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—No debes usarlos, te recomiendo que intentes llegar a un acuerdo con tu media luna. Los medicamentos tienen efectos secundarios, joven Yang, y desde ahora le digo que no son buenos, son cancerígenos para Omegas —el mayor retiró sus gafas dejándolas a un lado—. Cualquier problema que haya tenido con su Alfa, tiene que tener alguna solución.

—Quiero una receta para comprarlos —dijo decidido, con sus manos temblando encima de su regazo.

—¿Me ha escuchado?

—No me importa, los tomaré.

—Joven Yang... son peligrosos, lo único que hacen es darle una falsa marca que lo debilita más. Puede llegar a romper el lazo con sus hijos, más adelante es posible la muerte, con ello, su media luna también lo hará. ¿Quiere arriesgarse a ello?

—Lo haré.

El profesional suspiró, escribiendo en el ordenador una receta médica para que le dieran los medicamentos que quería, pero en vez de ser una dosis alta, la redujo lo más que pudo, llevaba atendiendo a Jeongin desde antes de su primer embarazo y aquello no era algo bueno para el Omega.

Al salir, Jeongin dio un fuerte suspiro y volvió a su área de trabajo, teniendo en su nuca la mirada penetrante de Hyunjin, que desprendía un aroma amargo. Con el paso del tiempo, su queridísimo hijo Kevin le confesó que gustaba de Chanhee y que quería que fuera su novio, algo que Hyunjin negó porque según él eran muy pequeños para entender esas cosas.

En casa de Félix, las cosas estaban mejorando, muy lentamente, pero lo hacían. Poco a poco Changbin se fue haciendo más responsable de sus hijas, y fue por mano dura de Félix, quien le amenazó a echarle otra vez y de cambiar el apellido de las niñas. Tuvieron muchas peleas y aún tienen discusiones, pero no son graves y saben salir de ellas fácilmente.

Shota muy lejos de compartir más tiempo con Chan, está más alejado y cortante con el mayor. Por más que Chan intenta hablar y jugar, Shota lo rechaza y vuelve con Jeongin.

Después de largas horas de trabajo, el castaño volvió a su hogar, donde sus tres cachorros le esperaban, al cumplir los diez años, Chanhee se hacía cargo de sus dos hermanos. Jungwoo solo es un año menor así que entre ambos cuidan de Shota quien tiene seis.

A pesar de la insistencia de Chan, Jeongin está cada día más seguro de no querer nada con él. Y estar cerca del Alfa lo debilita más, poco a poco sus energías disminuyen drásticamente en cuestión de dos horas de trabajo, además su aroma se redujo en lo más mínimo. Empezó a perder peso, tiene varios síntomas por los que acudió a su médico.

En esos momentos odiaba con toda su alma ser un Omega, porque esto no pasaría si fuera un beta.

Ese día no hizo gran cosa, llegó, preparó la cena y acostó a los niños, finalmente se quedó unos minutos en su habitación con la mano en su pecho, los dolores volvían... odiaba eso.

Odiaba tanto extrañar a la persona que... lo dañó, pero a la vez lo llenó de vida.

No sabía cuánto tiempo tendría que llevar esa agotadora rutina, estaba empezando a plantearse reducir las horas de trabajo...

¿A quién quiere engañar? Por más que se quite pesos de encima con más fuerza vuelven a recaer sobre él.

Ya no quería eso, quería ser feliz plenamente, quería olvidar todo lo que pasó, quería... estar algunos segundos con Chan, no ver el dolor que le causo y observar las cosas buenas que le trajo... pero era difícil.

Y allí llorando, se despreciaba a sí mismo.

Era una bolita de mantas llena de lágrimas.

(...)

En brazos del rubio, el castaño se durmió contento, el aroma de su mejor amigo era el mejor en esos momentos lo mejor que tenía. Se sentía protegido, a salvo, amado...

Su cabecita descansaba en el hombro de éste, los brazos del mayor rodeaban su cuerpo, manteniéndolo caliente, sentía algunos pequeños besitos de vez en cuando, también caricias en sus mejillas...

Se sentía tan bien ser mimado nuevamente.

Félix dejó salir una lágrima, quitándola con rapidez, dio un suspiro viendo el techo para evitar que más lágrimas salieran de sus ojos. Pero se sentía impotente, pequeño, sin posibilidades de ayudar a su amigo en esa situación.

Habló con el médico del castaño y quedaron en que cambiaría las píldoras que tenía el Omega por unas vitaminas sin que se enterara, y así lo hizo. Pero se enteró de lo que estaba sufriendo su amigo, nuevamente lo perdía frente a sus ojos, lo dejaba solo... y no quería que algo malo le pasara.

Después de años siendo su mano derecha, puede afirmar que conoce todo del castaño, conoce todo, pero nunca ha vivido algo parecido.

Su corazoncito se rompe cada vez que piensa en ellos dos de pequeños.

La familia Lee disfrutaba de mucho dinero, eran una gran familia, llena de Omegas de clase alta. Su familia siempre lo apoyó, nunca le faltó nada, fue el niño maravilla entre sus primos, fue el que más alto llegó en los estudios, fue el primero en independizarse y vivir con un Alfa. Todos han estado orgullosos de él desde que nació. Nunca sufrió por desamor en su familia.

Cuando Jeongin le confesó aquello... pasó llorando toda la tarde, abrazando a su amigo...

Así como ahora.

Volvía a sufrir. Y él... no hacía nada para evitarlo, tampoco era como si pudiera ser de ayuda en esta situación.

 no hacía nada para evitarlo, tampoco era como si pudiera ser de ayuda en esta situación

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