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Aquella mañana Jeongin se despertó por el frío que hacía en su habitación, no tenía la manta puesta y al intentar buscar a su novio, el duro colchón le informó que no se encontraba con él. Confundido pasó una mano por su vientre de ya cinco meses, sentándose en la cama para observar el reloj de su mesita, eran las seis de la mañana.

Perezoso y muy cansado salió de la cama, su pijama corto no era de mucha ayuda que digamos pues hacía demasiado frío, se dirigió a la ventana y cerró intentando no hacer mucho ruido.

Salió descalzo, se asomó al pasillo y escuchó con claridad las garritas de Berry resonar por el suelo haciendo ese sonido tan característico de sus patitas al correr por el departamento, mordió levemente su labio y le vio al final del pasillo.

Pero ahora lo que le interesaba era encontrar a su Alfa para traerlo a la cama y seguir durmiendo, lo sacaría de cualquier lado, daba igual si el menor tuvo una emergencia y estaba encerrado en el baño.

Caminó lentamente, agudizando su oído, pudo escuchar la voz de su hijo pequeño, extrañado se acercó a aquella habitación, suspirando por el frío que sentía en su vientre. Empujó la puerta, que tenía en letras grandes el nombre de los menores, que estaba entreabierta. Asomó su cabecita y se topó con una imagen que le derritió el corazón.

Shota estaba acurrucado con Chan, el mayor le contaba una historia y el menor respondía y aportaba en su relato. Nunca habían estado así antes, y el pelinegro parecía muy relajado en brazos de Chan.

Se quedó algunos minutos escuchándolos y viendo como Chan le sonreía, le hablaba y le abrazaba, Shota parecía tan pequeño a su lado. Y no sabía si era por el embarazo, pero sentía sus ojos húmedos por las lágrimas, y supo que su Alfa estaba atento cuando alzó su mirada a la puerta y sus ojos se conectaron.

Unas palabras más y Shota se quedó dormido abrazando a Chan. El pelinegro tenía un puchero en los labios viendo a su Omega reír y retirar sus lágrimas sutilmente.

Cuando Chan abandonó la habitación, envolvió en sus brazos al Omega llorón que exigía atención y mimos. Caminaron hasta su cuarto, donde el menor se encargó de calentar el cuerpo frío de su pareja, pidiéndole perdón por dejarle solo.

—¿No se quejó cuando llegaste tú? —el otro negó mordiendo levemente la mejilla del castaño.

—Tuvo una pesadilla y no le importaba quien fuera, quería calmarse... —suspiró dejando que Jeongin se acomodara aún más, extinguiendo todo espacio que los separara, odiaba dormir separado de Chan, era su fuente de calor personal y su protector.

—Bae se mueve mucho...

—Tienes que dormir más, Jeongin Hyung. Estás todo el día dando vueltas, no te quedas quieto...

—No entiendo tu respuesta, te estoy diciendo que se mueve mucho. Y con lo que dijiste, duermo lo suficiente, solo que tú te me escapas y me despierto...

—Oh claro, échame la culpa...

—Alfa tonto.

—Omega consentido.

(...)

Esta mañana cuando Jeongin despertó se encontró solo en la cama, bufó ordenando sus cabellos, ahora llevaba un pijama muy grueso para que no pasara frío, pero se estaba asando. El aroma a café recién hecho le hizo delirar.

Y al llegar al comedor, se encontró a sus tres niños desayunando y a Chan sirviendo su desayuno en una bandeja, seguramente en unos minutos se lo llevaría. Todos estaban preparados para el colegio, con sus uniformes y bien peinados, Chan realmente es un buen padre.

—Buenos días, amor —saludó con una sonrisa, los tres cachorros alzaron la cabeza y saludaron a su papá.

—Buenos días... —respondió sentándose frente a sus niños, la bandeja de su desayuno fue puesta delante y su estómago gruñó por él hambre, Chan plantó un beso en su cabeza como saludo—. Uh, gracias... —amaba con toda su existencia ese trato y esta nueva vida, donde sus cachorros estaban más contentos, donde una nueva integrante crecía en su interior y tenía la pareja más maravillosa de todas.

Y dios, cuantos Omegas le envidiaban por tener a Chan.

—Chanhee, ¿preparaste tu presentación? —El menor asintió leve, no era muy activo en las mañanas.

El azabache está muy al pendiente de los estudios de sus cachorros, poco a poco se ha ido ganando la confianza del menor, solo la confianza, no llega a llamarle "papá" tampoco le busca cuando tiene algún problema, pero le llama por las noches cuando tiene una pesadilla o cuando no puede dormir. Chan siempre está para él.

El castaño bajó su mirada al desayuno otra vez, Chan sabía perfectamente lo que necesitaba. Café frío, melocotones y yogur.

—Hoy tenemos cita —comentó bebiendo de su café, Jungwoo llevó un pan a su boca tragando con fuerza.

—¿Va a nacer ya? Lleva mucho tiempo allí dentro... —Chanhee le vio serio, haciéndose el mayor le respondió sabiamente.

—Los bebés necesitan desarrollarse por nueve meses dentro del Omega —Chan le vio orgulloso y Jeongin acusó al azabache con la mirada, es verdad que era profesor, pero había temas en los cuales se excedía y contaba de más, llenando la cabecita de los niños de información no tan necesaria.

—Gracias —se limitó a decir Jungwoo volviendo a su desayuno.

Shota se mantenía medio despierto, medio dormido, no aportaba mucho en las conversaciones de las mañanas ni en las noches, solo por la comida estaba de buen humor.

Ahora salen los tres junto a Jeongin a pasear a Berry, al principio era por obligación, ya que Jeongin necesita caminar diariamente y el perro de la cada necesita por obligación salir, y los niños no pueden estar todo el día en casa así que salen junto a su padre al parque.

Mientras, Chan se quedaba descansando en casa o preparando cosas de su trabajo.

La cena la hacían entre ambos.

Iban muy bien en la casa, saliendo adelante muy felices con sus cuatro cachorros.

Iban muy bien en la casa, saliendo adelante muy felices con sus cuatro cachorros

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