Capítulo 25: Cláusulas rotas

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Daren

Abrí los ojos tratando de despertar, el dolor de miles de pinchazos en mi brazo me hicieron quejarme, pero desperté de golpe al escuchar otro suspiro más suave a mi lado.

Bajé la mirada hasta mi pecho, y Gabi estaba cómodamente con medio cuerpo encima del mío. Su pierna estaba justo por encima de las mías y su cabeza sobre mi pecho y mi brazo, ahora entendía por qué el calambre.

¡Mierda, mierda, mierda!

Se supone que para eso había puesto el fuerte de almohadas, para que no se acercara en la noche.

Volví a mirar el techo con la esperanza de que arriba encontrara una solución, pero era evidente que la única manera de que no viera el enorme bulto que había justo de bajo de su pierna era que me fuera antes de que despertara.

Con cuidado me moví, pero ella se aferró con fuerza a mi polera.

—con un demonio, suéltame —susurré tratando de soltar sus dedos de mi ropa.

Gabriela soltó otro suspiro y cerré los ojos con fuerza al ver que se acomodó hacia el otro lado.

Con temor, volví a abrirlos y la vi tan dormida como en un principio.

Me había salvado la campana.

Tomé algo de ropa y salí inyectado por la puerta hacia la ducha, un poco de agua fría me ayudaría.

Con aquel despertar tormentoso me fui a la oficina, tenía muchos pendientes con mi madre. Esta semana finalmente se retiraría y anunciaría oficialmente mi nuevo cargo, tendría menos tiempo libre y más responsabilidades, pero tenía el puesto que tanto había deseado.

Cuando llegué ya todos estaban reunidos en la sala de juntas y se me revolvió el estómago al ver a Hansel sentado al lado de Teresa.

—como ya saben, no planeo quedarme en la empresa —dijo mamá sentada en la cabecera de la mesa—. Mi camino aquí por fin ha terminado y planeo retirarme esta semana. Mi hijo Daren, tomará mi puesto y será el nuevo presidente de la empresa que tanto sacrificio nos ha costado, y quiero que le brinden el mismo apoyo que a mí en estos años.

Al terminar su discurso la risa de Hansel se escuchó por toda la sala.

—felicitaciones, Daren —dijo finalmente—, pero me pregunto si estás preparado para tomar el puesto.

—Por supuesto —respondí manteniendo la calma.

—acabas de casarte.

—cuál es el punto de mencionar mi reciente matrimonio.

A Hansel le brillaron los ojos y entrelazó sus dedos con los de Teresa.

—estarás distraído.

—no, Gabriela es una mujer muy comprensiva —sonreí pensando en lo tierna que se veía enrollada como un camarón esta mañana—. Y entiende que durante estos días esté ocupado y no tenga tanto tiempo.

—qué conveniente —dijo moviendo los dedos sobre la mesa.

—¿alguien más que no esté de acuerdo con mi nuevo cargo? —pregunté a todos los presentes. Nadie respondió, solo Hansel tuvo que romper la armonía y armar problemas.

Una vez terminó la reunión, todos se fueron y fue un completo alivio que Hansel se fuera.

Debía aprender a controlar mi ira, porque esa sonrisa llena de burla debería verla más seguido. Hansel era el siguiente en la línea para tomar el puesto de presidente de Becker Corporation, y cuando eso suceda, ambos trabajaremos prácticamente juntos la gran parte del tiempo.

Hasta que el contrato nos separeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora