Capítulo 14

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Actualización 2/2

Aun continuaba enterrado en un abrazo de su madre cuando nuevamente su mirada se desvió

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Aun continuaba enterrado en un abrazo de su madre cuando nuevamente su mirada se desvió.

El restaurante ya estaba lleno, cada uno de sus amigos se había acercado, lo habían felicitado por su cumpleaños y lo apretaron en un amistoso abrazo.

Todos excepto uno.

Jin.

En todo el tiempo que habían estado ahí  el mayor no le había dirigido ni una sola mirada.

Era obvio que Jin no lo voltearía a ver, desde que lo conoció se daba cuenta de lo bueno que era ocultando su sentir, pero aun así su omega y él se sentían muy tristes por no lograr la atención del alfa.

Toda la tarde cambió una y otra vez su atuendo buscando el que le quedara perfecto, puso mucho cuidado en ondular su cabello y en aplicar su maquillaje. Recibió cumplidos de todo el mundo pero la persona de la que quería escucharlos nunca se acercó a dedicarle ni una palabra.

El mayor solo se limitó a sentarse a poca distancia y a platicar con sus amigos sin voltear a verlo ni siquiera una vez.

Su mirada se cruzó con la de Hoseok y él agradecía que su amigo le estuviera ayudando a distraer a sus familia y a sus amigos para que no notaran lo pendiente que estaba a cada movimiento que realizaba Jin.

Para su mala suerte su madre estaba justo a su lado y a veces creía que esa mujer podía saber todos y cada uno de sus pensamientos.

— Jimin cariño, acompáñame afuera unos segundos. Sabes que esto de las fiestas y lugares concurridos no es lo mío — dijo su madre en voz baja, pero lo suficientemente clara para que los que se encontraban más cerca la escucharan.

Solo pudo asentir siguiendo a la alta mujer y temiendo por lo que fuera a decirle, porque estaba claro que la excusa que había dado no la iba a creer viniendo de la mujer que le platicaba como en su juventud visitó todos los antros existentes.

Cuando cruzaron por la mesa donde se encontraba el rubio alfa que lo ignoraba, el aroma de cedro, anís y albahaca llegó a su nariz provocando un sonrojo en sus mejillas, se moría de ganas de voltear y ver si su aroma había tenido algún efecto en él, pero recordó quién iba a su lado por lo que se limitó a seguir con la mirada al frente.

Después de cruzar la puerta caminaron unos cuantos pasos más alejándose de las grandes ventanas que tenía el lugar.

Su cuerpo empezó a temblar pues fue lo suficientemente tonto como para no tomar su abrigo, pero vio como su madre abría el suyo y extendía los brazos invitándolo a un abrazo que le brindaría calor.

— Eres tan torpe mi bonito hijo, no se como se te puede ocurrir salir sin abrigo.

— Lo siento mamá, no lo pensé.

𝑴𝒊 𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒅𝒐 | ᴊɪɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora