𝑷𝒓𝒆𝒕𝒆𝒏𝒔𝒊𝒐́𝒏| ˁᴼᴾᴱ

Capítulo 40 : A prueba

*Una semana después*

T/n.

Los días pasaban pero la ausencia de Jungkook en la casa era grotesca, sentía nuevamente romperme, imaginando que aún estaba sujeto a la cama del hospital vivo, pero no era así; fue entonces que entendí las palabras de Hoseok y su intención por protegerme de este doble golpe, tenía total razón y me hizo pensar que hubiera actuado de la misma manera de haber estado en su lugar, que egoísta fuí.

Y lo que jamás quería vivir nunca más se repitió en mi vida estar sola.

Mi garganta se contraía por el nudo que estaba sintiendo y la enorme necesidad de tener a alguien a un lado mío, Hoseok se había ido, yo lo había alejado; y Jungkook el hombre que prometió quedarse a mi lado, estaba muerto. Era tan patética en este instante que me costaba verme al espejo últimamente, tenía miedo, un miedo que se apoderaba de mi viéndome sola una y otra vez, y era algo que no podía controlar ni evitar, así era y tenía que asumir la responsabilidad.

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Al día siguiente.

Los rayos solares que atravesaban por el ventanal incomodaba mis ojos ocasionandome despertar, y como pensaba otra vez estaba en el sillón en el que acostumbraba estar junto a Jungkook viendo películas o simplemente jugando, bebiendo y haciendo todo tipo de travesuras, el sofá tenía un significado y me había aferrado a ello.
Tenía que darme una ducha, últimamente solo llegaba a casa, terminaba llorando y dormida en aquel mueble.

Sin ganas me deshice de mis prendas para comenzar a bañarme, mi prometido esperaba por mi en la empresa.

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En otro lugar.

Taehyung.

Tenía frente a mi al hombre que amaba por sobre cualquier cosa, pero tenía que comprobar su fuerza de voluntad y si en verdad era capaz de hacerme algo a mi o alguno de sus anteriores mejores amigos, tenía que someterlo a una prueba.

El simple pensamiento me mantuvo inquieto todos estos días, luego de ver su increíble cambio de personalidad que debía cerciorarme de comprobar las palabras de aquel pelinegro.

—¿Que es lo que quieres?, ¿Para que me hiciste venir aquí? — Comenzó con la agresividad.

—Quiero darte una oportunidad, perdonaré todo — Sonreí y caminé hacia él —Tomalo como un regalo.

Soltó una risa escandalosa, pero no me inmute de ello, que aunque no me hubiera acostumbrado a esta faceta suya, mi mente retorcida no me permitía verlo con asombro.

—¿Hablas en serio? — Se burló de mí ofrecimiento — ¿Estás loco o no entendiste?, Nunca voy a amar a un psicópata como tú — Sus facciones mostraban desagrado.

—Estoy loco — Conserve mi mirada sobre la suya — Pero, veamos ¿Quieres matarme?, ¿No es así? — Caminé a mi escritorio y saque un cuchillo del cajón.

—¿Eso es? —Dijo viendo mi acto insignificante.

—El arma con el que me vas a matar — Sonreí ampliamente y caminé nuevamente hacia el dejando el objeto sobre la mesa que nos separaba — Tómalo.

—¿De que hablas?, Me voy.

~¿Huir?, Vaya que fácil fue descubrir tu falsa actuación de niño malo~

—¿Querías matarme, no?, Ahí está, hazlo — ofrecí nuevamente el objeto.

—No estoy jugando Taehyung, y lo haré cuando me plazca, no cuando tú me lo órdenes.

—Bien, si quisieras hacerlo ya lo hubieras hecho, ahora toma ese cuchillo y hazlo — Alce una ceja retandolo.

Jimin titubeante y nervioso tomo en objeto sobre sus pequeñas y finas manos, las cuales ¿Temblaban?.

—Lo ves, no puedes hacerlo, tu no puedes deshacerte de alguien así, a sangre fría — Cruce una pierna sobre la otra.

—¡BASTA!

—Mi querido mimin, tú puedes serlo todo, menos un asesino, y lo sabes.

Jimin.

Los nervios estaban comiendome vivo, sentía el impulso de hacerlo, pero en realidad el tenía razón no era capaz de hacerle eso a él o alguien más, aún y cuando los odiara, simplemente no era un asesino como él.

Lo único sensato que pude hacer en ese momento fue soltar el objeto e irme furioso por mi falta de voluntad en hacerlo. Sí, acababa de huir de matarlo, podría arrepentirme luego pero ese no era yo, por más fuerte que pareciera, no iba a poder cumplir lo que le dije a Seokjin y Hoseok, era un cobarde.

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En otro lugar.

Yoongi.

Mi mente solo pensaba el día en que la bella mujer sentada a un costado de mi, se convirtiera en mi esposa, sin duda alguna, había elegido bien. Ella siempre fue mía desde que la ví ese día soleado en el que corría hacia su padre sonriente, desde ese momento una obsesión por tenerla cayó sobre mi, y ahora se convertiría en mi mujer.

—Vamos, ¿No vas a ayudarme?— Hizo un puchero y simplemente sonreí ante aquella tierna acción.

—T/n, estás llevando este matrimonio a otro nivel, ¿Regalos de diseñador?, ¿Enserio? — Me burle.

—Es obvio cariño, si va a ser tu funeral tiene que ser por lo menos elegante y a mi medida, ¿No lo crees? — Sonrió, mirando nuevamente al empleado que sostenía un juego de vasos y platos a elegir.

—¿Pero enserio debía estar aquí viendo como gastas mi dinero?

—¿No eres tú el que quiere casarse?, Muestra más entusiasmo, tu funeral debe ser caro.

—Tus comentarios siempre son tan agradables amor — Me incorpore en mi sitio y mire a los empleados. —Bien veamos ese color es demasiado llamativo, busquen algo más elegante, y adecuado para lo que mi prometida busca, lo simple siempre es mejor a lo extravagante, ¿No es así preciosa?

—Justo eso — Sonrió.

En verdad esa sonrisa podía engañarme y engañar a cualquiera, porque podría pensar que esta enamorada de mi y los demás aquí también, lo cual en el fondo me hacía sentir patético, pero a su vez el más feliz por sus falsas intenciones.