CAPÍTULO X. Personas que sanan.

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Hacia un día increíble y eso ponía de muy buen humor a Louis, sobretodo sabiendo que organizó una pequeña excursión con Harry en las montañas de Worthing. Eran bastante bajitas, sin embrago, estaban repletas de caminitos y vegetación que estaba deseando recorrer por primera vez en su vida.

Recibió un mensaje a la hora de comer que le intrigó durante toda la tarde.

Harry:
Vamos esta tarde a pasear a los senderos de la montaña, te recojo en coche a las cinco y hablaremos del libro.

Louis le respondió al instante, mordiendo su labio inferior con miles de posibilidades diferentes pasando por su cabeza. Harry contó en Todas las noches que perdí detalles de su vida. Detalles. Pero ahora Louis sabría toda la historia, y no podía creer que Harry confiase tanto en él como para contarle su pasado.

¿Debería entonces atreverse y contar aquello que no hablaba con nadie? ¿Sería Harry la persona indicada para hablar?

Meredith le observó desde el sofá con su hermana, había algo en su expresión que alarmó un poco a Louis. Se hizo el loco, yendo a la cocina para beber un vaso de agua antes de que Harry llegase con el coche.

—¿Se puede saber dónde te vas? —dio un salto por el susto que le dieron las inesperadas palabras de Meredith.

—Me voy a pasear por la montaña —respondió, a la espera de que el cuestionario terminase ahí.

Su madre le miró con una ceja alzada, encaminándose hasta quedar a su lado para sostener con sus dedos la camiseta de tirantes que había optado por ponerse.

—Detestas ponerte ropa de deporte. ¿Quién te ha convencido para ir a la montaña?

Louis sabía que si decía el nombre de Harry nada malo sucedería, aunque eso era antes de que compartiesen besos. Su madre no conocía ese detalle, pero tenía miedo de que su voz o sus ojos le delatasen de alguna manera. Y tampoco podía mentir, al final si las cosas no se ocultaban bien, todo se acabaría sabiendo.

—Voy con Harry —entrecerró los ojos, expectante a cualquier reacción exagerada de su madre.

—Oh, eso está genial —respondió.

Los azules ojos de Louis expresaron confusión, comenzando a sentir crecer una sonrisa en sus labios al ver que Meredith continuaba aceptando que fuesen cercanos. Louis sabía que Harry era aprobado por su madre, ya que le conocía desde hace tiempo como para poder confiar en él.

Louis tampoco dejaba de comentarle a su madre como le ayudaba y lo bueno que era con él cuando estaban solos. No le gustaba mentir y que Meredith no supiese de su paradero. Confiaba en ella y sabía que si no le hubiese gustado Harry, se lo diría.

—Está fuera con el coche, no quiero hacerle esperar —dejó un beso sobre la mejilla de su madre.

Salió por la puerta y sonrió con amplitud al ver como Harry le miraba a través del vehículo. Al adentrase, quiso dejar un beso en su moflete, sin embargo, el pianista le susurró que Meredith les miraba desde el porche.

Una vez emprendieron el viaje a la montaña, Louis pudo atreverse a dejar el beso en su mejilla. Aunque se acobardó totalmente cuando la mano de Harry viajó a su rodilla en silencio. Supermodel de Måneskin sonaba dentro del BMW, Louis comenzaba sospechar que era su grupo favorito.

—¿Cuál es tu canción favorita de ellos? —Quiso saber Louis, girando su rostro para observar el perfil del adulto.

Baby Said, de su nuevo disco.

—¿Por qué? —Louis sabía que la tetra de esa canción no era particularmente dulce, no le cuadraba mucho con la personalidad de Harry.

—¿Por qué no? El ritmo es bueno —En realidad tenía razón, las canciones no tenían por qué gustar por su letra en exclusivo. Las canciones son lo que te hacen sentir—. ¿Por qué a ti te gusta tanto Killer Queen?

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