26° PARTE

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El repentino y desesperado aleteo de los pajarillos hicieron que Nanon sostuviera su vientre con aprehensión.

Caminó unos pocos pasos hasta llegar a la habitación, lo que le pareció una eternidad. Se repetía una y otra vez que nada le pasaría porque estaba bien resguardado por los guardaespaldas que su abuelo había dispuesto para su seguridad, además de que sabía que en los techos de las casas aledañas habían establecidos dos francotiradores.

Se supone que todo estaba seguro, aún así Nanon fue a acurrucarse en aquel lugar que Ohm había hecho para él cuando no estuviera presente. Era un nido totalmente dentro del armario. Todo estaba hecho a base de la ropa de Ohm, quien había impregnado todas las prendas con su aroma. De esa manera, cuando Nanon entró allí, el olor empezó a tranquilizarlo, hasta el punto de no percatarse que había alguien esperando por él.

Cuando por fin se dió cuenta de ello, Jaidee ya lo tenía sostenido por el cabello, jalando su cuerpo hasta hacerlo caer de espaldas al suelo, golpeando de paso su brazo con la madera del armario.

Cómo resultado del golpe, Nanon gimió hasta querer llorar, pero se aguantó el dolor porque no le mostraría a su hermana que su temor.

Jaidee tenía en los labios una sonrisa macabra muy bien marcada.

Nanon por su parte la miraba con los ojos llorosos por el golpe y la desilusión de ver a su propia hermana convertida en su verdugo, cuando meses atrás era ella misma quien le instaba de cierta manera en cuidar bien a su bebé.

– Mi querido hermanito, ¿tus bebés están bien? –Habiendo dicho esto, lanzó una brutal patada sobre el abdomen de Nanon, quien hizo un esfuerzo sobrehumano para cubrir su vientre, pero que no logró.

El quejido de Nanon hizo reír a la mujer.

– ¿Bebés? ¿Cómo sabes que voy a tener más de un cachorro?

– El tiempo hermanito, el tiempo me lo dijo –Sonrió mientras golpeteaba su muñeca.

Al ver que Nanon no entendió su indirecta, se acercó a Nanon y se puso de cunclillas.

– Dios, siempre has sido un lerdo imbécil e inocente. El reloj Nanon, el maldito reloj.

Los ojos de Nanon se abrieron cuando se dió cuenta de todo.

– ¿Crees que de buena gente te regalé algo?

Ella sonrió gustosa.

– Siempre tienes lo que yo deseo Non.

– No me llames así, solo O…

– Solo Ohm te llama así, lo sé. Pero bueno, no está.

Jaidee caminó alrededor de su her.ano algún tiempo, asustándolo en cada paso que daba.

– Lo único bueno es que no obtuviste el amor de mi padre, porque tu madre solo era la perra de papá, un triste títere que utilizado en su totalidad hasta su muerte. Él siempre amó a mi madre y aunque muchos estuvieron en desacuerdo, al final el amor triunfó. Lo mismo pasará entre Ohm y yo cuando te asesine a ti y a tus hijos, y los desaparezcan de la vida de mi hombre. ¿Sabes cómo murió tu madre? –Preguntó de un momento para otro.

La maldad en los ojos de la mujer era igual que la que había en los de su padre.

– No voy a escucharte. Eres totalmente la hija de mi padre.

– No solo vas a escuchar eso, también te contaré qué le pasó a Ohm estando en la cárcel, lo que le pasó a su madre, que es casi lo mismo que le pasó a la tuya.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2023 ⏰

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