˚ ⁀➷ 25

112 14 5
                                    

Jeongin acarició el rostro de la bebé, sus ojos iluminados mostraban con claridad el amor que le tenía a su niña, que muy tranquila bebía de su pecho, con sus ojitos cerrados.

A su lado Chan se deshacía en ternura viéndolos, ya había venido Changbin a decirle pulga a su hija, ya era tradición. Pero quitando eso, estaba muy contento con su primera niña.

Se sentó a un lado de la camilla, acurrucándose junto a Jeongin quien suspiró al tener a dos cuerpos sobre el suyo, pero no podía quejarse, el aroma de Chan le estaba haciendo efecto a la cachorrita, que ya casi se dormía, pero sin despegarse de su pezon.

—Lo has hecho muy bien, Hyung... —murmuró el menor, inhalando de cerca el aroma de su pareja.

El castaño solo asintió sin prestarle mucha atención, estaba cansado.

Después de algunos minutos, la bebé fue dejada en la cuna, mientras que Jeongin finalmente se quedó dormido en brazos de Chan, murmurando cosas sin sentido antes de rendirse y dormir como su bebé.

El azabache mientras acariciaba sus cabellos y dejaba libre su aroma para los que dormían, sentía ganas de llorar por la felicidad y tristeza que se acumulaban segundo a segundo en su ser.

Sí, podía estar a reventar de amor y emoción al ver a una bebé en la cuna y a un hombre a su lado al que ama con todo su ser, pero pensar en un tal vez hace seis años en la misma situación con Shota allí, le congela el alma.

La culpa no se va, sabe y tiene presente que eso jamás lo va a olvidar. Sobre todo, porque hay tres niños que recuerdan lo que pasó y saben que fueron cinco duros años para su papá, que a duras penas podía con ellos.

La balanza no estaba equilibrada.

Por más que Jeongin estuviera con él, que sus niños estuvieran bien, no se sentía libre.

Y en cierta parte podía asegurar que Jeongin volvería a atar su vida a él sin estar seguro de lo que pasaría después. Jugaban a una ruleta rusa y no quería que el mayor resultara herido, eso conllevaría a cuatro niños verle mal, tener que enterarse de muy mala manera cómo era un Alfa puro y que éste sea su padre, empeora todo.

Sin poder evitarlo, ya estaba acurrucado con Jeongin, dejando unas lágrimas fuera.

No podía simplemente dejarlo por sentir culpa, ambos se necesitan, pero... es algo contradictorio y que jode todo.

—Deja de llorar...

—Déjame...

—¿Eres un bebé acaso?

—El tuyo en cualquier caso...

🎐...

Byeol llevaba tres días de nacida, pero ya odiaba el mundo. La luz en su carita nada más salir del sitio donde estaban, tan calentito y acogedor era todo lo contrario que ir en algo que se movía y con un frío perforándole los huesos.

Un pequeño sollozo salió de sus finos labios rositas, alertando al Alfa que destapó un poco su carita para verle. Jeonging recargaba su cabeza en su hombro y revisaba muy interesado aquella nueva argolla en su dedo, un brillante anillo, no muy complejo.
Simplemente un hermoso detalle adornando la zona.

Cuando llegaron a casa Jeongin casi corría a la puerta para ver a sus tres pequeños niños que estarán emocionados de verle de nuevo, y más al saber que había una nueva integrante.

Pero su sorpresa fue grande cuando al entrar, sus ojos se posaron en aquella chica de cabellos negros, que ahora tenía una enorme sonrisa en sus labios.

—Sunny... —casi de inmediato se giró para ver a Chan, que cargaba a la bebé con cuidado y sin entenderle alzó la mirada.

—Siento llegar de esta forma... —murmuró ella dejando salir una corta risita, se le veía cambiada, antes sus ojeras se remarcaban bajo sus ojos como si fuera maquillaje, y ahora su rostro se ve genial sin una gota de cosméticos.

—Pensé en llamarte para decírtelo, pero no sabía si te iba a preocupar... —dijo esta vez Félix.

—¿Qué haces aquí? —la voz de Chan hizo a Félix echarse un poco atrás, caminando despacio después para cargar por primera vez a Bang Byeol, que sin abrir los ojitos mantenía un pucherito en los labios.

El rubio se retiró sacando de allí a Byeol para evitar segundos problemas.

—Sé que estás molesto conmigo, Chan, pero vengo a disculparme contigo y con Jeongin por los problemas que les causé...

—¿A nosotros? Son tus cachorros los que sufren por tu partida. Los abandonaste...

—Chan —frenó suavemente Jeongin, soltó un pequeño suspiro, no estaba preparado para algo fuerte ahora mismo—. Vamos a hablar como personas mayores... Ella tenía motivos de sobra para salir de esa casa.

—Pero con sus hijos.

—No quería arrastrarlos a mi mundo de desgracias, Chan. No tenía ni idea que haría yo después de poner un pie fuera, encontrarme con el mundo. No quería ver a mis cachorros pasar hambre, que pasaran frío sin saber la razón... Entiendo que fue un acto cobarde, pero no le deseo mal a ellos... Si he aguantado tanto tiempo es porque allí tenían un techo, comida y educación asegurada...

—Podrías trabajar, por ejemplo...

—Sí... ¿me dices de qué? Si no acabé mis estudios, si no me dieron la oportunidad de hacer mi vida por el mero hecho de encontrar mi pareja destinada, que, perdóname, pero es un cabrón.

—Tenías casi veinticinco cuando empezaste a vivir en casa —siguió el menor, Jeongin solo intervendría si las cosas se ponían feas, mientras tanto dejaría que hablaran, mal, pero ellos se entienden.

—Lo sé... ¿cuál fue la versión que te dieron cuando llegué? "Es una mujer ejemplar, una buena Omega" Tenía diecisiete, estaba trabajando en la cafetería de mis padres, tu hermano tendría unos veinte cuando entró allí, hablamos y después me llevó ante mis propios padres y les exigió que me dejaran ir con él. Como sabes, tu familia ha sido adinerada, además de tener sangre pura. ¿Qué hicieron mis padres? Se podría decir que me vendieron. Seguía viviendo con ellos, pero tu hermano prohibió mis salidas, no estudié lo que quería, perdí contacto con mis amigos, mis ganas de vivir se vieron aplastadas por sus caprichos... Que somos pareja destinada, lo somos. Pero eso no asegura que ambos nos amemos. Me embaracé y él se molestó porque por más de un año no volví a entrar en celo, y cuando lo hice, el segundo cachorro llegó. Que por cierto... no llegó a nacer... él no se permitiría pasar otro año sin sexo... y mi cachorro era una piedra en el camino que, sin dudarlo, la pateó.

—Eso no lo sabía...

—Tus padres sí... Son unos hijos de puta, después de perder a mi segundo hijo, no quería tener más por el miedo que le tenía. Cuando Hongjoong dio signos de vida, inventé la cosa más estúpida que se me ocurrió en dos minutos. Les dije que tenía problemas estomacales, que necesitaba ir al médico. Fui con tu hermano, le supliqué a mi médico que diera un diagnóstico falso en el que se indicara que no podía tener relaciones... Él se lo tragó, pero por solo tres semanas, luego inventé que mis abuelos me habían invitado a su granja... al principio quiso ir conmigo, pero después de decirle que me llevaría a Seunghyub, se negó. Estuve fuera dos semanas, donde ya tenía tres meses de embarazo. Luego se lo dije unos días después, con cuatro meses no podía hacer mucho así que aceptó tenerlo... Salvé a Hongjoong entre mentiras, que luego me gané la paliza del siglo cuando nació y ató cabos sueltos con las fechas de salida. Pero valió la pena, mi cachorro nació.

Se tomó algunos segundos para respirar, intentando calmarse. Jeongin sollozaba a un lado sin querer interrumpir, mientras que Chan retiraba sus propias lágrimas con dolor en el pecho.

—Solo vine a pedirles perdón por hacerles cargar con mis hijos... Me gustaría irme con ellos...

 Me gustaría irme con ellos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Return² ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora