Leyó el mensaje repetidas veces durante unos largos treinta minutos, esperando a Harry en las escaleras de la entrada. Aún continuaba húmedo y la sensación del alcohol aumentó en su cuerpo. Durante unos minutos tuvo la tentación de volver a la fiesta para divertirse un ratito más, pero la sombra de un coche en la carretera, le hizo alzar la mirada.
—Louis, estás empapado... —La profunda voz de Harry le hizo sonreír con fuerza.
—¡Has venido! —celebró, poniéndose de pie.
Sin tener en cuenta la debilidad de sus piernas, quiso acercarse más a Harry. Fue una mala idea intentarlo, puesto que el pianista se vio necesitado de posar sus manos en la cintura de Louis para sostenerle y que no impactase contra su cuerpo.
—¿Cuánto has bebido?— Harry le sostuvo de la mandíbula para conectar sus miradas, los ojos de Louis vagaban por todo el rostro del hombre.
—Solo un poquito... —sacó un suave mohín, habiendo aprendido que parecían debilitar a Harry.
Harry mantuvo sus dedos sobre la piel de Louis, buscando algo en su mirada que el más joven no comprendía. Le pareció gracioso, ya que se le escapó una sutil risita que pareció aliviar un poco al pianista.
—Te llevaré a casa. ¿Estás de acuerdo con ello?
Louis no estaba de acuerdo porque sabía que despertaría a Meredith, ocasionando el mayor castigo de su vida. Sin embargo, ¿qué más opciones tenía?
Sintió mariposas en su estómago cuando Harry rodeó su cintura desnuda para acompañarle hasta el coche, sentándole con cuidado. Estaba un poco avergonzado por la situación en la que se encontraba, siguiendo con la mirada a Harry para descubrir cómo sacaba un cárdigan beige del maletero de su BMW negro.
—Deja que te lo ponga, no quiero que te resfríes —El bailarín utilizaba un tono de voz un poco elevado por el barullo del exterior.
—Gracias, Harry —dijo Louis, dejándose manipular para que el rizado le pusiese la suave chaqueta.
Harry solo asintió, abrochando el cinturón de Louis y rodeando el coche para sentarse ante el volante. El joven universitario giró su rostro para mirar su precioso perfil, suspirando cuando Harry también le observó. Estaban en un completo silencio que no era nada incómodo.
—Siento estar empapando tu coche, Niall me tiró a la piscina hace un rato —Se disculpó.
—No te preocupes por eso, Louis —negó, girando la llave que arrancaba el motor del oscuro vehículo.
Harry comenzó a conducir en silencio mientras Louis se entretenía mirando por la ventanilla. La luna era menguante y las estrellas brillaban con fuerza a su alrededor. En Londres nunca tenía el placer de disfrutar de esas vistas, no solo porque la habitación de su universidad daba a otro edificio, sino porque el cielo no presumía de un ambiente tan poco contaminado como en Worthing.
De vez en cuando era capaz de percibir como Harry le miraba de reojo, seguramente asegurándose de que estaba bien. El pianista era una persona muy atenta con Louis, eso le agitaba el corazón porque le hacía sentir importante.
—Harry —habló el muchacho, recibiendo un sonido que indicaba que le estaba prestando atención—. Déjame dormir en tu casa, por favor. Prometo que me portaré bien.
—Debes dormir en tu casa, Louis.
—Las despertaré, seré la persona más desgraciada del mundo. Harry, tienes que entenderme —rogó, juntando sus manos a forma de súplica.
—Louis... —Le advirtió, Louis sabía que debía callar.
—¿Por favor? ¿Por favooor? —Pero no lo hizo.
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HISTORIA DE VERANO
FanfictionLouis Tomlinson terminó su primer año en la universidad de Londres, sintiéndose lleno de ilusión al saber que podría volver al pequeño pueblo costero donde su familia residía. Incluso podía imaginarse los gritos que daría su hermana menor cuando se...