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—¿Por qué no se va? —los luceros curiosos de su hijo pequeño se veían muy bonitos esta mañana, pero su entrecejo fruncido y esa mueca de disgusto hacía perder todo rastro de ternura en su rostro. Estaba de pie a un lado de la cama, súper molesto con Jeongin porque Chan estaba a un lado de él, dormido aún.

—Shota... —murmuró el pelirrosa acariciando su pequeño vientre de dos meses, era una pequeña curvatura, pero sabía que en unas semanas no entraría por la puerta—. Nos mudaremos el mes que viene, hemos hablado de esto ya...

—¿Él irá con nosotros? No lo quiero... —Jeongin le observó con detenimiento abriendo sus brazos para que el menor se acurrucara junto a él, llenándolo de su aroma, dando algunos besitos en sus azabaches cabellos.

—El otro día dijiste qué harías un pequeño esfuerzo en esto, ¿recuerdas?

—Me dijiste que adoptarías a un gato si no te hacía caso, ¿piensas jugar así conmigo, papá?

—Lo traeré a casa si sigues en ese genio...

El menor bufó, dejando que su papá lo mimara, por la puerta pasó Chanhee rasgándose los ojos y con su cabello desordenado, caminó con pasitos cortos y perezosos hasta acurrucarse a un lado de Chan, dejando que Jeongin le diera un beso en las mejillas como buenos días.

Y no pasaron más de cinco minutos cuando Jungwoo llegó en las mismas condiciones, uniéndose a ellos.

Eran una familia que pronto harían un cambio muy grande, con la llegada de un nuevo integrante y una mudanza que a Jeongin le traía algo melancólico ya que en este departamento pasaron muchísimas cosas buenas que son para él muy especiales y que de verdad le duele dejar ir.

En la misma cama, hacía un montón de años atrás tenía a su pequeñísimo Chanhee, dormido ente sus brazos siendo un bebé regordete y dormilón, llorando mucho por las madrugadas. Recuerda a Chan asomar su cabeza por la puerta y pedir permiso para entrar y tranquilizar al bebé que lloraba con toda la fuerza que sus pulmones le permitían.

En los pasillos de este departamento Chanhee dio sus torpes primeros pasos, Chan en un extremo esperándole y Jeongin animando a su pequeño campeón como mamá empoderada desde la puerta.

Recuerda cuando le confesó a Chan que estaba embarazado y las numerosas lágrimas que soltó el Alfa esa tarde en el sillón.

Tiene la imagen clara de cuando llegaron al departamento con un nuevo integrante, la mirada curiosa de Chanhee sobre el bebé gordito y malhumorado, que al paso de los años empezó a amar con locura. También cuando Chan se levantaba cada mañana a preparar el desayuno y atender a Jungwoo mientras él y Chanhee dormían a pierna suelta.

Lamentablemente hay algunos momentos tristes también pero es inevitable no tener algo malo dentro de una relación, así que ese recuerdo también lo tiene presente, no tanto, está muy abajo.

La imagen que le hace sonreír como tonto siempre es cuando Shota llegó a su vida, un bebé pequeñito y muy comilón, durmiendo al lado de sus hermanos mayores, esa imagen que le hacía día a día levantarse e ir a trabajar para mantenerlos. Pero este departamento fue testigo de todas las noches que él pasaba llorando en silencio, llegó muchas veces a arrepentirse de declarar en contra de Chan porque le dolía en el alma tirar de cabeza a la persona que le entregó su corazón.

Porque Chan fue el primero en abrir sus brazos y acogerlo entre ellos, dio el primer paso en todo. Esas mañanas frías donde él estaba súper estresado con el bebé, preparando a los mayores, haciendo el desayuno y yendo al colegio y luego a la guardería fue la etapa más difícil de superar.

—El desayuno está listo —Y sintió en sus mejillas los labios finos de Chan, luego cómo su mano acariciaba suavemente su vientre, a sus lados ya no estaban sus niños, al parecer se quedó dormido otra vez.

—Umh...

—Bebé, ¿te he dicho que eres muy bonito? —Pinchó con delicadeza una de sus mejillas, bajando a su cuello y aspirando su rico aroma a frutas, dejando que el mayor pasara sus manos por su cabello.

—No me quiero mudar... —murmuró con un puchero, haciendo que el menor le viera confuso, se sentó a un ladito de la cama, sin despegarse mucho de su novio.

—Lo sé, pero no cabemos... —dijo divertido dejando un montón de besos por la piel canela del mayor.

Bufó desviando la mirada, permitiéndole a Chan hablar con su nuevo cachorrito, era lo que hacía con Jungwoo así que estaba acostumbrado.

Escuchó en el salón a los niños hablar entre ellos, no habían pensando en nombres y se está mentalizando para otro niño, ya es lo normal. Pero tiene muchísimas esperanzas en una niña, sería la princesa de la casa, y, última hija.

De eso sí habían hablado, solo que, no pudieron hacer mucho pues después de hablarlo...

—¿Quieres algo en especial para desayunar? Te preparé melocotones —la mirada iluminada del mayor le hizo sonreír enternecido.

—Melocotones, melocotones —murmuró saliendo de la cama en busca de los melocotones.

Mientras, Chan revisó la habitación, tampoco quiere mudarse, él ya se había mudado una vez y su departamento es más pequeño que una cajetilla de fósforos.

Le hacía ilusión tener un nuevo cachorro, pero deseaba, anhelaba y por poco enciende una vela al diablo para venderle su alma con tal de que sea una niña. Porque quiere una niña, aunque si resulta ser niño, Jeongin sigue estando disponible para más bebés...

 Porque quiere una niña, aunque si resulta ser niño, Jeongin sigue estando disponible para más bebés

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