– For un a rau.

Nanon empezó a reír por la mala pronunciación del inglés de Ohm y aunque no lo corrigió, adivinó qué quiso decir.

– Dice mi loba que su lobo es muy bueno en su trabajo.

El lobo de Ohm giró los ojos e infló el pecho.

– Yo también lo hice –Dijo Ohm más para su lobo que para Nanon.

Nanon rió por el puchero que Ohm puso.

Después de un rato de estar dándole caricias y amor a Nanon, Ohm recordó que había algo pendiente que tenía que decirle a Nanon. Algo que definitivamente dejaría en shock a Nanon.

– ¿Qué sucede?

Ohm parpadeó un par de veces y tragó saliva duramente.

– Me estás preocupando.

– Tengo… algo que decirte, pero no sé cómo decírtelo.

– ¿Es malo?

– Es que… es bueno, demasiado bueno. Ese es el asunto, no quiero que te asustes o…

– Lo sabré manejar, ya dímelo de una vez.

Después de caminar nuevamente de un lugar a otro, Ohm se sentó.

– Nuestro primer bebé…

El pecho de Nanon se oprimió.

– Ya te lo dije, nuestro primer bebé murió.

La loba de Nanon empezó a prestar atención y a mover la cola.

– Él no nació muerto, Non. Nuestro cachorro… está vivo.

Nanon está vez tampoco se desmayó. Se puso de pie y fué hasta su habitación de dónde sacó una bolsa.

– ¿Qué es eso?

Nanon sustrajo una manta manchada de sangre.

– Es la manta dónde nació mi cachorro. Guarda el olor de mi bebé. ¿Sabes? Aunque sabía que estaba muerto, yo sentía que no era así. Pero preferí no decir nada, porque no quería que mi padre empezará a buscarlo. Pero yo lo sentía Ohm, en lo más profundo de mi corazón lo sabía.

Ohm también sacó la manta que le había entregado Mew.

– Esta es la primera manta que abrigó a nuestro bebé.

Nanon sostuvo el pedazo de tela y lo atrajo hacia su pecho. Su loba empezó a anular dentro de él, corriendo en círculo. Ella estaba feliz.

Cogió también aquel par de zapatitos y un mameluco.

– Son sus primeros zapatitos y su primera ropita.

Nanon empezó a oler todo y a derramar lágrimas silenciosamente.

(TERMINADA) REVENGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora